Un estudio descarta el uso de glucocorticoides en patologías nerviosas en urgencias y cuidados intensivos

Las patologías nerviosas más frecuentes en urgencias veterinarias son los traumatismos encefálicos y medulares

13/12/2023

Un estudio del Departamento de Ciencias Clínicas y Medicina Avanzada de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), liderado por Yekaterina Buriko y publicado en Advances in small animal care bajo el título Controversies of and Indications for Use of Glucocorticoids in the Intensive Care Unit and the Emergency Room, trata ...

Un estudio del Departamento de Ciencias Clínicas y Medicina Avanzada de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), liderado por Yekaterina Buriko y publicado en Advances in small animal care bajo el título Controversies of and Indications for Use of Glucocorticoids in the Intensive Care Unit and the Emergency Room, trata el siempre controvertido uso de glucocorticoides en urgencias y cuidados intensivos, incluyendo, entre otras, las enfermedades neurológicas. Esta investigación concluye que, en este tipo de patologías, el uso de glucocorticoides está contraindicado, excepto en los traumatismos encefálicos con insuficiencia adrenal (CIRCI, por sus siglas en inglés) concurrente, en los que el empleo de metilprednisolona a dosis bajas reduce la apoptosis neuronal.

Los glucocorticoides son hormonas sintetizadas por la corteza de las glándulas adrenales, especialmente en situaciones de estrés, con la finalidad de derivar el metabolismo hacia la producción de glucosa y el aumento de la glicemia. Sus derivados sintéticos se emplean, principalmente, como fármacos antiinflamatorios o inmunosupresores en diversas enfermedades, como patologías respiratorias, articulares, inmunomediadas o nerviosas. Sin embargo, debido a las reacciones adversas que pueden producir, su uso es controvertido en algunas circunstancias, como es el caso de algunas enfermedades neurológicas.

Las patologías nerviosas más frecuentes en urgencias veterinarias son los traumatismos encefálicos y medulares. Las lesiones encefálicas producidas en los traumatismos se clasifican en primarias (daño físico directo del encéfalo causado por contusiones o laceraciones) y secundarias (ocurren en los días posteriores al trauma y se deben a cambios bioquímicos, como la producción de citoquinas y radicales libres).

En este tipo de traumatismos, se puede producir edema cerebral y aumento de la presión intracraneal, lo que aumenta la mortalidad. Los glucocorticoides se han estado empleando para el tratamiento del edema y por sus propiedades antiinflamatorias en traumatismos encefálicos. Sin embargo, su uso está contraindicado en esta patología porque estos fármacos producen hiperglicemia, lo que aumenta la producción de radicales libres en las células cerebrales y el edema, empeorando el cuadro y aumentando la mortalidad.

Algunos pacientes críticos con traumatismo encefálico desarrollan CIRCI de forma concomitante, lo que se debe a que dicho traumatismo afecta a la pituitaria o al hipotálamo. En estos casos, sí que está recomendado el uso de metilprednisolona a dosis bajas. El empleo de este fármaco a dosis altas inhibe la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH), lo que aumenta la apoptosis de las neuronas hipotalámicas CRH positivas. Por el contrario, el uso de metilprednisolona a dosis bajas ejerce un efecto protector al inhibir la apoptosis de este tipo de neuronas.

En el caso de los traumatismos medulares, en las que se incluyen las hernias de disco, el uso de glucocorticoides a cualquier dosis está contraindicado. En ninguno de los estudios realizados se ha observado que la administración de estos fármacos produzca mejora alguna de la patología nerviosa, mientras que sí provocan reacciones adversas. Los efectos no deseados más frecuentes que producen son infecciones del tracto urinario y signos gastrointestinales diversos, como vómitos, diarrea, úlceras y sangrados digestivos.

En los casos de meningitis infecciosa en humanos, se emplean dosis antiinflamatorias de dexametasona cada 6 horas antes o con la primera administración de antibiótico y durante cuatro días. Se ha visto que ayuda a reducir la inflamación producida por la infección y la administración de antibióticos, lo que impide que incremente la lesión neuronal y empeoren los signos. Si bien no existen evidencias de su utilidad en veterinaria, los investigadores sugieren la realización de estudios para considerar el uso de dexametasona en el tratamiento de meningitis bacterianas con la finalidad de prevenir el empeoramiento de los signos clínicos y los efectos perjudiciales de la antibioterapia.

Por lo tanto, y según el estudio, en el manejo del paciente crítico con un traumatismo nervioso el uso de glucocorticoides está contraindicado porque agrava el cuadro del paciente, excepto en los traumatismos encefálicos con CIRCI concurrente, en los que el uso de metilprednisolona a dosis bajas reduce la apoptosis neuronal. Asimismo, puede considerarse su empleo en casos de meningitis bacterianas.

En relación con otras patologías tratadas en esta investigación, el estudio concluye que la administración de glucocorticoides podría considerarse en casos de neumonía grave y en pancreatitis, mientras que puede ser potencialmente útil en el tratamiento de la inflamación de las vías respiratorias altas. Asimismo, sugiere la administración temprana de glucocorticoides para una extubación traqueal exitosa. Sin embargo, no existe evidencia para recomendar el uso rutinario de glucocorticoides en anafilaxia

Por otra parte, el estudio señala que las recomendaciones para la mayoría de las posibles indicaciones para el uso de glucocorticoides proceden de la literatura humana, por lo que "se necesitan con urgencia estudios veterinarios para un enfoque basado en la evidencia".

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