IM VETERINARIA #38

93 im veterinaria terios que la responsable de terapias de la Fundación Affinity define así: “Se busca que los perros sean fiables, equilibrados y controlables, que posean un comportamiento predecible, que resulten adecuados para una determinada tarea y que tengan capacidad de inspirar confianza, aparte, por supuesto, de estar bien adiestrados”. Cabe señalar que Fundación Affinity lleva más de 30 años impulsando las terapias asistidas para ayudar a personas en su mejora física, cognitiva, emocional y social. Una colaboración que viene de lejos con el Hospital Universitari General de Catalunya, gracias a la puesta en marcha de proyectos similares, con pacientes de otros ámbitos, de ahí que se extendiera la colaboración a la Unidad de Fragilidad del Hospital Sagrat Cor de Barcelona. Si bien, en este caso concreto, la terapia está más focalizada a la recuperación física del paciente. “Trabajamos mucho, por ejemplo, el sentido del equilibrio, con ejercicios encaminados a que el paciente tome conciencia de su cuerpo, lo que le va a permitir fortalecer sus extremidades inferiores. Y a pesar del estado precario de muchos pacientes, la motivación que tienen por trabajar con el animal hace que aguanten más tiempo en pie”, puntualiza Vila. Espacio seguro Con el perro como hilo conductor, la terapia consiste en la realización de diversos ejercicios de recuperación, pautados por los profesionales del hospital, de una forma más lúdica y motivadora. Porque trabajar con los perros hace que las sesiones de rehabilitación sean más amenas y emotivas, “y el factor emocional es clave para el éxito de la terapia”, destaca la responsable del Área de Fragilidad y Continuidad Asistencial del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona. Así, la simple presencia de los animales hace que estas personas se sientan más arropadas y tengan más motivación para asistir y participar. A través de esta y otras actividades, se crea un espacio que permite trabajar las emociones surgidas durante el proceso de recuperación para que los pacientes se sientan arropados y seguros. Porque como explica Cantero, la fragilidad adquirida al haber estado hospitalizados y la afectación psicológica derivada del aislamiento y la incertidumbre que han vivido “deja a los pacientes mucho más vulnerables. Nuestro trabajo está orientado a que los pacientes vuelvan a casa con la autonomía que tenían antes de ingresar”. Aparte de que puedan presentar problemas pulmonares, falta de aire al caminar, dificultad para respirar profundamente, deficiencias musculoesqueléticas, debilidad en las extremidades o mínimos síntomas cognitivos para poder participar y colaborar, entre otros. En este sentido, por medio de la interacción con el perro y de distintos tipos de actividades, en las que los profesionales trabajan de forma totalmente coordinada con los fisioterapeutas, el animal se convierte en el centro de la acción. “Solo así podemos incidir en las necesidades de estos pacientes y crear un espacio seguro para trabajar las emociones que surgen durante el proceso de recuperación”, concluye Cantero. Algunos de los ejercicios que se plantean están dirigidos a mejorar el equilibrio, de la movilidad de los pacientes, la estabilidad física, la fuerza en las extremidades y la reducción del riesgo de caídas. Porque, tal y como señala el responsable de fisioterapia del Área de Fragilidad, David Pérez, “la importancia del trabajo del fisioterapeuta es fundamental para que el paciente gane autonomía en marcha y desplazamiento, actividades de la vida diaria, evitar el riesgo de caída y recuperar la fuerza de las extremidades inferiores”. Unos beneficios de trabajar con perros que, como destacan tanto desde la Unidad Integral Multidisciplinar para el Abordaje de la Fragilidad del Hospital Universitari Sagrat Cor (HUSC) como desde Fundación Affinity son muy variados. Por ejemplo, ayuda en aspectos fisiológicos, como la relajación y la disminución de la presión arterial; motrices, como la mejora de la motricidad fina y gruesa, el aumento de la movilidad y de la coordinación bimanual y óculo-manual; cognitivos, favoreciendo todos los procesos de aprendizaje, la atención y la concentración; emocionales, ya que mejora la expresión verbal y no verbal, la disminución de los niveles de ansiedad y aumento de la autoestima; y, por último, beneficios relacionales, pues mejora la comunicación, la capacidad de escuchar al otro y de trabajar en equipo, entre otros. De tal manera que el perro trabaja como elemento motivador tanto a nivel físico como emocional, por lo que el contacto del paciente con el animal le ayuda a reducir su ansiedad y mejorar su estado emocional.

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