Desde que Felipe Frutos abriera Clínica Vete­rinaria El Parque en 2007, muchos han sido los esfuerzos hasta convertirse en un centro de referencia en la comarca. "Aspiramos a serlo no tan solo en Toledo, sino también en otras provin­cias como Ávila o Cáceres, ya que es una zona en donde a la gente le queda muy lejos otras ciudades importantes y no se podían desplazar a realizar determinados tratamientos".

Y es que más de 50 clínicas veterinarias de la zona cuentan ya con sus servicios para remitirles casos com­plejos de cirugía, traumatología, oftalmología, oncología y medicina felina, así como la realización de TAC y ecografías para diagnosticar determinadas enfermedades. "Lo que en un principio parecía muy complicado y bastante arriesgado se ha convertido en una bonita realidad, puesto que hemos generado un mercado que antes no existía, debido a que los clientes no estaban dispuestos a desplazarse a Madrid".

En concreto, Felipe Frutos se ocupa del área de cirugía y traumatología a tiempo completo. "Recibimos a diario casos de perros o gatos con problemas ortopédicos o cojeras, ya sea remitido por otros veterinarios de la zona, ya sean clientes que buscan una opinión de especialista. Tras verlos en consulta y explorarlos en muchos casos es necesaria una sedación para llevar a cabo un estudio radiológico o un TAC. Una vez hecho esto, muchos de estos pacientes tienen que pasar por cirugía para poder resolver sus problemas".

Sin duda, los avances son una marca consustancial a la pro­fesión. "Uno de los mayores cambios en nuestra especialidad es tener a nuestra disposición una variedad de implantes para las cirugías que antes eran casi ciencia ficción. También ha ayudado el avance en los sistemas de diagnóstico por imagen como TAC, resonancias o artroscopia".

Innovación junto con tecnología y formación especializada, la mejor apuesta de futuro. "Si algo nos caracteriza en estos últimos años es que no nos hemos dormido en los laureles. Hemos seguido invirtiendo mucho, tanto a nivel material como a nivel de formación profesional".

Pero el camino no está exento de dificultades. "Actualmente tenemos un problema muy grande a nivel de la presión fiscal a la que estamos sometidos. La subida del IVA ha sido absorbida en la mayoría de los casos por los centros veterinarios disminuyendo mucho nuestro margen". A ello se suma la reciente aparición de un convenio colectivo. "Debería conseguir aumentar el sueldo de todos los veterinarios asalariados, lo que haría que los precios de nuestros servicios estuvieran más acordes con lo que realmente valen".

Y en cuanto al cliente ¿cómo fidelizarlo? "Está muy claro, la clave es la especialización y la inversión en equipos que se pue­dan rentabilizar a corto-medio plazo. El objetivo es ofrecer a los clientes un servicio de alta calidad que no puedan encontrar en otros sitios".

Por tanto, una apuesta decidida por la especialización y por la revalorización de servicios y clínicas. "Tenemos que abandonar la mentalidad de `tenderos´, es decir, clínicas con una parte impor­tante de la facturación basada en la venta de productos. Por el contrario, debemos dotar de valor nuestros servicios y cobrar bien por ellos, ya que aquí no nos puede hacer nadie la competencia".

Una profesión con grandes perspectivas de futuro. "Es una profesión muy bonita y vocacional, pero es importante que nos demos cuenta de que también es nuestro medio de vida, y por eso tenemos que aportar valor a nuestro trabajo y que los clientes lo perciban, cambiar su percepción hacia nosotros y que nos vean como cualquier otro sanitario más".