Las enfermedades gastrointestinales afectan a un gran número de perros en todo el mundo, siendo una causa frecuente de consulta veterinaria. Entre los signos más comunes se encuentran el vómito, la diarrea y la pérdida de peso, que indican la aparición de enfermedades causadas por problemas extra-intestinales o tratamientos farmacológicos. ...
Las enfermedades gastrointestinales afectan a un gran número de perros en todo el mundo, siendo una causa frecuente de consulta veterinaria. Entre los signos más comunes se encuentran el vómito, la diarrea y la pérdida de peso, que indican la aparición de enfermedades causadas por problemas extra-intestinales o tratamientos farmacológicos. De esta forma, el diagnóstico adecuado de las afecciones es crucial para garantizar el bienestar de los perros y proporcionar un tratamiento efectivo. Sin embargo, aún hay una falta de conocimiento generalizado sobre la prevalencia exacta de las enfermedades gastrointestinales, ya que la mayoría de los estudios previos se centran en parásitos intestinales o casos aislados.
Para abordar esta brecha en el conocimiento de las enfermedades digestivas, se han desarrollado proyectos epidemiológicos que recopilan datos de salud canina a gran escala, entre los que destaca el Dog Aging Project (DAP), realizado por un equipo de investigadores expertos, veterinarios y científicos norteamericanos. Esta investigación describe la prevalencia de las enfermedades gastrointestinales, sobre las que informan los propietarios -owner-reported GI disorder (ORGID)- en perros de compañía de EE. UU. inscritos en el DAP. Con este análisis, buscan las posibles asociaciones entre características demográficas, factores de estilo de vida y la aparición de estas afecciones.
Prevalencia de enfermedades gastrointestinales caninas
El DAP se lleva a cabo como un estudio longitudinal, lo que significa que los datos se recopilan de manera continua. Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022, se observaron diferentes factores que afectan la salud de los perros mediante encuestas en línea hechas por los propietarios sobre el historial de salud, comportamiento y entorno de sus mascotas. Para ser considerados en el estudio, los animales debían haber reportado al menos una enfermedad gastrointestinal o signo clínico relacionado con el tracto gastrointestinal, según lo informado por sus propietarios.
De los 43.517 perros que participaron en el estudio, un 30 % reportó alguna enfermedad gastrointestinal a lo largo de su vida, lo que demuestra la alta prevalencia de estas afecciones en la población canina. Las patologías fueron clasificados en dos categorías principales: infecciosos y no infecciosos. A partir de esta clasificación, se analizaron las prevalencias de cada tipo de enfermedad dentro de la población de perros participantes. Además de las enfermedades digestivas en sí, también se tomaron en cuenta varios factores demográficos y de estilo de vida, como la edad, el peso, el sexo, el estado de castración, la dieta, el uso de medicamentos y la exposición a ciertos ambientes, con el fin de identificar posibles asociaciones entre estos factores y la aparición de estas patologías.
Enfermedades infecciosas, un problema común en perros jóvenes
Del total de perros incluidos en el DAP, un 17 % (7.580 perros) presentó algún tipo de enfermedad gastrointestinal infecciosa. Los parásitos fuer on los más comunes, destacando la infección por Giardia, que afectó al 7 % de los perros, seguido por los parásitos intestinales como las lombrices redondas (3 %), taenias (3 %) y anquilostomas (3 %). Estas infecciones son conocidas por causar síntomas como diarrea, vómitos y pérdida de peso, y son prevalentes en perros jóvenes y aquellos con sistemas inmunitarios comprometidos.
Aunque los parásitos son la causa más común de infecciones gastroin- testinales, otros patógenos como Coccidiasina (2 %) y Tricocéfalo (1 %) también fueron reportados, así como el virus de la Parvovirosis canina (1 %) y la infección por Campylobacter (0,1 %). A pesar de su menor frecuencia, se identificaron unos pocos casos de enfermedades graves como el Distemper y la bacteria Neorickettsia helminthoeca, ambas con una incidencia inferior al 0,1 %.
La diversidad de las enfermedades no infecciosas
Por otro lado, las enfermedades gastrointestinales no infecciosas fueron comunes, con 6.806 perros (16 %) reportando al menos una patología de este tipo. Entre las más frecuentes, se encuentran la diarrea crónica (3 %) y el vómito crónico (1 %), patologías que afectan la calidad de vida de los animales. Igualmente, se identificaron una serie de enfermedades relacionadas con cuerpos extraños en el tracto gastrointestinal (2 %), además de alergias gastrointestinales (3 %), que abarcan tanto alergias alimentarias como a medicamentos.
La pancreatitis, una inflamación del páncreas que afecta la digestión, fue diagnosticada en un 2 % de los perros, mientras que el síndrome de diarrea hemorrágica aguda (SDHA) se presentó en un 0,9 %. En menor medida, se reportaron casos de enfermedades inflamatorias del tracto gastrointestinal como la enfermedad intestinal inflamatoria (EII), que afectaron al 1 % de los perros, y patologías congénitas como atresia anal o hernias umbilicales, en solo un 0,5 % de la población estudiada.
¿Cuáles son los perros afectados?
El análisis de los datos demográficos reveló algunas tendencias sobre el perfil de los perros con problemas gastrointestinales. Los que padecieron enfermedades infecciosas eran significativamente más jóvenes, con una edad media de 2,3 años, en comparación con los perros con patologías no infecciosas, cuya edad media resultó ser de 5,1 años. Los investigadores llegaron a la conclusión de que las enfermedades infecciosas, comúnmente causadas por parásitos, tienden a afectar a los perros jóvenes que aún no han desarrollado una inmunidad completa contra estos agentes patógenos.
En cuanto al peso, los perros con enfermedades no infecciosas tendieron a ser más ligeros, con un promedio de 22,9 kg frente a los perros con enfermedades infecciosas, que pesaban alrededor de 24,4 kg. Los canes afectados por cualquiera de las patologías fueron mayormente machos y hembras castrados, lo que resalta una posible correlación entre el estado reproductivo y la prevalencia de enfermedades digestivas. Todos estos datos demográficos ayudan a interpretar los resultados en relación con las características individuales de los perros.
El estudio también exploró los posibles factores de estilo de vida asociados con la aparición de estas enfermedades. Se analizaron variables como el tipo de dieta (seca, enlatada, cruda, casera, entre otras), el apetito de los perros, y el uso de suplementos o medicamentos no prescriptos, como los probióticos o el famotidina, un medicamento comúnmente usado para tratar malestares gastrointestinales. Además, se investigaron otros aspectos, como el historial de peso bajo o el uso de juguetes y huesos, que podrían influir en el desarrollo de ciertas patologías. Aunque estos resultados ofrecen información valiosa para veterinarios y científicos, el estudio no pudo establecer relaciones causales debido a su naturaleza transversal.
Tendencias en la alimentación de perros
En otro estudio DAP, que recibió 40.367 encuestas de propietarios de perros en EE. UU. entre 2020 y 2022, se encontró que un 82 % de los propietarios alimentaban a sus perros principalmente con dietas comerciales secas en forma de pienso, seguidas por dietas cocinadas en casa (4 %), enlatadas (4 %) y crudas comerciales (4 %). Asimismo, un 35 % de los propietarios proporcionaba una dieta secundaria a sus perros, siendo la comida enlatada la más común como componente secundario (32 %), seguida de las dietas cocinadas en casa (21 %) y pienso (17 %).
Según los datos obtenidos, las decisiones sobre el tipo de dieta eran influenciadas principalmente por factores demográficos del perro, como el tamaño, el estado de esterilización, la pureza de la raza y el nivel de actividad, mientras que las características demográficas del propietario, como el nivel de ingresos y la educación, tuvieron una correlación menor. Sin embargo, la edad del propietario fue un factor relevante porque los propietarios más jóvenes tendían a alimentar a sus perros con pienso, mientras que los más mayores eran más propensos a elegir dietas alternativas.
Las dietas crudas eran más comunes entre perros de razas puras, no esterilizados y con alta actividad. Los perros pequeños (menos de 30 libras) y aquellos en peores condiciones de salud tendían a recibir dietas cocinadas en casa. Por otro lado, los perros con fines específicos, como los de trabajo, terapia y servicio, mostraron tendencias particulares en sus dietas. Por ejemplo, los perros de servicio eran más propensos a recibir dietas crudas comerciales, mientras que los perros de agilidad y cría eran más propensos a una dieta cruda, ya sea comercial o casera. Los investigadores observaron que las dietas crudas tienen un mayor riesgo de provocar zoonosis.
Aunque existe un creciente interés en dietas naturales, el nivel socioeconómico y educativo sigue siendo un factor clave que determina el tipo de dieta elegido, ya que muchos propietarios no cuentan con suficiente conocimiento sobre los beneficios y riesgos de estas opciones. De la misma manera, la falta de educación adecuada sobre nutrición animal genera incertidumbre entre los propietarios, que requieren de asesoramiento profesional y accesible para garantizar que los perros reciban una dieta equilibrada y adaptada a sus necesidades de salud.
Prevenir las enfermedades digestivas en perros
Los análisis estadísticos mostraron que los perros más jóvenes, castrados y con mayor peso corporal tienen una mayor predisposición a padecer infecciones gastrointestinales. De hecho, concluyeron que los perros que viven en entornos rurales o suburbanos tienen menos probabilidades de presentar patologías, lo que podría estar relacionado con una menor exposición a fuentes de infección. A su vez, se determinó que los perros que frecuentan parques para perros también tienen menos probabilidades de padecer enfermedades gastrointestinales infecciosas, lo que sugiere que la interacción social en espacios controlados podría tener un efecto protector.
En cuanto a las enfermedades gastrointestinales no infecciosas, los perros más jóvenes, castrados y con menor peso corporal mostraron una mayor predisposición a padecerlas. Por otro lado, determinaron que los perros alimentados con dietas comerciales enlatadas o preparadas en casa tienen una mayor probabilidad de padecer enfermedades gastrointestinales no infecciosas, hecho que subraya la importancia de una nutrición saludable. Del mismo modo, la alta prevalencia de infecciones y la identificación de diversas enfermedades gastrointestinales no infecciosas, como la diarrea crónica y la pancreatitis, ponen de manifiesto la necesidad de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado para mejorar la salud gastrointestinal de los perros.
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Fuente:
O'Brien, J. S., Tolbert, M. K., Dog Aging Project Consortium, & Ruple, A. (2024). Dog and owner demographics impact dietary choices in Dog Aging Project cohort. Journal of the American Veterinary Medical Association, 262(12), 1676-1685. Retrieved Apr 16, 2025, from https://doi.org/10.2460/javma.24.05.0358