IM VETERINARIA #46

79 im veterinaria Trabajo conjunto Si bien, Felipe Fuentes quiere dejar claro, antes de que continúe la entrevista, dos aspectos fundamentales relacionados con la etología. “Los etólogos clínicos intentamos basar todo nuestro trabajo, recomendaciones, tratamientos, etc., en evidencias científicas, publicadas en la actualidad. Por otro lado, la resolución de los problemas de comportamiento debe ser abordada de forma conjunta y en colaboración con veterinarios-etólogos, veterinarios-generalistas y veterinarios-especialistas en diferentes ramas, en otros profesionales, junto con los educadores caninos con conocimientos de modificación de conducta. Por ello, el trabajo en equipo es lo ideal”, matiza el especialista. Entre otros aspectos, la etología clínica o medicina del comportamiento se encarga de estudiar el comportamiento animal, además de abordar las alteraciones de los comportamientos. De ahí que lo ideal sea tratar estos problemas cuando el animal es un cachorro o en los inicios de las complicaciones conductuales. “Al igual que ocurre con otras disciplinas de educación animal, cuanto antes se apliquen las buenas prácticas etológicas, mucho mejor”, afirma Felipe Fuentes y prosigue: “De esta manera, bajaremos mucho la posibilidad de desarrollo de futuros problemas de comportamiento. En este sentido, mi recomendación sería asesorarse antes de adoptar al cachorro, ya que, desde que lamadre queda gestante se estarán haciendo las cosas de la mejor forma y al llegar el perro a la familia se sabrá como manejar mejor las situaciones que se presenten”. Aun así, el etólogo quiere dejar claro que, independientemente de la edad del animal, la aplicación de la etología será de gran ayuda para los animales en cualquier caso. “En ocasiones, también hay problemas que surgen en edades muy avanzadas, como en la disfunción cognitiva. En este caso concreto, también será necesario recurrir al etólogo clínico, aun cuando el animal no hubiera manifestado problemas de comportamiento durante muchos años”, matiza. Conductas heredadas Otra parte fundamental de la etología se encarga de estudiar si un comportamiento animal tiene bases genéticas o es aprendido. Preguntamos a Felipe Fuentes la diferencia entre ambos conceptos. “Las diferencias en el comportamiento entre individuos vienen marcadas por su genética y por el ambiente (aquí incluiremos tanto las experiencias como los distintos aprendizajes que se irán produciendo), así como por las interacciones que se producen entre ambos”. Y para explicarlo mejor, nos pone un ejemplo: “Un perro puede ser agresivo en su etapa adulta. Esto puede estar causado por una genética que le da mayor predisposición al miedo, pero, a su vez, podrá haber influido un periodo de socialización (desde sus tres semanas a los tres meses) deficitario, o bien por haber sufrido experiencias traumáticas con el paso del tiempo. La combinación de todos esos factores dará el resultado final”, concluye. Porque, como nos comenta, en determinados comportamientos, la genética tiene mayor o menor peso frente al ambiente, si bien siempre será una interacción entre ambos factores. “En general, en los perros, la heredabilidad de una conducta, es decir, la variabilidad determinada por factores genéticos, no parece tener un elevado peso respecto a factores ambientales, mientras que, en gatos, esa heredabilidad sí parece ser mayor. En gatos, por ejemplo, tendría mayor importancia en el carácter amistoso, es decir, si los padres son amistosos es más probable que los gatitos lo sean también”, destaca. A pesar de ello, sí ocurre que ciertas conductas, muy determinadas por los genes, no necesitan ser aprendidas para que se den. Es lo que los expertos llaman las conductas instintivas. Pedimos un ejemplo: “Un cachorro de perro de pocas semanas tiene la conducta innata de alejarse de su nido para eliminar orines y heces. A este cachorro, posteriormente, será sencillo enseñarle a que elimine en ciertas zonas, por ejemplo, reforzando cuando las usa. Conseguir esto con una oveja o un caballo serámucho más complicado, pues esa conducta innata de alejarse de donde duerme o come no está presente en sus instintos, en sus bases genéticas. Estos animales deambulan por los pastos, por lo que no necesitan mantener limpia una zona concreta. Y aunque luego nosotros lo metamos en una cuadra, seguirán eliminando en ella”, afirma Felipe Fuentes. “Al igual que ocurre con otras disciplinas de educación animal, cuanto antes se apliquen las buenas prácticas etológicas, mucho mejor”

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