Durante años, la Farmacología Veterinaria se ha limitado a la quimioterapia y a los tratamientos hormonales. Hoy en día, el aumento del cuidado de los animales de compañía y las nuevas tecnologías hace que, más que nunca, sea necesario incrementar los recursos para disponer de nuevos tratamientos más especializados, que ...
Durante años, la Farmacología Veterinaria se ha limitado a la quimioterapia y a los tratamientos hormonales. Hoy en día, el aumento del cuidado de los animales de compañía y las nuevas tecnologías hace que, más que nunca, sea necesario incrementar los recursos para disponer de nuevos tratamientos más especializados, que sirvan específicamente para tratar y prevenir las enfermedades de los animales.
Hablamos sobre la importancia de la salud animal y su influencia en la salud humana con la doctora Anna Puigdemont, catedrática del departamento de Farmacología, Toxicología y Terapéutica de la Universitat Autònoma de Barcelona y cofundadora y consejera científica de UNIVET. “El cambio climático, el descubrimiento de nuevas patologías, el movimiento de los animales de un país a otro, y la repercusión que pueda tener la salud de los animales en la del hombre (“one world one health”) hace que debamos replantearnos el futuro de la Farmacología Animal como un área con retos todavía sin cubrir. Se deberá facilitar el acceso de los animales a tratamientos novedosos como los fármacos biológicos, la administración pública deberá ser rigurosa pero a la vez deberá facilitar la llegada al mercado de nuevos tratamientos, y el mercado de genéricos deberá desarrollarse con fuerza en clínica veterinaria para poder reducir los precios, facilitando su llegada a los países menos desarrollados”.
Concienciación
La doctora expone que, aunque todavía se está lejos de alcanzar el objetivo, cada vez hay más conciencia de la importancia de conseguir fármacos específicos para tratar las patologías más frecuentes en clínica veterinaria, y los antimicrobianos y vacunas son un claro ejemplo. “Los laboratorios cada vez están más abiertos a la clínica veterinaria aunque, sin duda, todavía falta mucho para llegar a niveles que aseguren una buena salud animal. Cada vez se utilizan menos los fármacos humanos para uso veterinario (off label), práctica tan común hace unos pocos años. Hoy día los laboratorios farmacéuticos buscan activamente tratamientos cada vez más específicos para la especie destino”, explica Puigdemont.
Un ejemplo de ello es la nueva vacuna para Leishmania canina, con una proteína recombinante construida a partir de la unión de cinco fragmentos de proteínas de Leishmania infantum. “Aunque se trata de la primera vacuna contra la leishmaniosis desarrollada en Europa con una proteína quimérica, hay pocas dudas de que en pocos años el mercado de productos veterinarios se verá inundado de productos biológicos, como está sucediendo actualmente en la farmacología humana”, afirma convencida.
En cuanto a la investigación en el área veterinaria, y dado que se trata de un mercado más reducido que el de la clínica humana, se apuesta por fármacos que se utilizan de forma más generalizada entre los animales como son vacunas, antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios y anestésicos. “Pero como ya he comentado, se está observando un mayor incremento de la utilización de los llamados productos biológicos, es decir anticuerpos, proteínas recombinantes etc. Compuestos que en principio deberían presentar menos efectos indeseables que los productos químicos, pero que deberán ser tan rigurosamente controlados por las Agencias Reguladoras como lo son los fármacos clásicos”, añade la doctora.
Innovación
Como en cualquier área científica, los avances e innovaciones también se aplican a la farmacología veterinaria, igual que los descubrimientos en otras categorías médicas. Tal y como afirma Puigdemont, “sin ninguna duda también en veterinaria hay interés por tratamientos innovadores basados en terapias celulares o tisulares, y la medicina regenerativa aplicada a animales es ya una realidad hoy en día. Sin embargo, deberemos ser cautos a la hora de valorar estos tratamientos y su eficacia, y ponerlos en el lugar que les corresponde, a veces el tratamiento más novedoso no es el más eficaz. Se están obteniendo resultados espectaculares con células madre pero ni sirven para curar todo ni se pueden utilizar en todos los animales y con cualquier pauta”.
La cautela es observada como necesaria en campos como la medicina regenerativa, que está consiguiendo avances interesantes en injertos de huesos. “Nosotros mismos hemos desarrollado un modelo de piel artificial para perro y caballo que permite cubrir grandes superficies del cuerpo después de una cirugía, traumatismo o quemadura”, reconoce la doctora, “pero se debe valorar caso por caso y adaptar las pautas terapéuticas para lograr conseguir buenos resultados”.
El proceso de investigación de cualquier fármaco es largo y complejo, tal y como expone la doctora. Uno de los momentos de mayor incertidumbre en la investigación de los fármacos actuales es el de la demostración de eficacia y seguridad en la clínica, ya que el punto de partida utilizado para predecir actividad son muchas veces ensayos preclínicos muy alejados de la realidad. “No obstante, los estudios de fase III son los más difíciles de superar debido a la inclusión de un gran número de pacientes, con toda la idiosincrasia que ello conlleva en cuanto a la aparición de efectos secundarios inesperados”.