IM VETERINARIA #34

33 im veterinaria L a pandemia ha golpeado a todos los sectores, espe- cialmente al sanitario. Es sabido que la atención a los pacientes no Covid-19 se ha visto mermada, y que en muchos casos ha sido por el miedo a acudir a las con- sultas o a los centros sanitarios. Paradójicamente, en medici- na veterinaria ha ocurrido, justamente, al contrario. Montse Jorro , directora de SIC Veterinaria, no entiende bien el porqué, pero asegura que en su centro especializado en enfermedades cardio-respiratorias han estado trabajando muchísimo duran- te este tiempo. “No sé si es porque la gente tiene más tiempo, les dedica más tiempo a sus mascotas, y les presta atención a cosas que en el día a día no vería. Realmente hemos visto un aumento en controles, en revisiones e incluso en perros con patologías. No sabemos el motivo, porque la enfermedad la tienes haya pande- mia o no”. Quizás, reflexiona, el hecho de que el propietario haya estado más pendiente del animal pueda ser un factor importante. “Al principio pensamos que la gente quería salir y venían al veterina- rio para pasearse. Pero nada que ver, venían con enfermedades graves”. Esta situación temporal es el reflejo de lo que es hoy en día la cardiología veterinaria, una especialidad que tiene “bastante peso”, dentro de la medicina animal, porque actualmente “las mascotas viven muchos más años que antes, con lo cual muchos perritos acaban teniendo valvulopatías asociadas a la edad y el porcentaje de pacientes que se someten a pruebas cardiológicas es bastante alto”, tal y como expone Jorro. Al mismo tiempo, “la tolerancia por parte de los propietarios a hacer pruebas también ha cambiado mucho en los últimos diez o quince años”. Más años, sí, pero con calidad de vida En su opinión, va un poco en paralelo a la cardiología humana, en el sentido de que al vivir más tiempo , “muchos perritos que antes se morían en ocho o nueve años y no llegaban a tener val- vulopatías, ahora fallecen tranquilamente con 15 o 16 y muchos acaban desarrollándolas en mayor o menor grado”. En este sentido, le parece importante destacar que ha aumen- tado la supervivencia a largo plazo, pero la calidad de vida también. “La verdad es que antes, un animal con valvulopatía y con una insuficiencia cardiaca con edema pulmonar, se nos mo- ría. Y ahora los remontamos y los aguantamos mucho más tiem- po con mucha mejora calidad de vida”. Eso sí, a la veterinaria le resulta difícil decir cuántos años viven, “porque los perros realmente son muy resistentes y a veces ve- mos ecografías de las que pensamos que cómo pueden vivir con ese corazón y están incluso con calidad de vida”. Por lo tanto, es complicado determinar su esperanza de vida. “Primero porque se diagnostican a veces muy precozmente, con lo que podemos estar años haciendo el seguimiento a medida que la enfermedad vaya evolucionando, y tampoco hay un patrón, porque es una enfermedad muy variable”. En cuanto a las patologías más prevalentes en este campo de la medicina animal, el gran grupo de los perros con valvulo- patías asociadas a la edad, que suelen ser los de razas peque- ñas, a partir de los 8 o 10 años, es el más reseñable. En razas grandes se suele dar otro tipo de cardiopatías que afectan al músculo cardíaco, como las miocardiopatías arritmogénicas. En segundo lugar, destacan las enfermedades congénitas, que en afectan afectan a animales jovencitos, a cachorros. “Tam- bién podemos decir que tenemos mucha más casuística, es decir, ha aumentado con la pandemia y hay más conciencia de los pro- pietarios y criadores de valorar bien a los animales y se detectan muchas más patologías de este tipo. Además, tenemos equipos más potentes, con lo cual, detectamos antes”, comenta. Incluso si el problema del animal no es visible, expone Jorro. Suele haber dos opciones a la hora de detectar estas enferme- dades. Una es que el perro o el gato no tenga ninguna clínica, “pero en las revisiones que el propietario está más concienciado de hacer para vacunas, revisiones anuales, etc., el veterinario de- tecte alguna anomalía que le llama la atención e inicie las prue- bas”. O bien pueden ser los propios dueños quienes ven que su mascota se cansa más o, en suma, que tiene una cierta clínica que le llama la atención, y entonces pregunta a su veterinario. “Tenemos fármacos nuevos que han entrado y que nos han permitido controlar las patologías y alargar significativamente la esperanza de vida”

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