IM VETERINARIA #53

67 do”, -afirma-, “porque muchos problemas conductuales vienen causados o agravados por otros problemas clínicos del animal, y la conducta es una parte integrante fundamental del individuo, que no puede ser considerada por separado sino totalmente intrincada”. Veterinaria por vocación, la directora de Etolia – etología veterinaria trabajó como veterinaria clínica durante un tiempo, pero pronto se dio cuenta de que no era lo que realmente la “llenaba del todo”. Fue cuando empezó a interesarse por el comportamiento animal, lo que le hizo dejar el área de la clínica generalista y especializarse en el campo de la medicina del comportamiento como especialidad veterinaria. Sobre todo, por la atracción que sentía por la etología y el papel crucial que juega en la veterinaria, ya que proporciona las herramientas necesarias para entender y abordar los problemas de comportamiento en los animales. Por todas estas razones, y otras muchas que seguro descubrimos a lo largo de esta entrevista, Rosana Álvarez hace hincapié en la necesidad de acudir, cuanto antes, a un veterinario especializado en medicina del comportamiento. “Desde el primer momento en el que se decide compartir la vida con un animal, incluso antes de incorporarlo a nuestro hogar, yo abogo por acudir a un etólogo. Y, por supuesto, cuando se observa cualquier alteración de la conducta habitual, por leve que sea, ya que puede significar que al animal le está ocurriendo algo”, matiza. En este sentido, la experta aconseja que lo mejor es actuar siempre antes de que esa conducta avance, e identificar las posibles causas para poder establecer un plan de actuación, además de que se puede estar a tiempo de ayudar a nuestra mascota. “Esperar a que se soluciones solo nunca es una medida correcta”, señala. Prevención y tratamiento Asimismo, la etología ayuda a identificar causas subyacentes de conductas no deseadas, permite desarrollar estrategias de prevención y tratamiento, y, por otro lado, contribuye a mejorar la calidad de vida de los animales y su relación con los humanos. “Se trata, sin duda, de una especialidad de la medicina veterinaria que tiene una importancia creciente en la actualidad debido a varios factores, entre otros, el aumento de la población de animales de compañía, que hace que sea cada vez más importante comprender y gestionar su comportamiento; el desarrollo de nuevas técnicas de modificación del comportamiento, que permiten ayudar a esos animales que tienen problemas de conducta; y reconocer el bienestar animal como un derecho fundamental de los animales”, afirma Álvarez Bueno. Porque la etología también puede aplicarse en una amplia variedad de contextos, entre los que se incluyen la educación y el adiestramiento animal, la prevención y el tratamiento de problemas de conducta, la mejora del bienestar animal, la investigación científica, el diagnóstico y el trato amable en la clínica veterinaria. Y, por supuesto, la convivencia diaria. Aquí es donde tendría cabida, por ejemplo, la relación de apego entre el perro y su familia humana. Porque desde la perspectiva etológica, la relación de apego se puede definir como un vínculo afectivo y duradero que se caracteriza por una conexión emocional basada en la proximidad, la confianza, la interacción social y la seguridad. “Tenemos que tener en cuenta que los perros pueden desarrollar vínculos afectivos fuertes con sus cuidadores, buscando su compañía y respondiendo a señales de confort y apoyo emocional”, matiza la etóloga. De ahí la necesidad de tratar de entender el comportamiento de los animales y atender a su bienestar en general, especialmente si se producen situaciones en donde haya un conflicto entre el animal y su entorno, o entre el animal y su familia. “LA APLICACIÓN DE TÉCNICAS BASADAS EN EL RESPETO Y LA EMPATÍA SON FUNDAMENTALES PARA LOGRAR UNA CONVIVENCIA ARMONIOSA ENTRE ANIMALES Y HUMANOS” En este sentido, Rosana Álvarez nos comenta que la etología se debe conocer, tener en cuenta y aplicar en cualquier edad del animal. “La conducta se expresa desde antes de que el animal nazca y a lo largo de toda su vida, por lo que sería erróneo limitar la atención a una edad en concreto. Si bien es cierto que iniciar el abordaje desde la edad temprana permite prevenir problemas futuros. Esto se debe a que los animales jóvenes son más moldeables y más receptivos al aprendizaje, pero la etología puede aplicarse en cualquier etapa de la vida del animal. Incluso en animales adultos y geriátricos se pueden implementar estrategias eficaces para modificar el comportamiento y mejorar tanto el bienestar en general como muchas patologías”. Porque, como hemos señalado anteriormente, la etología es una disciplina que se centra en comprender el porqué y el cómo de las conductas animales, tanto en su entorno natural como en el doméstico. Aparte de ser una piedra angular en el objetivo fundamental de promover el bienestar integral de los animales.

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