IM VETERINARIA #65 ANUARIO 2025

75 que trabajan con animales de granja hasta los de clínica”, subraya. El objetivo, recalca, es ser escuchados por las administraciones. “Nuestro principal logro es el de la unidad para reclamar lo que todos consideramos justo para la profesión”, añade. Recuerda que no siempre existió esa cohesión para afrontar retos similares y piensa que ahora deben seguir trabajando en otros frentes. Este ejercicio de unidad, afirma, les ha permitido alcanzar “mayor repercusión pública” y avanzar en mejoras regulatorias. Cita el ejemplo de la cesión de medicamentos y el debate abierto en torno a esta normativa. “Por primera vez, se ha abierto la posibilidad de que la profesión veterinaria esté presente en una especialidad del Sistema Nacional de Salud (SNS)”, destaca como uno de los principales hitos del año. Moreno explica que el auge del concepto One Health está ayudando a que la sociedad, incluidos los responsables políticos, comprenda mejor que la salud animal es esencial para la salud humana. “El problema es que cuesta que esto se traduzca en políticas públicas que implanten realmente el enfoque ´One Health”, lamenta. Aunque muchos proyectos normativos lo mencionan en su exposición de motivos, no se concreta en medidas efectivas. Puntualiza que “todavía no se entiende dentro de la Administración la importancia de ponerlo en marcha”. El foco de preocupación Sobre cuál es actualmente la mayor preocupación de los veterinarios españoles, Moreno es claro: “Obviamente, el tema estrella es la regulación de los medicamentos”. Remarca que “el principal problema es el de no poder prescribir libremente los medicamentos que necesitan los animales”. Defiende que, como ocurre con la medicina humana, la prescripción es una de sus funciones esenciales. ‘El Consejo General está siendo ambicioso en intentar regular la especialización’ Gonzalo Moreno asegura que “el Consejo General está siendo ambicioso en intentar regular la especialización en el ámbito veterinario”. Comenta que ha determinado la existencia de tres grados. Está el graduado de base, el licenciado, cuando sale de la facultad. Luego, hay un nivel intermedio, según un tipo de certificado europeo que se llama BCE. El escalón más alto es el de las diplomaturas europeas y americanas. La OCV está apostando por ese sistema de especialización. Ya tiene el primer programa aprobado que sirve para ejercer en toda Europa que acredita formación intermedia para el ejercicio en clínica de équidos. Cuando fue consejero de formación, lanzaron una plataforma que consiguieron convertirla en “líder” formando a más de 20.000 veterinarios al año, en las distintas áreas de trabajo que tienen. Medioambiente y veterinaria A la pregunta de cómo el cambio climático está afectando al ejercicio de la profesión veterinaria, Moreno responde que “este nos trae vectores que ahora habitan en nuestro país, que antes no teníamos. Nos trae enfermedades que parecían olvidadas y ahora las tenemos presentes. Y el veterinario es la primera barrera de defensa de la salud pública. Es muy consciente de estos problemas y de que poco a poco van a ir llegando enfermedades que hasta hace poco parecía imposible que llegaran. Por ejemplo, la dermatosis era una enfermedad de la lista A de la Organización de Salud, porque se entendía que no era normal que apareciera en nuestro continente, en nuestras latitudes. Son enfermedades que, por la evolución del cambio climático, y de la presencia de ciertos vectores, cada vez van a ser más frecuentes. El veterinario va a tener más trabajo en ese sentido y es una de las primeras barreras para proteger a la sociedad. Tendremos que adoptar más formación, especialmente en enfermedades que parecían olvidadas y que volvemos a tener presentes, en nuevos riesgos sanitarios para los animales y para nuestra población”. Advierte de que, si esa capacidad se ve condicionada, las primeras afectadas serán las propias especies tratadas. Pero, la ciudadanía sufrirá del mismo modo las consecuencias. Avisa de que, “si no controlamos bien las enfermedades animales, se verán afectadas las personas”. Aclara que no solo se restringe la dispensación, sino que “todo queda más limitado”, ya que deben ceñirse estrictamente a las fichas técnicas sin margen para adaptar tratamientos. Insiste en que una falta de adecuación terapéutica no solo perjudica a los animales, sino que compromete el conjunto de la salud pública, porque “enfermedades animales que controlábamos bien pueden descontrolarse”. Así, “el veterinario juega un papel primordial garantizando la salud pública”. Moreno reconoce que, al ser un rol preventivo, suele percibirse menos que la labor asistencial de un médico, pero asevera que la contribución a la seguridad alimentaria, la ganadería o los animales de compañía “es crucial para toda la población”. “EL PRINCIPAL PROBLEMA ES EL DE NO PODER PRESCRIBIR LIBREMENTE LOS MEDICAMENTOS QUE NECESITAN LOS ANIMALES”

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