IM VETERINARIA #22

51 im veterina ria Respecto a los principales retos a los que se enfrentan los etólogos a la hora de educar a un animal, Laura Catalán nos explica que el principal es conseguir transmitir al propietario cuáles son los problemas que presenta su mascota, cuál es el origen de los mismos y las pautas de trabajo que deben lle- varse a cabo para solucionarlo. “Muchas veces nos encontramos con problemas crónicos, de varios años de evolución y que supo- ne un verdadero reto, no sólo para el etólogo sino también para el propietario, que tendrá que cambiar su rutina. Asimismo, el animal tendrá que adaptarse a las nuevas pautas para conseguir modificar ese comportamiento indeseado”. Un proceso que im- plica esfuerzo, tiempo y dedicación por parte del propietario, así como un seguimiento y mucha comunicación por parte del etólogo clínico. En cuanto a los problemas más reseñables de su labor como etóloga, Catalán bromea con el hecho de que los profesio- nales “no contamos con ninguna varita mágica que solucione un problema de conducta en pocos días u horas”. Una creencia errónea motivada por ciertos “shows televisivos”, que hacen creer a los propietarios de mascotas que “los resultados se- rán inmediatos y que dependen estrictamente del trabajo del etólogo. La realidad, sin embargo, es que para que la terapia etológica tenga éxito se requiere de una importante implica- ción por parte del propietario, quien realmente pondrá en fun- cionamiento el tratamiento a diario en su casa, eso sí, guiado en todo momento por el etólogo clínico” , afirma. De ahí que el éxito o el fracaso de cualquier terapia etológica depen- da, en gran medida, “del trabajo constante del propietario”. En este punto, la responsable de Pet&Vet nos detalla algunos ejemplos de problemas de conducta graves y complicados a los que han tenido que hacer frente. “Los problemas relacio- nados con el miedo y las conductas estereotipadas son los que suelen tener un peor pronóstico, ya que pueden tener un origen genético, por una mala socialización o experiencias traumáti- cas en el pasado. La genética es algo sobre lo que el etólogo no puede trabajar. Lo cual no significa que el problema no tenga solución, pero si necesitará más dedicación, tiempo y esfuerzo por parte de todos los actores implicados en la terapia”, defi- ne. “Por otro lado, las conductas estereotipadas (perseguirse el rabo, ladrar repetidamente, lamer partes de su cuerpo, cazar sombras o luces, etc...) constituyen también un reto en la con- sulta de etología, pues muchas veces se han visto reforzadas durante largos períodos de tiempo por el propio propietario, que consideraba divertidas dichas conductas. Se trata de ca- sos que requerirán un seguimiento más estrecho para evitar la frustración del propietario e incluso, en casos extremos, el uso de psicofarmacología para poder trabajar con estos pacientes”, puntualiza Catalán.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=