IM VETERINARIA #53

45 Pilar García tiene especial atención por la medicina del comportamiento. Nada más licenciarse en 1995, comenzó a trabajar en clínica de pequeños animales; no fue hasta más tarde -concretamente en 2014- cuando cursó el Máster en Etología Clínica de la UAB. “Mi dedicación a la medicina de la conducta fue aumentando hasta que, en 2020, me asocié y comencé el proyecto ‘Etovets Bienestar Animal SL’, y desde entonces me dedico en exclusiva a la etología clínica. Actualmente trabajo en solitario en el servicio Pilar García Espai de Conducta”. La etología clínica se encarga del diagnóstico y tratamiento de los problemas de conducta así como de la prevención de los mismos. “En mi trabajo diario realizo visitas diagnóstico, sesiones de modificación de conducta según la necesidad del caso concreto, clases de cachorros y educaciones de perros juveniles o adultos”, señala. Pilar García (Pilar García Espai de Conducta, Islas Baleares) Se trata de una especialidad relativamente joven, pero con un futuro prometedor. “Nuestra aportación va muy relacionada con el bienestar de los perros y gatos en la clínica y el de la familia con la que conviven, abordando los casos con la profesionalidad y la evidencia científica que se merecen”. ¿Qué es lo que más echa en falta en su profesión? Nos contesta “que no se nos tenga más en cuenta. Para empezar, se nos debería considerar sanitarios, además de reducir el IVA”. Esto, además, ocurre en una situación de cambios en el sector. “La clínica de pequeños animales, como muchas de las empresas pequeñas, está experimentando una gran crisis, y están creciendo los hospitales y los grupos inversores que compran y gestionan estas clínicas”, asegura Pilar García, y añade: “En España todavía no han entrado con fuerza los seguros médicos de mascotas, pero también podrían hacerlo”. En estas aguas revueltas, ¿por qué apostar? “Por la profesionalidad, sin duda. Debemos seguir siendo buenos profesionales bien formados en medicina veterinaria. Y una cosa muy importante: ayudarnos y apoyarnos entre nosotros”, valora, y añade: “Un reto importante es que se valore nuestra formación, y eso pasa por valorarnos a nosotros mismos”. Respecto a la etología clínica, asegura, es una especialidad con gran intrusismo: “Existen personas sin apenas formación que diagnostican y tratan problemas de conducta. De modo que otro reto esencial es luchar contra el intrusismo en la profesión veterinaria”. “UN RETO IMPORTANTE ES QUE SE VALORE NUESTRA FORMACIÓN, Y ESO PASA POR VALORARNOS A NOSOTROS MISMOS”

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