IM VETERINARIA #24

57 im veterinaria Demanda social “ En general, los veterinarios cada vez estamos más y mejor for- mados en cardiología felina ”, sostiene. De hecho, remarca que, en la actualidad, “ muchas de las universidades españolas están apostando en sus temarios por otorgar a estos pacientes la im- portancia que merecen, debido a la demanda social existente ”. Una demanda que además espera una asistencia veterinaria adaptada al animal: “ Los propietarios de gatos quieren veterina- rios que conozcan bien a sus animales y que los traten como a ga- tos, no como a perros pequeños. Cada vez están también mejor formados y son más exigentes con el servicio que se les presta ”. Al mismo tiempo, añade, las asociaciones de veterinarios y las empresas que ofrecen formación especializada al sector veterinario clínico se han hecho eco de esta necesidad y pre- sentan anualmente multitud de cursos y charlas en las que la cardiología felina tiene un lugar importante. Tras diferenciar entre patologías cardíacas congénitas de las adquiridas, Be- zos explica que el diagnóstico de cardiopatía en un gato pasa, generalmente, por la auscultación previa de un soplo. “ Aunque no todas las enfermedades que afectan al corazón de los gatos originan un soplo, este suele ser la señal de alarma para poner en marcha el protocolo diagnóstico ”, asegura. Dolencias Recuerda además que las patologías cardíacas congénitas más frecuentes en los gatos incluyen, principalmente, los defectos septales (auriculares y ventriculares), así como la displasia de las válvulas auriculoventriculares, entre otras, mientras que las cardiopatías adquiridas por excelencia en la especie felina son las cardiomiopatías, que afectan al miocardio y cuya presenta- ción fenotípica puede ser muy diversa. “ Existen cuatro tipos de cardiomiopatías bien diferenciadas: la cardiomiopatía hipertrófi- ca, la restrictiva, la dilatada y la cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho, así como un grupo de cardiomiopatías no clasifi- cadas que presentan características poco definidas ”, explica Bezos, que indica que algunas arritmias primarias también pueden aparecer de forma relativamente frecuente en los gatos. Por contra, las enfermedades del pericardio y los tumores son menos frecuentes que en la especie canina. También destaca que la enfermedad cardíaca en los gatos puede pasar desaper- cibida durante años, hasta estadios muy avanzados de la mis- ma. Por ello, hace hincapié en que “la auscultación detallada de estospacientesyladetecciónprecozdeunsoploesfundamentalpara diagnosticar la enfermedadantes de que se inicie la sintomatología ”. Síntomas Síntomas que en los gatos aparecen normalmente cuando la patología ya está muy avanzada, “ momento en el que se inicia la insuficiencia cardíaca congestiva, que es la acumulación de flui- dos en el cuerpo, especialmente en los pulmones y/o en el espacio pleural, debido a una incapacidad del corazón para realizar sus funciones de forma adecuada” . En estos casos, añade Bezos, “ podremos observar en el animal distintos grados de disnea o ta- quipnea, así como otros síntomasmás inespecíficos como letargo, debilidad y pérdida de apetito ”. Es menos frecuente la presencia Caso clínico: cardiomiopatí arritmogénica del ventrículo derecho de un gato de seis años Un ejemplo de cardiopatía difícil de diagnosticar sin los avances de que disponemos en la actualidad es la car- diomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. En este caso clínico, se trata de un gato común europeo, castrado, de seis años y cinco kilogramos de peso, con antecedentes de derrame pleural, en tratamiento con furosemida oral. En el momento del examen, el gato presentaba cierto grado de disnea restrictiva, con una frecuencia respiratoria de 35 rpm y una frecuencia car- díaca de 180 lpm. Las radiografías de tórax revelaron derrame pleural leve, con buena aireación pulmonar. La silueta cardía- ca aparecía agrandada. El hemograma y el urianálisis no mostraron alteraciones significativas. La bioquímica séricamostró niveles elevados de urea, creatinina y ALT. En la ecocardiografía en modo B, el lado derecho del corazón (tanto el ventrículo, como la aurícula) apareció moderadamente dilatado. El estudio Doppler reveló regurgitación tricúspide leve, sin encontrar evidencias de displasia tricúspide, ni de hipertensión pulmonar. Se observó escasa cantidad de líquido en el espacio pleu- ral. La ecografía abdominal reveló agrandamiento del hígado, con distensión venosa moderada. La electrocardiografía estándar de seis derivaciones mostró complejos ventriculares ectópicos, con mor- fología de bloqueo de rama derecha. La monitoriza- ción electrocardiográfica de veinticuatro horas (Holter) confirmó la presencia de frecuentes complejos ectó- picos ventriculares y, adicionalmente, rachas de ta- quicardia ventricular. Se instauró tratamiento oral a base de furosemida, benazeprilo y clopidogrel, con una nueva cita para revisión a los siete días. El paciente sufrió muerte súbita en su domicilio cuatro días tras el alta. En el examen post-mortem, el ventrículo y la aurícula derechos estaban muy dilatados. El miocardio auricu- lar derecho era fino, así como también la pared libre del ventrículo derecho y el tabique interventricular. A nivel histopatológico, se apreció que el miocardio de la pared libre del ventrículo derecho había sido reemplazado por tejido adiposo y fibroso. La fibrosis intersticial y de reemplazo pareció continuar desde la pared libre del ventrículo derecho hasta afectar el ta- bique interventricular. También se identificó un área de reemplazo de fibrosis dentro de la pared libre del ventrículo izquierdo. Así, se concluyó que los cambios observados en el corazón eran compatibles con car- diomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=