Desde 2005, la influenza aviar ha supuesto un costo muy alto, con la pérdida de más de 500 millones de aves a causa de la enfermedad en todo el mundo [1]. Su devastador impacto se extiende más allá de la salud de las aves domésticas y silvestres, ya que constituye ...
Desde 2005, la influenza aviar ha supuesto un costo muy alto, con la pérdida de más de 500 millones de aves a causa de la enfermedad en todo el mundo [1]. Su devastador impacto se extiende más allá de la salud de las aves domésticas y silvestres, ya que constituye una amenaza para los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la salud pública. El reciente cambio en la ecología y epidemiología de la enfermedad ha aumentado la preocupación mundial, al haberse propagado a nuevas regiones geográficas. Igualmente, ha causado una mortandad inusual de aves silvestres y un aumento alarmante de los casos en mamíferos. La rápida evolución de la influenza aviar y los cambios en sus patrones de propagación [2] exigen una revisión de las estrategias de prevención y control existentes. A efectos de contener eficazmente la enfermedad, proteger la sostenibilidad económica del sector avícola y reducir los posibles riesgos de pandemia, deben reconsiderarse todas las
La propagación actual de la influenza aviar constituye una inquietud mayor para la industria avícola, la salud pública y la biodiversidad. Dada la reciente evolución de su epidemiología y la creciente circulación de la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) en animales silvestres, es posible que las medidas de bioseguridad más estrictas y el sacrificio masivo de aves de corral ya no sean suficientes para su control. Con la migración estacional de aves silvestres de norte a sur, los países han de estar preparados para un aumento de los brotes y considerar enfoques complementarios, como la vacunación, en consonancia con las normas internacionales vigentes en materia de sanidad y bienestar animal [3].
Datos clave
Consideración de la vacunación como parte de las medidas de control de la influenza aviar
Tradicionalmente, la IAAP ha sido motivo de preocupación principalmente en las aves domésticas, y su control se preveía a nivel de granja. Los patrones de transmisión actuales muestran que ahora circula en las poblaciones de aves silvestres, lo que impulsa su propagación no sólo entre diferentes explotaciones, sino también dentro de ellas. En la práctica, el aumento de la exposición ha dificultado proteger las granjas de la introducción de la enfermedad, a partir de la proximidad de granjas avícolas infectadas y de las aves silvestres.
Se ha producido un aumento mundial de los brotes de IAAP [4] y un incremento de la diversidad genética de las cepas víricas circulantes. Por lo tanto, el uso exclusivo de medidas de control sanitario no constituye ya una solución duradera para contener eficazmente la enfermedad. Una de estas medidas es el sacrificio masivo sistemático de aves de corral, que provoca grandes pérdidas económicas, tiene un impacto duradero en los medios de subsistencia y plantea problemas sociales, de bienestar animal y medioambientales. Debido a su impacto negativo en la sostenibilidad de las prácticas de producción y en la imagen de la industria avícola ante los consumidores, su aceptabilidad debe ser objeto de escrutinio.
Medidas como la vigilancia para la detección precoz y el seguimiento de los virus de la influenza aviar, las medidas sanitarias preventivas (bioseguridad) y las medidas de control (sacrificio selectivo, control de desplazamientos, cuarentena) siguen siendo el eje de cualquier estrategia de control de la enfermedad.
Sin embargo, la vacunación de las aves de corral ya no puede excluirse de las alternativas disponibles y debe considerarse como una herramienta complementaria. Si se justifica científicamente, ofrece diversos beneficios:
En determinados contextos socioeconómicos, la vacunación contra la influenza aviar puede contribuir a la sostenibilidad general de la industria avícola y a la conservación de los sistemas de producción al aire libre. Aunque tales sistemas no sean óptimos en términos de bioseguridad, a menudo son un patrimonio cultural. La vacunación también ayuda a mantener la salud de las aves domésticas y silvestres, garantizando un suministro estable de productos avícolas para los consumidores y preservando la biodiversidad. Además, los programas de vacunación con protocolos preestablecidos basados en el riesgo mejoran la preparación de un país ante un brote, tanto en la rapidez de la respuesta como en materia de anticipación ante la intensificación del riesgo.
Responsabilidades de los países que optan por la vacunación de las aves de corral
La vacunación contra la influenza aviar debe considerarse parte de una estrategia más amplia de prevención y control de la enfermedad que incluya otras disposiciones, como medidas de bioseguridad, vigilancia de la enfermedad para su detección precoz, respuesta rápida ante brotes y una estrategia de salida bien planificada. La vacunación puede ser una medida temporal dirigida a un mejor control de la situación de la enfermedad. Las autoridades veterinarias nacionales [6] son las encargadas de tomar la decisión de optar por la vacunación basándose en una evaluación del riesgo, que depende de varios factores y conlleva diversas responsabilidades, entre las que cabe citar:
La selección de las vacunas, los protocolos de vacunación y el seguimiento son componentes esenciales en el éxito de un programa de vacunación. El nivel de inmunidad de la parvada necesario para prevenir la transmisión depende de varios factores. En función de la epidemiología de la enfermedad, las autoridades veterinarias -en consulta con el sector avícola- pueden decidir vacunar sólo a determinadas especies en una selección de sistemas de producción [8].
Compatibilidad de la vacunación con el comercio seguro de aves de corral y de productos avícolas
Hasta la fecha, a pesar de la crisis mundial, la vacunación sólo se ha utilizado en un número limitado de países como medida preventiva, de emergencia o sistemática para proteger de la IAAP a las aves de corral u otras poblaciones de aves cautivas. La preocupación por las restricciones al comercio internacional obstaculiza su uso, aunque la inclusión de la vacunación como herramienta de control ha sido respaldada por las normas internacionales adoptadas por la Asamblea Mundial de Delegados nacionales de la OMSA.
Las restricciones comerciales injustificadas para las aves de corral y los productos avícolas procedentes de parvadas vacunadas tienen un enorme impacto en un sector que contribuye significativamente a la seguridad alimentaria y a la economía mundiales. De hecho, las exportaciones de carne de aves de corral representan el 11% de la producción total, mientras que las exportaciones de huevos suponen el 3% de la producción [9]. Las importaciones de reservas genéticas comerciales de aves de corral también son esenciales para apoyar los sistemas de producción de carne y huevos de todos los países Además, la carne y los huevos de aves de corral son una fuente de alimentos proteínicos de bajo costo, alta calidad y bajo contenido graso, que proporcionan
redistribución de productos básicos y beneficios económicos y apoyan los medios de subsistencia de los pequeños agricultores. Es vital mantener su comercio internacional y velar al mismo tiempo por la seguridad de estos intercambios. Esto puede garantizarse de dos maneras:
En acuerdo con las normas internacionales de la OMSA, el uso de la vacunación no afecta al estatus de un país o zona libre de IAAP si la vigilancia apoya la ausencia de infección. El comercio de aves de corral y productos avícolas puede realizarse de forma segura junto con la vacunación.
81% de los Miembros de la OMSA (107/133 respuestas) no recurrieron a ningún tipo de vacunación contra la influenza aviar en los pasados cinco años [10], mientras que 112 países y territorios notificaron la presencia de la enfermedad durante el mismo periodo [1].
Recomendaciones
El uso de la vacunación en aves de corral contra la IAAP sigue siendo decisión de cada autoridad veterinaria nacional en consulta con los productores avícolas. Deberá adaptarse al contexto epidemiológico y socioeconómico específico, y a las necesidades y capacidades de cada país o región.
La flexibilidad y la adaptabilidad son esenciales a la hora de encarar eficazmente la naturaleza dinámica de la enfermedad y la amenaza potencial para las poblaciones de aves domésticas y silvestres, así como para la salud pública. A continuación, se exponen algunas consideraciones clave en el campo de políticas nacionales.
Toma de decisiones
Según se describe en las normas de la OMSA [6], la decisión de vacunar a las aves de corral debe:
Seguimiento y evaluación
El mantenimiento de las vacunaciones deberá basarse en la evaluación periódica de los programas de vacunación con miras a reunir pruebas sobre su eficacia y ajustarlos según sea necesario, a partir de los datos de vigilancia y de los avances científicos.
Cooperación internacional, incluido el comercio
La aplicación de programas de vacunación contra la influenza aviar requiere un cuidadoso equilibrio entre el control de la enfermedad y el mantenimiento de un comercio internacional seguro. Antes de proceder a los intercambios, los socios comerciales deberán:
El diálogo multilateral y la adhesión a las normas de la OMSA son fundamentales para garantizar que si un país decide introducir la vacunación contra la influenza aviar lo hará de forma adecuada, sin riesgos sanitarios y sin que constituya una barrera innecesaria para un comercio seguro. Es fundamental proseguir los esfuerzos orientados a mantener abiertas las líneas de comunicación, minimizando así las interrupciones del comercio y protegiendo al mismo tiempo la salud y el bienestar de los animales, así como la salud humana y medioambiental.