60 la fabricación, autorización, distribución y uso de medicamentos veterinarios, especialmente los inmunológicos como vacunas y alérgenos. El Reglamento (UE) 2019/6 y otros reales decretos, refuerzan la trazabilidad, la receta electrónica, el control de existencias y la farmacovigilancia, con especial atención al uso responsable de antimicrobianos y a la gestión de reacciones adversas. Vacunas de última generación Una de las áreas con dinamismo en la actualidad es la vacunología veterinaria. La industria europea, cuyas ventas siguen en aumento, ha desarrollado vacunas basadas en tecnologías que se equiparan a las empleadas en medicina humana. Hoy en día, se trabaja con vacunas recombinantes, vectores virales modulares (como adenovirus o MVA), y plataformas de ADN y ARN, capaces de inducir respuestas inmunes más precisas y seguras. Estas tecnologías permiten proteger a animales inmunocomprometidos y diferenciar con claridad a animales vacunados de los infectados, una ventaja clave en programas de erradicación. A esto se suma el interés por comprender y prolongar la duración real de la inmunidad, lo que podría permitir vacunar con menor frecuencia manteniendo niveles protectores elevados. Las estrategias de administración también evolucionan, ya que se ensayan vacunas orales, intranasales e incluso incorporadas en el agua de bebida, facilitando su aplicación masiva en ganado, aves y acuicultura. Fortalecer la inmunidad animal La lucha contra la RAM se ha convertido en una de las principales preocupaciones sanitarias del siglo XXI, y la inmunología veterinaria ha pasado de ser un apoyo técnico a ser indispensable para combatirla. Autoridades sanitarias internacionales coinciden en que, si no se controlan los patrones de resistencia, el planeta podría enfrentarse en pocas décadas a una ‘era posantibiótica’, en la que infecciones comunes volverían a ser potencialmente mortales. En este escenario, los animales de compañía y producción juegan un papel clave, ya que comparten microorganismos con las personas y pueden actuar como reservorios o amplificadores de bacterias resistentes. Una inmunidad fuerte, tanto a nivel individual como de población, es una de las herramientas más eficaces para reducir la presión antibiótica. Cuando los animales están correctamente vacunados, bien nutridos y mantenidos en entornos adecuados, sufren menos infecciones secundarias y procesos inflamatorios crónicos, dos de las principales causas históricas de prescripción abusiva de antibióticos. En enfermedades virales -donde los antibióticos no tienen efecto- un sistema inmunitario competente evita complicaciones bacterianas que a menudo conducían a tratamientos innecesarios. Incluso en patologías crónicas, como dermatitis recurrentes o infecciones respiratorias cíclicas, el fortalecimiento del sistema inmune mediante terapias preventivas permite reducir drásticamente la dependencia farmacológica. Las nuevas directrices recomiendan un abordaje en pasos, insistiendo en el diagnóstico correcto, el uso de cultivos y antibiogramas, la evaluación de factores predisponentes y la priorización de tratamientos tópicos cuando sea posible. Los especialistas implicados en su elaboración destacan que el objetivo no es prohibir los antibióticos, sino reservarlos para cuando realmente son necesarios, evitando su uso empírico y prolongado. Protegiendo la salud pública La RAM no es un problema aislado del mundo animal. Afecta directamente a la eficacia de tratamientos en humanos, desde antibióticos de uso habitual hasta fármacos de reserva hospitalaria. La aparición de bacterias multirresistentes en granjas, clínicas veterinarias o incluso hogares con animales de compañía puede tener repercusiones globales, especialmente cuando estos patógenos circulan entre animales y personas sin barreras claras. Por ello, la cobertura vacunal adecuada, que en algunas regiones todavía se sitúa entre el 30 % y el 50 % de las mascotas, se considera una herramienta esencial de salud pública. La vacunación protege a los animales frente a enfermedades infecciosas y reduce de manera indirecta la necesidad de emplear antibióticos para tratar complicaciones. En términos poblacionales, una comunidad animal bien inmunizada actúa como un “muro de contención” frente a patógenos que, de otro modo, circularían con mayor libertad, aumentando el riesgo tanto para los animales como para las personas. Pieza clave del ‘One Health’ Cerca de tres de cada cuatro enfermedades emergentes tienen origen zoonótico. Los animales actúan como reservorios o amplificadores de patógenos que pueden afectar a los humanos. En este marco, la inmunología veterinaria adquiere una relevancia estratégica: • Vacunar animales protege a las familias y comunidades (rabia, leptospirosis). • Reducir antibióticos en ganadería frena la expansión de bacterias multirresistentes. UNA INMUNIDAD FUERTE, TANTO A NIVEL INDIVIDUAL COMO DE POBLACIÓN, ES UNA DE LAS HERRAMIENTAS MÁS EFICACES PARA REDUCIR LA PRESIÓN ANTIBIÓTICA
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