IM VETERINARIA #38

55 im veterinaria gigantes, “la más prevalente es la cardiomiopatía dilatada”. Sin embargo, en los gatos, la enfermedad más habitual es “la cardiomiopatía de fenotipo hipertrófico”. Al igual que ocurre en medicina humana, prosigue Monge, “la prevalencia de enfermedades cardiovasculares aumenta en los grupos de edad más elevada”. En este sentido, manifiesta que en veterinaria “estamos observando un aumento en la esperanza de vida de nuestros pacientes, en todas las especies y razas, lo que produce que tengamos más pacientes geriátricos y, por tanto, la prevalencia e incidencia de enfermedades cardiovasculares está aumentando”. Por ello, asegura, “los cardiólogos veterinarios estamos buscando constantemente terapias o protocolos terapéuticos que retrasen al máximo posible la aparición de la sintomatología de estas enfermedades, o incluso terapias que tengan un efecto curativo, como puede ser la cirugía de reparación de la válvula mitral”. Prevenirlas, no obstante, “en muchos casos es complicado”, afirma el cardiólogo. Si bien, explica que “podemos prevenir enfermedades secundarias, como la hipertensión arterial, hiper/hipotiroidismo, déficits nutricionales, etc., en general, muchas de nuestras enfermedades tienen un componente degenerativo y crónico, o presentan un componente genético/hereditario”. En las degenerativas y crónicas expone, “buscamos retrasar su avance el máximo tiempo posible, hasta que se muestren síntomas clínicos en los pacientes, y para ello es necesaria la implicación del veterinario y del propietario, para realizar un correcto seguimiento y empezar en el momento más adecuado con las terapias médicas”. Respecto a las enfermedades con un componente hereditario, se trabaja en la realización de programas de screening de las enfermedades cardíacas, “ya que, cuanto antes detectemos a estos pacientes, mejor pronóstico tendrán”. En este caso, en España “todavía no tenemos protocolos concretos que impliquen a veterinarios, criadores o clubes de razas, por lo que vemos pacientes con predisposición racial que llegan a tener la enfermedad de forma sintomática sin que se les haya revisado con anterioridad, en muchas ocasiones por desconocimiento por parte de los propietarios”, lamenta el especialista. Es por eso que considera que los veterinarios, tanto cardiólogos como generalistas, “tenemos que mejorar este aspecto, la concienciación sobre este tipo de programas de ‘screening’ es una tarea pendiente”. Grandes avances en la práctica clínica En contrapunto, hay avances, tanto diagnósticos como terapéuticos, bastante destacables en los últimos años para la cardiología veterinaria. Como ya ha comentado, la realización de protocolos diagnósticos y terapéuticos estandarizados a nivel europeo o mundial para determinadas patologías “ha ayudado a aumentar la esperanza de vida, con calidad, de nuestros pacientes, así como a que se realice de una forma homogénea. Para mí eso es, posiblemente, el mayor avance”, subraya Monge. Asimismo, en cuanto a técnicas, considera que el avance de las técnicas endovasculares o mínimamente invasivas “tiene y tendrá un papel fundamental en la cardiología veterinaria, donde cada vez existen más técnicas para diferentes patologías que pueden dar soluciones a pacientes que antes solo tenían la terapia farmacológica paliativa como opción”. Del mismo modo, continúa, “el avance en las técnicas de cirugía cardíaca que se está observando a nivel mundial abre una puerta muy importante, dado que se están viendo técnicas que curan patologías como la enfermedad crónica de la válvula mitral, al tiempo que proporcionan una esperanza de vida casi igual a la de un animal sano”. Gracias a estas innovaciones, “se están consiguiendo mayores tasas de supervivencia, mayor tiempo de supervivencia, y que las enfermedades cardíacas no sean motivo de defunción o eutanasia de las mascotas en muchos casos”. Pero, sobre todo, el que para el especialista es el mayor avance, es que “estamos consiguiendo un mayor tiempo con calidad de vida para el animal, es decir, estamos aumentados los tiempos en los que el animal no presenta sintomatología clínica”. Con todo ello, por tanto, “avanzamos hacia un grado de especialización muy alto, como en la cardiología humana. Ya tenemos en España cardiólogos veterinarios muy especializados en ramas muy concretas, como puede ser el estudio de las arritmias cardíacas, en terapias endovasculares, en técnicas avanzadas de imagen, etc. Y poco a poco avanzaremos más hacia esa super-especialización”, deduce. Así pues, el experto cree que es una especialidad “con una capacidad de desarrollo increíble en los próximos años, y en la que se observarán avances que hasta ahora solo parecían al alcance de la medicina humana y que nadie pensaría que los veterinarios somos capaces de hacerlo; pero sí”. Eso sí, a la cardiología en pequeños animales le queda por aprobar alguna que otra asignatura pendiente. “Los problemas cardíacos, por desgracia, en muchas ocasiones no muestran externamente una sintomatología marcada. Es decir, a los propietarios les cuesta ver el problema porque externamente no se observan cambios significativos”. Por ejemplo, una arritmia cardíaca, en muchas ocasiones, solo produce intolerancia al ejercicio al principio. Por tanto, explica Monge, “cuesta mucho que el propietario sea consciente de que esa arritmia que ahora no produce sintomatología severa pueda producir problemas serios en un futuro”. Esto implica que en muchas ocasiones “prefieren esperar a realizar pruebas o procedimientos, como en este caso la colocación de un marcapasos y, por desgracia, cuando ya quieren hacerlo es porque el animal muestra sintomatología severa y en ocasiones es tarde”. Esa comunicación con los propietarios y concienciación “es una asignatura pendiente en la cardiología, así como los programas de ‘screening’ racial”, recalca. A modo de conclusión, sin embargo, el especialista reitera la “buena salud” de la que goza la cardiología veterinaria en España, “donde contamos con grandísimos especialistas; además, por norma general, son personas accesibles y con ganas, no solo de avanzar ellos, sino de que la especialidad avance como conjunto”. Y eso, remata, “para gente como yo, que somos jóvenes, es además de un impulso, un modelo a seguir, pudiendo conseguir colaboraciones que son buenas para todos y, principalmente, para nuestros pacientes”.

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