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im veterinaria
El también cirujano explica que le marcó mucho “
la gran pro-
fesionalidad
” de sus colegas británicos. “
Allí debes seguir las
normas de conductas y código deontológico del RCVS, era obli-
gatorio dar servicio de urgencias 24h –o tú o derivándolas–, hay
denuncias por mala praxis y te das cuenta que tu ‘yo profesional’
está muy regulado y que cobras acorde con tu valía
”, apunta Rie-
ra. “
En Reino Unido los veterinarios disfrutan de un prestigio pro-
fesional mucho más alto que en España
”, destaca.
El principio de todo
“
Muy posiblemente debo a esos inicios lo que soy ahora
”, afir-
ma el propietario de Aragó Hospital Veterinari. “
Introducirme
en la cirugía y traumatología
de manera intensiva a los 23
años me ha dado unas tablas
que no hubiese adquirido de
otra manera
”, prosigue Riera,
quien también realizó cursos
de formación (certificado del
RCVS) en Cambridge con Dick
White y John Houlton, ambos
primeras figuras de la cirugía
veterinaria en los años 90.
“
Ellos me inculcaron la necesi-
dad de estudiar mucho y entrar
en el quirófano con un plan A,
B y C. Tuve suerte, encontré
algo que me apasionaba y los
medios para formarme en ese
campo
”, explica.
Adentrarse en la cirugía ve-
terinaria significó un primer
contacto con algunos equi-
pos de primer nivel, como el
TAC. “
¡Ultrecht me abrió los
ojos!”,
exclama el veterinario.
Y añade:
“Venía de estudiar
en Zaragoza y de hacer prác-
ticas en clínicas de Mallorca...
Llegar a un hospital veterina-
rio con especialistas en cada
campo, con servicio de UCI y
TAC, etc. me impresionó… Era
como un hospital de medici-
na humana y me quedé con
la copla de cómo debía ser la
medicina veterinaria.
”
Año cero
Con todo ese bagaje, Guillem
Riera Palou decidió volver a
Palma en 1998, donde fun-
dó Aragó Hospital Veterinari.
En él trabajan actualmente
27 personas. Para Riera, es
clave que los veterinarios
dispongan de un equipo de
ATV potente que les facilite
el trabajo: “
Intentamos evitar
que analíticas, vendajes, suero-
terapias y demás trabajos ruti-
narios sean realizadas por los
veterinarios. Nuestros ATV son
realmente buenos realizando
este trabajo, algo que nos per-
mite concentrarnos en tareas de diagnóstico, examen clínico e
interacción con el propietario.
”
A la hora de valorar las cualidades que más destacan del
equipo, Riera resalta dos conceptos, “
la capacidad técnica de
la persona, que puede entrenarse y desarrollarse, y la capacidad
de relación personal”.
Preguntado acerca de la importancia
que tienen, asimismo, la formación y reciclaje continuado
del profesional veterinario para enriquecer su ejercicio pro-
fesional, el propietario de Aragó explica que,
“al trabajar en
una profesión que cambia día a día, lo más importante es no
olvidar que debes dedicar muchas horas a leer y a estudiar por
tu cuenta”.
Él, en particular, suele asistir a los congresos euro-
Las urgencias, pilar clave
Las urgencias son una de las áreas más importan-
tes de Aragó Hospital Veterinari, algo que bebe de
la plena convicción de su propietario, Guillem Riera
Palou, de que cualquier hospital o clínica veterinaria
que se precie debe contar con ellas como servicio de
cabecera. “
Las urgencias han sido uno de los campos
que más nos ha permitido crecer, tanto en referencias
como en número de clientes
”, explica Riera. En 1998,
en Mallorca apenas existía un solo servicio de urgen-
cias y muchas clínicas unipersonales que no ofrecían
urgencias, una situación que Riera describe como
“e
xtraña, ya que en Reino Unido, si eres clínico, tienes la
obligación de dar servicio de urgencias personalmente
o contratarlo con otra clínica
”. Este veterinario recuer-
da cómo “
era un campo donde había mucho creci-
miento pero nadie lo aprovechaba
”, algo que le llevó a
implantarlo en su propio centro, donde actualmente
el 82% de los pacientes son perros, el 15% gatos y el
3% restante, animales exóticos. Durante los tres pri-
meros años, Riera estuvo de guardia cada día las 24h
del día, los 365 días del año. “
Fue duro pero permitió
que Aragó se convirtiera en lo que es ahora
”, concluye.