IM VETERINARIA #64

86 gura el control de las poblaciones de insectos, algunos de los cuales pueden transmitirnos enfermedades”. Aunque en España y otros países la rabia canina está erradicada, hay diversas zonas en el mundo donde sigue siendo un problema de salud pública, como en diversos países de Asia y África, en los que la enfermedad causa decenas de miles de muertes cada año. Las debilidades de los planes de vacunación en el territorio nacional Actualmente, Galicia es la única comunidad autónoma en la que no es obligatoria la vacunación. En el resto del país, sí existen reglamentos, pero cada CC. AA. establece sus propios requisitos, existiendo una falta de plazos homologables y uniformidad que no favorece la erradicación de esta enfermedad. Ante esta disparidad territorial, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) demanda a las autoridades y a la Administración desde hace años la obligatoriedad y periodicidad de la vacuna de la rabia; así como su unificación en dosis y plazos en todo el territorio español. “Una homologación y un consenso estatal que obligue a una primera vacunación temprana, acompañado de una periodicidad en la vacunación con refuerzos anuales o bianuales en función del perro, es la opción más viable, económica y segura desde el punto de vista médico”, defiende la RSCE con el respaldo a nivel internacional por la comunidad veterinaria a través de la World Small Animal Veterinary Association (WSAVA). En concreto, la Real Sociedad Canina de España propone una ley estatal que contemple la subvención o ayudas indirectas para cubrir el coste de la vacunación y hacerla más asequible. Una medida que considera clave para democratizar la vacuna contra la rabia, cuyo precio oscila entre los 30 y los 100 euros. Un gasto que se añade al coste de mantener un perro y que se mueve entre los 1.000 y 1.400 euros anuales. Además, en las comunidades de Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Murcia, País Vasco y ambos archipiélagos, sólo se pide una primera vacunación de una dosis entre los tres y cuatro meses de vida, que se refuerza de forma anual con una revacunación. En La Rioja y Navarra se cumple la misma obligación, pero con una vacuna de refuerzo cada dos años, en lugar de uno. Por otro lado, en Castilla-La Mancha, Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, la primera vacunación se realiza con dos dosis con 21 días de diferencia, sumado al refuerzo anual obligatorio. En los casos de Ceuta y Melilla, hay que prestar especial atención, ya que, debido a su cercanía geográfica con Marruecos, existe un mayor riesgo de propagación de la rabia. Actualmente, además, España se podría encontrar en riesgo de sufrir un brote de rabia debido a la baja tasa de vacunación canina. “Según un estudio epidemiológico de rabia impulsado por MSD Animal Health en colaboración con el Instituto de Inmunología Clínica y Enfermedades Infecciosas y el Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba, la situación en Cataluña es especialmente crítica, ya que la cobertura vacunal de la comunidad autónoma es del 11,5%”, advierte Paloma Ballester, veterinaria de Anicura. La vacunación canina no es solo el método más efectivo para combatir la rabia, pues evita el desarrollo de la enfermedad y, secundariamente, su posible transmisión a las personas. Aparte, es por lo general una vacuna bastante segura sin efectos secundarios relevantes. Pero también es la solución más económica frente al virus. Tal es así que el Consejo General de Colegios de la Profesión Veterinaria de España apunta que este sistema de prevención resulta un 90 % más barato que el tratamiento postexposición de urgencia en las personas mordidas por un perro u otro animal infectado. “LA ÚNICA FORMA DE PREVENIR LA RABIA ES MEDIANTE LA IDENTIFICACIÓN DE LOS ANIMALES VACUNADOS, LA REVACUNACIÓN OBLIGATORIA ANUAL Y EL REGISTRO DE ESTAS ACCIONES PARA SU TRAZABILIDAD Y CONTROL”

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