Joaquim López-Grado es el responsable de un servicio de oftalmología ambulante (Ova), pero su historia no empieza ahí: después de terminar sus estudios en veterinaria por la UAB, realizó varias estancias en clínicas y hospitales, y durante 20 años estuvo trabajando en su propia clínica.

¿Cuál es tu trabajo diario? "Ofrezco un servicio de oftalmología ambulante, es decir, cuando las clínicas tienen casos que no saben resolver o que se han complicado, me consultan y si hace falta me desplazo hasta allí. También cuento con el apoyo de IVO para pruebas y cirugía complejas".

¿Qué resaltaría de su campo? "Sin duda, el tratamiento de la queratoconjuntivitis seca con células madre es lo más novedoso y esperanzador, ya que es una patología que afecta a muchas de nuestras mascotas y los tratamientos actuales no suelen ser efectivos".

Siendo un gran apoyo a las clínicas, ¿cómo ha vivido el Covid-19? "Sinceramente no ha cambiado mi día a día. Tomo las medidas estándar: llevo mascarilla, solo entra un cliente en la consulta y no tengo problemas para desplazarme a las clínicas porque son desplazamientos por motivos laborales. Por suerte eso no ha modificado mi trabajo".

Lo que sí ha evidenciado la pandemia es la escasa consideración del colectivo por parte de las autoridades a la hora de tomar decisiones relacionadas con la salud. "No se nos ha tenido en cuenta", lamenta Joaquim López-Grado, y continúa: "A la vista está. No he visto ni leído a ningún asesor del gobierno que sea veterinario".

Paradójico pero cierto. Más aún en un sector que está aquejado de condiciones precarias y exceso de licenciados, entre otras demandas. "Reclamamos horarios y sueldos dignos. Es esencial para el buen funcionamiento de la profesión".

Y en este contexto ¿qué puede hacer el veterinario? "Sencillamente trabajar bien: hay que seguir formándose y ser honrado. Ser lo que en esencia es un veterinario: profesionales que curan animales", asegura Joaquim, y concluye: "Todavía hay demasiadas personas que creen que solo nos importa el dinero. Tienen que entender que los conocimientos valen dinero, al igual que ocurre en otras profesiones".

El cliente de hoy en día ¿está informado? "Sí lo está, pero no tiene criterio. De ahí que debamos orientarle para que conozca lo que es correcto y lo que no lo es. Si confían más en Internet que en nosotros quizás es que no hemos transmitido bien esa información".

El exceso, como hemos dicho, es uno de los problemas que más preocupan al colectivo. "No puede haber más oferta que demanda. Si seguimos formándonos y demostrando nuestra aportación a la sociedad, esta profesión tiene un gran futuro. El reto es dejar de culpar a causas externas y analizar qué hacemos bien y qué mal para cambiarlo".