Las garrapatas no son sólo parásitos que se alimentan de la sangre de sus hospedadores; también son verdaderos ecosistemas en miniatura que albergan complejas comunidades de bacterias, las cuales juegan un papel crucial en su biología y en su capacidad de transmitir enfermedades. Pero más allá de facilitar o impedir ...
Las garrapatas no son sólo parásitos que se alimentan de la sangre de sus hospedadores; también son verdaderos ecosistemas en miniatura que albergan complejas comunidades de bacterias, las cuales juegan un papel crucial en su biología y en su capacidad de transmitir enfermedades. Pero más allá de facilitar o impedir la transmisión de patógenos, las interacciones entre las garrapatas y su microbiota pueden favorecer su adaptación a nuevas condiciones ambientales e incluso participar en procesos de diferenciación ecológica o genética entre poblaciones.
Un nuevo estudio liderado por el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC - CSIC, UCLM, JCCM), e investigadores del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) y la Universidad de La Laguna (ULL), ha analizado la estructura y composición de la comunidad microbiana de distintas especies de garrapatas. Esta investigación representa una contribución importante a nuestra comprensión de los mecanismos que influyen en la estructura y el ensamblaje de comunidades microbianas, analizando la presencia de ensamblajes microbianos específicos de especie y los factores, tanto abióticos como bióticos, que los determinan.
La investigación se centró en tres especies de garrapatas comunes en el centro de la Península Ibérica: Hyalomma lusitanicum, Rhipicephalus sanguineus y Rhipicephalus bursa. Mediante técnicas de secuenciación masiva de ADN (metabarcoding del gen 16S rRNA), junto con análisis ecológicos y redes de asociación microbiana, el equipo examinó cómo varía la microbiota entre estas especies y qué factores podrían estar detrás de esas diferencias.
Los resultados muestran que, aunque las tres especies de garrapatas comparten una microbiota dominada por los filos bacterianos Proteobacteria, Bacteroidota y Firmicutes, la estructura y las interacciones dentro de estas comunidades microbianas difieren significativamente entre especies. Esto sugiere que la composición microbiana no es aleatoria, sino que está moldeada por factores ecológicos y evolutivos determinísticos y propios de cada especie.
Este trabajo subraya la importancia de considerar el microbioma en los estudios sobre la ecología de las garrapatas, así como la necesidad de integrar conceptos ecológicos y evolutivos en el desarrollo de nuevas intervenciones para el control de las enfermedades que transmiten.
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