IM VETERINARIA #44 ANUARIO 2022

57 anuario 2022 A nivel profesional, la veterinaria está experimentando un tiempo de cambio y reflexión. De eso no cabe duda, tras haber sido una pieza clave en la lucha frente a la pandemia del virus SARS-CoV-2 de origen zoonótico y adquirir una especial relevancia en el ámbito sanitario debido al auge del movimiento One Health, que involucra a médicos, farmacéuticos, veterinarios o biólogos, entre otras muchas profesiones relacionadas con la salud. No obstante, los veterinarios afrontan esta situación en una posición de desventaja, si se compara con el colectivo médico por ejemplo, mucho más organizado y cuyas reclamaciones se están haciendo oír y, en gran parte, están surtiendo efecto de cara a las administraciones, como pasa en el caso de los médicos de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid. “La falta de estructuración de los sindicatos veterinarios en España” es, en opinión de Manuel Martínez Domínguez, presidente de la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios-FESVET, la “gran carencia” que tienen actualmente. Habiendo pasado página en cuanto al carácter sanitario de los veterinarios, la otra gran cuestión es que conforman apenas “el 3,85%del total de los profesionales sanitarios que hay colegiados en este país”, muy lejos de las cifras de enfermeros o médicos. A nivel cuantitativo, unos 35.000 veterinarios colegiados; a nivel cualitativo, una importancia “muchísimo mayor”, señala Martínez, por lo que uno de los principales retos de FESVET es conseguir que se cree “una estructura sindical dentro del ámbito de las clínicas”, una parte muy importante del total de profesionales del colectivo que no está representada en las organizaciones sindicales. Para luchar, por ejemplo, en alcanzar la actualización de los salarios acordes al Índice de precios de consumo (IPC) que, en la actualidad, no está reflejado en el primer convenio colectivo veterinario logrado en 2018. En esta nueva revisión, FESVET no participa de las negociaciones debido a que su representatividad se reduce a la profesión, mientras que los sindicatos de clase (como Comisiones Obreras o UGT) engloban al total de trabajadores que tienen sindicados, sean del sector que sean. “Intentaremos influir de alguna manera en aquellos cambios ya articulados del convenio colectivo, como pueda ser por ejemplo el de las retribuciones y actualización en el incremento del IPC”, afirma Martínez. Por ello, la federación apoya la reciente campaña ‘Quiero que mi sueldo se actualice con el IPC actual’ lanzada por Convergencia Sindical Veterinaria (CONSIVE), un sindicato de servicios veterinarios de Las Palmas de Gran Canaria más extendido entre los veterinarios clínicos. Si bien FESVET también tiene afiliados a veterinarios del sector privado, su ámbito de acción es principalmente el de la parte pública, donde están más “estructurados y sindicados”. El de la equiparación de los salarios al IPC es solo el primero de los pasos de esta campaña que aspira a crear “una plataforma sindical profesional”. El segundo irá orientado a conocer, a través de una encuesta, qué prioridades consideran que tienen los veterinarios de las clínicas privadas a la hora de mejorar sus condiciones de trabajo. Una manifestación determinante El pasado 3 de abril, FESVET consiguió reunir en Madrid a más de 3.000 profesionales del sector en una manifestación para visibilizar todos los problemas que afectan a la comunidad veterinaria, pero que no son “capaces de catalizar”, explica Martínez. Allí, se reclamó el reconocimiento, de una vez por todas, de la veterinaria como profesión sanitaria. Y, aunque la legislación sí reconoce esta característica, las administraciones públicas no equiparan a veterinarios y “al resto de sanitarios del Sistema Nacional de Salud (SNS)”. Esto daría lugar a poder desarrollar especialidades dentro de la veterinaria. “Este es uno de los grandes retos que tenemos ahora: el desarrollo de la Veterinaria de Salud Pública y Comunitaria como especialidad, además de la veterinaria de animalario con todo el desarrollo científico y técnico” que debe tener en los hospitales de cara a estudios científicos con animales supervisados desde el punto de vista veterinario dentro del SNS. También permitiría, en la parte del control sanitario tanto primario como posterior, tener a profesionales como trabajadores públicos en cuanto a seguridad alimentaria y ambiental. Asimismo, el también presidente del sindicato de veterinarios de Castilla y León reclama que los profesionales sean incorporados a otras “especialidades multidisciplinares” ya en marcha y en las que participan biólogos, químicos o farmacéuticos. Pero no veterinarios. De las seis que existen en España, “en cinco de ellas deberían participar” personas formadas en Veterinaria. Por esta razón, FESVET ha solicitado una reunión con el presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios (OCV) para que reúna a la Conferencia de Decanos de Facultades de Veterinaria (CDVE), a las diferentes sociedades científicas, a los estudiantes de la carrera y, también, a los colegios profesionales y sindicatos profesionales, para constituir un grupo de trabajo que realice “un estudio suficientemente motivado” que sirva al Ministerio de Sanidad para desarrollar las especialidades veterinarias. Un rol importante que también deberían tener en la futura Agencia Estatal de Salud Pública que está gestándose. “Esperamos que haya un peso específico muy alto del sector veterinario, y que se creen realmente departamentos que gestionen adecuadamente toda la parte correspondiente a la salud pública y veterinaria, entendida en este amplio sentido de la palabra”, continúa Martínez. Ya que salud pública es higiene e investigación en los alimentos; la prevención y lucha de las zoonosis, además de estar donde se evite cualquier problema que en el hombre surja como consecuencia de la actividad que desarrollan en los propios animales y, entre otras cosas, en la seguridad ambiental Los veterinarios deberían tener un rol importante en la futura Agencia Estatal de Salud Pública que está gestándose

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