Desmontando mitos sobre la alimentación de las mascotas

Los dueños de mascotas reciben a menudo gran cantidad de información, muchas veces confusa, sobre cuál es la mejor manera de cuidar a sus animales de compañía. Por eso, Petcurean, especialista en la elaboración de alimentos nutritivos y de primera calidad para mascotas, quiere ayudar a desmentir algunos de esos mitos más habituales entorno a la alimentación de las mascotas.

04/05/2017

Mito 1: Los cereales son malos para perros y gatos El mito: El gluten, que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno, se considera cada vez más una sustancia perjudicial en nuestra alimentación. Y con frecuencia, esta tendencia se traslada a la dieta de perros y gatos. Por ejemplo, ...

Mito 1: Los cereales son malos para perros y gatos

El mito: El gluten, que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno, se considera cada vez más una sustancia perjudicial en nuestra alimentación. Y con frecuencia, esta tendencia se traslada a la dieta de perros y gatos.

Por ejemplo, a los lobos les sienta mejor una dieta baja en carbohidratos (los cereales son una fuente de carbohidratos complejos), por eso, la gente cree que seguir una dieta sin cereales es más adecuado desde un punto de vista evolutivo. Por otro lado, se considera que los carbohidratos (contenidos en los cereales) pueden ser nocivos para los gatos.

¿Cuál es la realidad?

La realidad es que los cereales son ricos en carbohidratos complejos, una gran fuente de energía para perros. Además, los cereales integrales también favorecen la salud digestiva, ya que son ricos en fibra, un componente que aporta muchos beneficios para los perros. Por ejemplo, el beta-glucano, que se encuentra en la cebada y la avena, podría ser beneficioso en alimentos para mascotas con el fin de controlar la glucosa en sangre y prevenir la obesidad. Y es que la mayoría de los perros tolera el gluten sin ninguna dificultad, a excepción de algunos setters irlandeses con sensibilidad al gluten hereditaria.

Mito 2 – Los gatos deberían beber leche, no agua

El mito: A todos nos viene a la mente la imagen de algún gato bebiendo de un cuenco con leche. ¡Y eso no nos sorprende porque llevamos casi 80 años viendo a Tom y Jerry pelearse por ella! A los gatos puede encantarles la nata por su elevado contenido en grasas. Sin embargo, la leche que compramos contiene muy poca.

¿Cuál es la realidad?

La leche contiene lactosa, lo que dificulta la digestión y provoca diarrea en algunos gatos. Y aunque los gatos pueden tolerar una pequeña cantidad de leche, el agua es el mejor líquido que podemos darles, ya que favorece significativamente la circulación, la digestión y la eliminación de desechos. Además, debe consumirse con regularidad para compensar la pérdida de humedad a través de la respiración y la piel. Los gatos, por naturaleza, tienden a no beber agua y la obtienen mayormente de los alimentos. Sin embargo, han evolucionado lo suficiente para poder beber agua corriente (por eso, es fácil encontrárselos debajo de un grifo que gotea), así que podría ser una buena idea para los dueños invertir en una fuente para gatos.

Mito 3: Darle a tu perro carbohidratos hace que engorde

El mito: Durante los últimos 15 años, la dieta Atkins, que implica una reducción de los carbohidratos, ha sido muy popular en nuestra alimentación por lo que muchos dueños también aplican esta tendencia a la hora de pensar en la dieta de sus mascotas. Por eso, los carbohidratos no se consideran nutrientes esenciales en la dieta para perros.

¿Cuál es la realidad?

La realidad es que los carbohidratos son un elemento esencial para los perros, ya que ofrecen una fuente de energía muy digerible y fácilmente disponible, la preferida de determinadas células del organismo, como las neuronas. Además, la fibra alimentaria, que se encuentra en los carbohidratos, puede contribuir a controlar el peso, mejorar la salud digestiva y ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre. Los carbohidratos modifican la forma, textura y densidad de las croquetas para mascotas. Esto es importante, ya que su sensación en la boca y textura determinan hasta qué punto los perros (en particular, los de menor tamaño) encuentran la comida agradable al paladar.

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