Probióticos para ayudar al equilibrio de la microbiota intestinal de los perros

Una correcta microbiota intestinal es clave para que los perros puedan llevar una vida sana. Por ello, el uso de probióticos se presenta como un complemento ideal tanto en perros que tienen desequilibrios intestinales como en perros sanos.

03/09/2020

El microbioma es el conjunto de genomas de todos los microorganismos, o microbiota, de un entorno dado. Como en los humanos, los perros también cuentan con microbiota intestinal, conocida como flora intes­tinal. Cuando nos referimos a ella estamos hablando de un conjunto de bacterias beneficiosas que se encuentran mayo­ritariamente y ...

El microbioma es el conjunto de genomas de todos los microorganismos, o microbiota, de un entorno dado. Como en los humanos, los perros también cuentan con microbiota intestinal, conocida como flora intes­tinal. Cuando nos referimos a ella estamos hablando de un conjunto de bacterias beneficiosas que se encuentran mayo­ritariamente y de manera natural en el intestino, pues pueden beneficiar tanto al sistema digestivo como al inmunológico.

Este conjunto de bacterias cuenta con una serie de funciones: proteger el sistema digestivo ante bacterias patógenas; inter­vienen en la digestión de alimentos y son indispensables para la correcta absorción de los nutrientes; estimulan el sistema inmune, y ayudan a que las mascotas cuenten con un nivel co­rrecto de energía.

Los desequilibrios en la flora intestinal pueden repercutir ne­gativamente en la salud del perro. Hinchazón y dolor abdomi­nal, diarrea o aumento de gases intestinales son solo algunos de los síntomas que pueden padecer los perros en caso de sufrir un desequilibro. Estos desequilibrios pueden producirse debido a cambios en la alimentación, el tratamiento con an­tibióticos, el estrés, el envejecimiento o el medio ambiente, entre otros.

Amplios beneficios

Pese a que todavía no hay muchos estudios relacionados con el tema, los beneficios de los probióticos son popularmente conocidos desde hace siglos. Así, estos productos, que contie­nen directamente las cepas de bacterias beneficiosas, pueden ser útiles para tratar problemas como la diarrea, las enferme­dades intestinales o la acumulación de gases. Asimismo, están indicados para la posible prevención de infecciones urinarias y la reducción de reacciones alérgicas. Los probióticos, además, producen ácidos grasos de cadena corta que inhiben el cre­cimiento y la actividad de bacterias nocivas, como la E.Coli, la Salmonella o el Clostridium Perfringens. Y también mejoran el pelo y la piel de los animales.

Hoy en día, en el mercado podemos encontrar diferentes va­riedades, tamaños y formas de probióticos para nuestras mas­cotas. Por ello, y debido al amplio abanico de posibilidades, es mejor apostar por un probiótico específicamente diseñado para las mascotas, y no de humanos. Cada uno de estos pro­bióticos de uso veterinario, está formado por uno o diferentes tipos de bacterias, y está indicado para una determinada fun­ción. Así, algunas de las cepas más comunes entre los suple­mentos probióticos para perros encontramos:

- Enterococcus faecium
- Lactobacillus acidophilus
- Lactobacillus casei
- Lactobacillus plantarum
- Bifidobacterium bifidum
- Bifidobacterium animalis

Administración segura

Los probióticos se administran por vía oral y siempre en fun­ción del peso del perro, siguiendo las unidades formadoras de colonias (UFC), que es su unidad de medida. Para una mayor facilidad de administración, se suele incluir en su comida o en alguna golosina que el animal vaya a comerse.

El uso de probióticos en perros se considera totalmente se­guro, pues, a día de hoy, no hay casi efectos secundarios co­nocidos. Para elegir un buen probiótico, que tiene que ser un producto de buena calidad, es indispensable seguir estos consejos: apostar por un probiótico específicamente diseñado para perros; elegir un probiótico que cuente con un nombroso número de microorganismos, y a ser posible de varias cepas, pues los productos multicepa han demostrado ser más efica­ces; que cuente con la etiqueta de Bruenas Prácticas de Elabo­ración (GMP); tienen que ser resistentes a la acción de los jugos gástricos y biliares para que de esta manera lleguen biodispo­nibles al intestino; escoger probióticos con seguridad biológi­ca probada, lo que demuestra que las cepas no son portadoras de resistencias antibióticas ni son patógenas.

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