46 José Miguel Ruiz (C.V. Ruiz y Menta, La Rioja) y formarlo. “Lo más importante es inculcar en el cliente la trascendencia de la prevención desde el primer momento, tanto de zoonosis como en problemas de comportamiento, para tener una convivencia lo más duradera y de la mejor calidad posible”. Para este experimentado veterinario, la demanda más recurrente del colectivo es la presión creciente por parte de las instituciones. “Nos exigen requisitos ajenos a la práctica diaria de nuestro trabajo sanitario que nos consumen mucho tiempo y quebraderos de cabeza, a lo que hay que añadir la presión fiscal con un IVA del 21 %. Todo lo cual nos lleva en ocasiones a replantearnos la profesión”. Y es que la medicina veterinaria vela por la salud de todo. “Vemos continuamente mascotas, posibles transmisores de enfermedades, además del papel importantísimo en la salud emocional de nuestros clientes”. En cuanto al Real Decreto 666/2023: “Estoy de acuerdo con un control cada vez más estricto de la utilización de antibióticos, pero no creo que poner tantas trabas a los veterinarios para su prescripción y uso mejore en nada la calidad en la atención clínica, ni la salud en general, especialmente en pequeños animales”. Finalmente, José Miguel Ruiz se despide no sin antes advertir sobre la necesaria reflexión dentro del colectivo. “Somos los propios veterinarios los que tenemos que dar valor añadido a nuestro trabajo, dar calidad en el servicio, especializarnos para conseguirlo, y perder el miedo a cobrar por nuestros servicios”, asegura y concluye: “Solo así lograremos mantener la ilusión por una profesión cuya labor es cada vez más valorada en la sociedad, pero con unas condiciones de trabajo tanto para propietarios como para trabajadores cada vez más duras”. “NOS EXIGEN REQUISITOS AJENOS A LA PRÁCTICA DIARIA DE NUESTRO TRABAJO SANITARIO QUE NOS CONSUMEN MUCHO TIEMPO Y QUEBRADEROS DE CABEZA” Nos vamos hasta Calahorra, en La Rioja, para conocer la historia de José Miguel Ruiz, propietario de la Clínica Veterinaria Ruiz y Menta. “Desde que me licencié me he dedicado a los pequeños animales, primero haciendo prácticas en Canadá, EE. UU. y Escocia, y después como veterinario multitarea en mi propia clínica donde llevo 30 años”. El centro de José Miguel Ruiz es pequeño pero cercano, con un trato casi familiar que favorece el conocimiento personalizado de cada paciente, así como potencia una relación de confianza. “Somos tres veterinarios y una ATV, y pese a que nos dedicamos fundamentalmente a perros y gatos, a veces nos atrevemos con algún exótico”. La prevención es el abecé de la práctica clínica: “Estamos cada vez más enfocados en la prevención, controles de salud; y hacemos también cirugía, trauma, y mucha educación al cliente”. Por otro lado, uno de los ámbitos que más ha crecido en el pequeño-mediano centro veterinario es en aparatología. “La mayoría de las clínicas veterinarias hoy en día están sobreequipadas: prácticamente todas tenemos un aparato de rayos digital, laboratorio para analíticas sanguíneas, ecógrafo, pero muchos de ellos sin ser verdaderamente rentables”. Por el contrario, José Miguel Ruiz apuesta por “mimar” la relación con el propietario, educarlo
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