42 A pie de calle COMUNIDAD Con tres décadas al frente de la Clínica Veterinaria Arca de Noé, en Mérida, Inmaculada Morales sigue demostrando la misma pasión por el cuidado de los animales que el primer día. “El bienestar animal no se logra solo con cariño, sino también con revisiones veterinarias, vacunación, desparasitaciones, alimentación de calidad y atención médica cuando sea necesario”, afirma con convicción., y añade: “Prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades conlleva costes, y acudir al veterinario debe verse como una responsabilidad, no como una opción”. Desde 1994, su clínica ha acompañado a miles de familias y a sus mascotas en todas las etapas de la vida. “Nuestro enfoque es el de una clínica generalista, lo que nos permite seguir de cerca la evolución del paciente, desde sus primeras vacunas hasta los cuidados geriátricos”, explica. En Arca de Noé disponen de servicio de cirugía de tejidos blandos, diagnóstico por imagen y laboratorio propio, además de contar con profesionales externos en áreas como oftalmología o cirugía de mínima invasión. ¿CÓMO HA EVOLUCIONADO EL PAPEL DEL VETERINARIO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS? ¿CÓMO HA AFECTADO LA CRISIS A LA PROFESIÓN? ¿CUÁLES SON LOS RETOS DE FUTURO? EN A PIE DE CALLE NOS ACERCAMOS A LOS PROFESIONALES DEL SECTOR PARA RESPONDER ÉSTAS Y OTRAS PREGUNTAS. Inmaculada Morales (C.V. Arca de Noé, Badajoz) Para Inmaculada Morales, la medicina veterinaria es la materialización del enfoque One Health. “Nuestra profesión es esencial, interdisciplinaria y comprometida con el bienestar global. La salud humana no puede entenderse de forma aislada”, asegura. “Una Sola Salud no es solo un concepto: es una necesidad, y los veterinarios somos claves en su implementación”. La no obligatoriedad anual de la vacuna contra la rabia en Extremadura es, a su juicio, un retroceso. “La vacunación frente a la rabia en nuestra zona es vital. Debemos seguir criterios sanitarios y tener en cuenta siempre la opinión del profesional veterinario”, defiende. Respecto al sistema PRESVET, considera que “las nuevas exigencias administrativas suponen un incremento considerable de la carga burocrática, lo cual repercute directamente en el tiempo disponible para la atención al cliente”. “En la mayoría de los casos, los veterinarios de pequeños animales hacemos un uso responsable y racional de los antibióticos, basándonos en la clínica, la experiencia y, siempre que es posible, en pruebas complementarias”, explica. Por eso considera fundamental “fomentar una aplicación más ajustada y realista que no penalice a los profesionales que trabajan con rigor y compromiso con la salud animal y pública”. En su clínica promueven planes de salud personalizados, con programas de desparasitación interna y externa mediante pastillas, collares, pipetas o inyecciones, además de protocolos vacunales desde cachorro y recordatorios anuales. “Las enfermedades de transmisión vectorial están emergiendo, y la mejor manera de controlarlas es la prevención: evitar que los mosquitos proliferen, fumigar zonas de alta prevalencia, usar repelentes y mantener una vigilancia activa de los casos positivos”. Para ella, la sostenibilidad de las clínicas veterinarias pasa por la calidad y la cercanía. “La sostenibilidad se basa en ofrecer un trato personalizado y adaptarse a los avances tecnológicos para seguir creciendo como profesionales”. Y deja un consejo a las nuevas generaciones: “Que trabajen con ilusión, objetivos claros y nunca dejen de formarse”.
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