Natalia Pérez siempre tuvo claro cuál era su objetivo: trabajar por la salud de los animales. Y así lo ha puesto en práctica desde que en 2003 se licenciara por la Universidad de Santiago de Compostela. "Me gusta decir que soy médico de familia, regento una clínica cercana y familiar en la que nos encargamos de todo lo necesario, tanto en medicina preventiva como en tratamiento y seguimiento de enfermedades agudas o crónicas".

Desde hace unos años Natalia se ha especializado en dermatología. "Centro mi actividad en la medicina interna de perros y gatos, y en especial en los problemas de la piel". Y es que Clínica Veterinaria Kerry Blue apuesta por la medicina preventiva. "Recientemente hemos incorporado planes de salud intentando abrir un camino más especializado a la medicina preventiva; podemos cubrir así un aspecto que considero básico en la medicina veterinaria del futuro".

Pero ¿cuáles son los beneficios del control preventivo de la salud? "Por un lado, contribuye a prolongar tanto la calidad como la cantidad de vida de nuestros pacientes, y por otro, nos permite que estén más tiempo libres de enfermedad". Y, ¿en qué consiste la medicina preventiva?: "Dentro de nuestro programa de acción contamos con vacunaciones, desparasitaciones, identificación, asesoramiento en comportamiento..." Junto a estas mejoras, otra área de expansión es la oncología. "Cada vez tenemos más casos de animales con tumores para los cuales podemos ofrecer mejores tratamientos que aumentan la esperanza de vida de los pacientes".

Concisa y clara, también le quisimos preguntar cuáles son los principales problemas del colectivo, su respuesta: una regulación adecuada de la Ley del medicamento, más cohesión entre compañeros y menos medidas impositivas. "Es importante adaptar la regulación a las necesidades actuales. Hoy en día los veterinarios no podemos vender medicación, lo que provoca que en demasiadas ocasiones los tratamientos no puedan realizarse correctamente por falta de disponibilidad, y sobre todo de formación en las farmacias".

Y, si a esto le añadimos el aumento de la competencia y la guerra de precios desatada con la crisis, la situación no invita a ser muy optimista. "Existen dos cuestiones claves: por un lado, la relación calidad/precio, esto es, el cliente tiene que percibir que es justo el dinero invertido en nuestros servicios, pero para eso debemos comunicar de forma útil y efectiva. Por otro lado, los veterinarios tenemos una deficiencia enorme en marketing". Entonces, ¿cuál es la solución? "Adquirir formación especializada en esta área que nos permita poner en valor nuestro trabajo, y conseguir que la visita a la clínica sea para el cliente lo más agradable posible, de manera que quiera volver".

Además de esto es necesario, según Natalia, mayor unión entre los profesionales veterinarios. "Creo que las agrupaciones de clínicas son fundamentales para hacer frente a los grandes cambios como puede ser la entrada de grandes fondos de inversión. La única forma de que las pequeñas clínicas sobrevivan a largo plazo es aunando fuerzas".