“Para que un perro llegue a una búsqueda, hay personas que han tenido que hacer horas y horas de trabajo”

La Asociación Canina de Trabajo Humanitario (ACATH) se encarga de formar perros de rescate y promover la tarea que realizan estos animales y sus entrenadores. Una tarea que, no siempre, está lo suficientemente valorada.

02/02/2017

"El mito de que el perro está buscando a alguien porque es el mejor amigo del hombre y tiene el deseo de salvar a la persona, eso no existe. Lo que existe es un trabajo, si puede ser desde cachorro, de larga duración, programado y bastante sólido. Esto es lo ...

"El mito de que el perro está buscando a alguien porque es el mejor amigo del hombre y tiene el deseo de salvar a la persona, eso no existe. Lo que existe es un trabajo, si puede ser desde cachorro, de larga duración, programado y bastante sólido. Esto es lo que realmente se desconoce”. Así de claro se muestra Ramón Pampin, presidente de la Asociación Canina de Trabajo Humanitario (ACATH), cuando le preguntamos sobre el reconocimiento que reciben estos animales y sus entrenadores.
“Los perros de rescate sí que están reconocidos, pero los entrenadores no”, aclara Pampin. Para el presidente de ACATH, asociación que fundó él mismo con otros socios hace alrededor de unos diez años, el principal problema es el desconocimiento que hay sobre la formación de estos animales. “En cuanto a reconocimiento social, yo creo que sí que lo hay. Cuando estás en una búsqueda notas que están reconociendo el trabajo que estás haciendo. Pero quizás, por desconocimiento, no hay un reconocimiento del trabajo que acarrea”.
En el campo económico, Pampin se muestra algo más prudente y lamenta que no se reciba el suficiente apoyo que se necesita: “Las administraciones apoyan un poco, pero no lo suficiente. Este sector se mueve porque hay personas que lo quieren mover con medios propios”.
Formación, lo primero
“Muchas veces no se tiene en cuenta esta actividad porque se obvia que se necesita detrás un equipo para que el perro funcione”, recalca Pampin. Y es que el perro trabaja porque se le enseña, y para ello se requiere un equipo de entrenadores que tiene que estar compenetrado y formado, porque sino el perro no cumplirá con los parámetros de trabajo. “No los cumplirá porque es un trabajo largo, entrenar a un perro es entre un año y dos, y las personas que están involucradas en la formación del perro necesitan durante todo este tiempo gestionar la formación. No es una cosa que se haga en un fin de semana”.
Es por ello que desde ACATH “damos una importancia absoluta a la formación”, con una oferta formativa amplia y variada, que incluye cursos, postgrados y seminarios, y que se puede consultar en su web www.acath.org. Cuando la asociación empezó, echaron en falta más acceso a formación de este ámbito. “Hemos dado muchas vueltas para formarnos, hemos ido a ver a muchos equipos, muchos animales trabajar, nos hemos dado tortas contra la pared para poder llegar a formar a los animales”, comenta el presidente de la asociación. “Al final, una persona que se quiera dedicar a esto, necesita tener un camino”. No hay que pasar por alto que cada fase del entrenamiento tiene sus técnicas, al igual que cada perro. La formación sirve para conocer las motivaciones de los animales y las técnicas adecuadas para cada uno de ellos. Pampin recalca que, al fin y al cabo, “estamos hablando de vidas de personas que están en peligro y que no debería ser una actividad para tomar a la ligera”.
Un equipo
A día de hoy, ACATH cuenta con 22 guías caninos y 30 perros de búsqueda y rescate. Muchos de ellos, explica el presidente, pertenecen también a otras asociaciones, ya sean gubernamentales u otras entidades. Entre la treintena de perros que hay en la asociación, encontramos una gran variedad de razas e incluso perros cruzados. Hay una serie de razas –pastor alemán, pastor belga, pastor holandés, labrador– tradicionalmente más usadas y encasilladas en los trabajos de rescate y de la seguridad en general. Aun así, Pampin señala que “más que la raza a la que pertenece el perro, la verdad es que lo importante es el individuo. Partiendo de aquí, cualquier perro que sea atlético, que tenga buena resistencia, gran capacidad de adaptación y le guste el contacto con las personas, puede ser un perro de búsqueda y rescate”.
Por otra parte, no hay que olvidar que “las personas que hacen esto es a nivel voluntario, así que los perros también son sus animales de compañía”. “Esto hace que la elección de la raza también sea una cosa muy personal”. Independientemente de la raza, todos los perros operativos de ACATH cumplen el mismo Estándar de Trabajo.
¿Y cómo aprenden?
Hay dos grandes grupos de perros de rescate: los de búsqueda selectiva (que huelen una pieza de ropa y siguen el rastro) y los de venteo (no hay pieza de ropa y buscan indiscriminadamente por una zona delimitada si encuentran a alguien). “Independientemente del trabajo que haga el perro –aclara Pampin– la iniciación es la misma y, más adelante, se especializan en uno u otro trabajo, dependiendo del guía o de si el perro tiene una preferencia muy marcada en su forma de trabajar”.
Los perros empiezan trabajando en los entornos donde trabajarán más tarde: “Están especializados, si un perro tiene que ir a terremotos, se entrena desde el primer día en derrumbes; si tiene que trabajar en grandes áreas, se entrenará en grandes áreas; si lo hace en avalanchas, entrenará en la nieve. Es muy importante empezar desde cero en el entorno donde va a trabajar normalmente el perro”.
Una vez situados, todos empiezan igual: un entrenador, que hace de víctima, se esconde con algo que le gusta al perro y el animal tiene que encontrarla. Al principio es muy evidente, pero “el perro va a buscar esa persona porque tiene algo de valor para él (un juguete, un tupper con comida, una salchicha)”. La cosa se va poniendo cada vez más difícil, pero “el principio básico es igual para todos: que el perro se lo pase bien cuando encuentra a la persona”.
Cuando el perro ya busca y encuentra a la persona escondida, debe aprender a realizar el marcaje. Tradicionalmente, los perros señalan ladrando la posición de la víctima, aunque también se trabajan otros comportamientos de señalización. Hoy en día, se realiza el seguimiento del trabajo de estos animales mediante GPS, lo que facilita el análisis del trabajo del perro y su localización, en caso de que éste esté entrenado para permanecer quieto junto a la víctima.

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