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Cuando esta especialista en dermatología comenzó, no había
unas herramientas tan eficaces como las actuales ni había unos
conocimientos de la patogenia de la enfermedad, de cómo se
desarrollaba tan a largo plazo. Se trataba sobre todo con cor-
ticoides. Explica que los corticoides, administrados de manera
repetida, provocan un debilitamiento de la piel y la predispo-
nen a infecciones. Sobre esa piel debilitada, se genera una in-
fección cutánea, que se intentaba tratar con antibióticos, pero
sin quitar los corticoides. Eso predisponía a enfermedades in-
ternas, como el síndrome de Cushing o la diabetes, “
que son
enfermedades que se pueden provocar por el tratamiento para
la alergia
”. Actualmente, “
la tendencia es disminuir en lo posible
la terapia sistémica, y hacer hincapié en la terapia tópica
”. Es de-
cir, si un perro se diagnostica como atópico, hay que intentar
conocer el grado de compromiso del propietario para bañar
al perro. “
Eso va a ser un determinante del éxito que va a tener
el tratamiento
”, recalca Cózar. Prosigue: “
Te puedes ir de aquí
con tres botes de champú, pero, si al primer o segundo baño, te
pone la casa hecha un desastre, te tienes que ir, y el perro se pone
nervioso, no lo vas a volver a bañar. Te sería más fácil darle una
pastilla, ¿verdad? Que el perro se ponga bien depende de que nos
comuniquemos, tú sepas qué nivel de dedicación le vas a poder
dar y yo voy a buscar una alternativa de tratamiento en función
de tu tiempo sin que eso perjudique la salud de tu mascota. Es
una terapia personalizada del dueño con su perro o su gato
”.
Por último, Cózar transmiteque, al igual que losperros, tienenmu-
chas patologías porque se pasan todo el tiempo dentro de casa,
en el caso de los gatos es“
sangrante
”. Expresa que están prepara-
dos para ganarse su comida durante su vida. Trepando, cazando.
Y creamos gatos tipo Garfield. Son gatos tristes y deprimidos. Y eso
hace que puedan tener enfermedades derivadas del estrés y de abu-
rrimiento, de no tener ningún aliciente en su vida
”, argumenta. Para
mantener a los gatos sanos, recomienda imitar en lo posible el
hábitat que podrían tener en la naturaleza ymantenerles mental-
mente activos. Avisa de que cualquier patología dermatología se
empeora con el estrés; y sobre todo el prurito, el picor.
mente cuando viene un animal rascándose
”, recuerda Cózar. Hay
que sospechar que pueda haber una implicación de pulgas. Y si
no la tiene, prevenir que las tenga.
Diferentes
Hay muchas diferencias entre perros y gatos en lo que a der-
matología se refiere. Por ejemplo, la manera de manifestar la
alergia en los gatos es mucho más variada que en los perros
y no hay una edad en la que empiecen los síntomas de mane-
ra estándar. “
Pueden tener síntomas cutáneos o respiratorios,
como el asma, que es poco frecuente en perros. Y la presenta-
ción de la alergia de los gatos tiene unos patrones que son dife-
rentes
”, confirma. En el gato, sobre todo son el prurito cérvi-
co-facial, que es prurito localizado en la cabeza y en el cuello;
la dermatitis miliar, que es una dermatitis que se caracteriza
por lesiones puntiformes, repartidas por el cuerpo. “
Acaricias
al gato y notas que tiene como costritas, que no se ven a simple
vista. Pueden ser lesiones del complejo granuloma eosinofílico,
que son lesiones ulcerativas, muy llamativas, muy pruriginosas,
que son casi exclusivas del gato
”, comunica. El cuarto grupo
es la alopecia extensiva, bilateral no inflamatoria. El gato, en
ese caso, se queda como desnudo. Parece que se le ha caído
el pelo, pero es el propio gato el que, lamiéndose, consigue
afeitarse como si fuera una cuchilla. Hay que averiguarlo re-
cogiendo pelos y analizándolos en el microscopio, compro-
bando que los pelos están sanos pero rotos por las puntas.
En los perros es diferente. Tienen una distribución sobre todo
del prurito en la zona ventral, en las axilas, en las ingles. Es
más parecida a la dermatitis atópica de las personas. Loca-
lizada en los pliegues, en el cuello, en el hocico, en las ore-
jas. Provoca mucha recurrencia de otitis. Provoca dermatitis
perianal, y respeta sin embargo la zona dorso-lumbar, que
en los gatos no se da como una caracteriza. En los perros,
esa zona no puede estar afectada. Cózar sugiere que, “
si lo
está, implica otra patología concomitante, generalmente una
alergia a la picadura de pulga
”.
La clave de la dermatología es conseguir que los dueños
cuenten todo al veterinario
El veterinario no va a juzgar al propietario. Lo que pretende es que el animal se cure. “
La clave de la dermatología es
conseguir que los dueños te cuenten todo
”, asevera Alicia Cózar. Muestra de ello es un caso de éxito que expone, de los
que ha tratado. Tres gatos persas llegaron a su centro remitidos de otra clínica, porque no les podían controlar los
hongos que tenían. Los dueños también estaban llenos de lesiones de hongos. A Cózar le costó varios meses, pero
al final logró cultivos negativos. “
Fueron dos gatos persas que se contagiaron porque los dueños compraron un rascador
de segunda mano, que estaba infestado por hongos. Al jugar los gatos, se contagiaron. Después, se lo transmitieron a los
dueños. Luego, introdujeron en la vivienda un tercer gato, que ya tenían comprado previamente al criador. Este tercer gato
también cogió hongos. La satisfacción fue descubrir que todo venía por el rascador de segundamano. Si no se identifica en
la historia ese rascador de segunda mano, la fuente de contagio habría seguido en la casa
”, narra. La clave es conseguir
una buena comunicación.
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