Se estima que en España viven más de 30 millones de mascotas. Esta cifra, que ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos años, refleja la gran predisposición de la sociedad española a adoptar un animal de compañía para su hogar. Sin embargo, el gusto por las mascotas no es unánime. Según datos de la Federación Europea de Alimentación para Mascotas (FEDIAF, por sus siglas en inglés), el auge de los animales de compañía vivido en España en los últimos años no se ha traducido en un incremento significativo de los hogares que cuentan con animales en casa.

Según estos datos, en España hay un 27 % de hogares con al menos un perro, mientras que el porcentaje de hogares con gatos es del 17 %. Esto indica que más del 50 % de los hogares del país opta por no tener ningún animal de compañía.

Los datos de FEDIAF, reflejados en su último informe anual de 2025, no muestran un crecimiento tan robusto si se compara con años anteriores. En España, el porcentaje de hogares con perros ha oscilado entre el 24 % y el 27 % desde 2010, mientras que en el caso de los gatos, el porcentaje se ha movido entre el 11 % y el 21 %. Sí se observa una tendencia al alza en la adopción de gatos desde 2019, pasando del 11 % al 17 % actual. En todo caso, el porcentaje de viviendas con felinos sigue siendo todavía inferior al existente en 2010 (21 %).

La mayoría de los dueños consideran a su mascota un miembro más de la familia

Si bien hay un porcentaje de hogares que decide prescindir de una mascota por la carga económica y de conciliación que generan, aquellos que optan por adoptar un animal de compañía lo hacen con un sentimiento familiar. Así lo asegura el Barómetro de los nuevos hábitos y perfiles del pet‑parent en España, publicado por la Asociación Española de la Industria y el Comercio del Sector del Animal de Compañía (AEDPAC).

Según el informe, el 80 % de los dueños de mascotas en España considera que su animal forma parte de la familia. Esta relación entre humano y mascota, denominada "pet‑parent", conlleva un vínculo profundo y afectivo con el animal, tratando a la mascota con la misma atención y cuidado que se le daría a un ser humano.