IM VETERINARIA #50

94 cienciación sobre la violencia, tema que ha sido considerado útil por el 100% de los profesores y un 97% de los menores implicados, o la gestión de los límites personales a través de la música y los perros, pretendiendo sentar las bases del respeto, la asertividad y la empatía. “En los últimos años han crecido exponencialmente las conductas de violencia en el entorno escolar, así como el ciberacoso a través de medios digitales. Es esencial tomar medidas de concienciación que supongan una estrategia de prevención, abarcando a los centros educativos, al profesorado y, en general, a la población. Ofrecer una mayor formación a este respecto a través de proyectos como el que nos ocupa, se ha vuelto fundamental para mantener una buena convivencia escolar, lo que a su vez repercutirá en la mejora del rendimiento académico, el bienestar y la autoestima de los menores, además de prevenir diferentes expresiones de violencia”, subraya Nuria Máximo. Espacio seguro Las cifras de acoso escolar son muy elevadas, aparte de que muchos de los casos no se detectan o se detectan demasiado tarde. De ahí que las herramientas personales de regulación emocional y de la empatía como regulador de las relaciones deben ser herramientas para luchar contra este acoso. “Por eso, las valoraciones de los niños y de los profesores siempre han sido muy positivas y aprecian cambios en el día a día después de trabajar estas sesiones y estos programas. De hecho, les encantaría que durara todo el año y que pudiera llegar a todo el colegio”. En este programa, en el que la labor de los especialistas terapeutas y los profesores es encomiable, también merece especial atención el papel desempeñado por los perros, los grandes protagonistas. En este caso, Mamba, Janis, Rock, Sira, Mel y Jimena conforman el equipo perruno. “Rock, Mel y Jimena son los veteranos y los que se ‘conectan’ a través de internet para enseñar a los niños valores importantes como el respeto a los mayores, el derecho de todos a ser cuidados en función de nuestras necesidades y el valor de cada uno independientemente de la edad. Sira es una de las perras protagonistas de las sesiones presenciales, junto a su guía Bea. Es una perra grandota y negra que se sale del ‘modelo’ de perrito que pueden imaginar, y con ella se trabaja el bienestar de los demás y la empatía hacia el otro. El perro actúa como un espejo de nuestras emociones y nos ayuda a identificar nuestro estado emocional en un momento determinado”, apunta. Así, por ejemplo, una de las actividades que se ponen en práctica para tratar las competencias de inteligencia emocional es la denominada “tren de las soluciones”, que permite a los niños expresar qué les preocupa, qué emoción les genera y qué necesitan para solucionarlo, logrando mejorar su autoestima, la relación con uno mismo y los demás. “Por medio de la creación de este espacio seguro para ellos, trabajamos con diferentes emociones comunes como el miedo, la tristeza, la rabia o el enojo, logrando generar, entre todos, un clima de confianza, respeto, empatía y escucha que les permite alcanzar mayor bienestar y felicidad”, finaliza Nuria Máximo. “Mediante la creación de este espacio seguro para los alumnos, trabajamos con diferentes emociones comunes como el miedo, la tristeza o la rabia”

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=