IM VETERINARIA #53

91 El sistema inmunitario es el escudo protector del cuerpo humano contra todo aquello que supone una amenaza, que pueda atacarlo, y es el encargado de mantenerlo saludable. En las enfermedades autoinmunes, este sistema que se supone que tiene que defender a la persona, se vuelve agresivo contra las propias células, órganos o tejidos sanos de cualquier parte del cuerpo. Las enfermedades autoinmunes normalmente son de origen hereditario, depende de la predisposición genética, aunque “hay factores que favorecen la autoinmunidad como las infecciones, la luz ultravioleta in vitro, el tabaco o los medicamentos antimicrobianos de uso pediátrico”, según indica Carlos Eduardo Olmos MD, FAAP de la Sociedad Colombiana de Pediatría, en el estudio Enfermedades autoinmunes en pediatría. Asimismo, destaca que las enfermedades autoinmunes que se suelen encontrar con más frecuencia son: alergias, enfermedad de Graves, Miastenia Gravis, Síndrome de Goodpasture, anticuerpos antineutrófilos citoplasmáticos asociados a la vasculitis, tiroiditis de Hashimoto, síndrome antifosfolípido, anemia perniciosa, pénfigo vulgaris, púrpura trombocitopénica idiopática, LES, artritis reumatoide, anemia hemolítica autoinmune y diabetes tipo I, entre muchas otras. Sin embargo, no solo debemos tener en cuenta los riesgos que conllevan las enfermedades autoinmunes. Cuando se somete a un paciente infantil a una intervención quirúrgica, debido a otra enfermedad que no tiene por qué ser autoinmunitaria, la persona pasa a ser parte de la población con inmunodeficiencia, que requiere consejos y recomendaciones para su exposición a agentes patógenos. En este sentido, “afrontar un tratamiento de por vida tiene implicaciones emocionales importantes. Pueden aparecer síntomas como la ansiedad o la depresión que tienden a disminuir en los primeros años tras el trasplante. Sin embargo, muchos niños continúan teniendo problemas emocionales, cognitivos, sociales y de comportamiento a largo plazo”, aseguran los autores del estudio Balancing the Risk and Benefits of Pet Ownership in Pediatric Transplant Recipients. Estos problemas acaban repercutiendo en la calidad de vida de la persona, lo que puede comprometer la calidad del trasplante. “En estas circunstancias, el contacto animal puede jugar un rol sustancial, dadas las evidencias de que este contacto genera beneficios en la salud mental”, comentan en el artículo. Y añaden que, teniendo en cuenta “el balance entre los beneficios psicológicos y los riesgos para la salud de la persona autoinmune o inmunodeprimida, queda claro que con unas buenas reglas de higiene y el cuidado veterinario con regularidad”, tener un animal ayuda con los procesos posquirúrgicos de los pacientes infantiles operados y con los pacientes con enfermedades autoinmunes. Una de las autoras de este informe es Ana Méndez, coordinadora del área de Pediatría e Inmunodeficiencias del Servicio de Pediatría Hospitalaria, Enfermedades Infecciosas y Tropicales de La Paz y miembro del Grupo de investigación Patología Infecciosa Respiratoria, Sistémica y Neurológica en la Infancia y Respuesta Inmunológica del Huésped de IdiPAZ, que entrevistamos en números anteriores de IM Veterinaria. En dicha entrevista nos explicó que el problema radicaba en posibles casos de zoonosis “miles de pequeñas enfermedades que se atajan con medidas higiénicas muy básicas” en los pacientes trasplantados. “Da rabia que por no ponerse unos guantes o no limpiar una zona de la jaula, un paciente coja una meningitis”. El inicio del proyecto La concesión en 2021 de una beca de ayuda a la investigación clínica de la Fundación Española de Pediatría (FEP) al proyecto de investigación Caracterización de colonizaciones por microorganismos potencialmente patógenos en niños inmunodeprimidos y sus mascotas fue el punto de partida del proyecto que se está desarrollando actualmente, según explica la doctora Dolors Canadell, presidenta de la FEP. “Una de las prioridades de la Fundación es la búsqueda de propuestas innovadoras para mejorar la salud de los niños y adolescentes ante los retos del momento actual. La interrelación salud humana, salud animal y medio ambiente y, en concreto, las implicaciones de la convivencia con animales domésticos es un buen ejemplo. Como pediatras debemos adoptar un papel cada vez más activo, formándonos, investigando y participando en programas preventivos frente a los factores relacionados con nuestro actual estilo de vida que causan enfermedad”, señala. Tras la gran acogida que tuvo el artículo, como señaló Ana Méndez, “me ha sorprendido el interés que ha despertado (…) muchísimos médicos y veterinarios quieren trabajar con esto”, ella misma pronosticó hace un año que se podrían “generar espacios de comunicación entre sanitarios para elaborar protocolos, guías, etc.”. “COMO PEDIATRAS DEBEMOS ADOPTAR UN PAPEL CADA VEZ MÁS ACTIVO, FORMÁNDONOS, INVESTIGANDO Y PARTICIPANDO EN PROGRAMAS PREVENTIVOS”

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