IM VETERINARIA #5

98 im veterinaria con los perros de Yaracan durante una hora. Esther Carmona y Esther Navarro , profesionales del centro, animadora sociocultu- ral y terapeuta ocupacional respectivamente, glosan los benefi- cios que se obtienen allí. “ Aquí conseguimos que la gente sea feliz ”, manifiesta Carmona. Seleccionan a las personas que consideran que pueden estar con un perro y que les puede beneficiar la te- rapia. Gente que no suele hacer nada, acaba queriendo entrar en la sala donde se trabaja con los perros. Desde el pasado mes de septiembre, están llevando a cabo un estudio para demostrar los beneficios a nivel físico y psíquico con estas personas. Citan a una Socorroque noquiere hacer nada y que pide el peine. Auna doña Petra que no para de sonreír. Celia se puso a llorar de felicidad. A José Ramón, que ya no vive, sólo se le veía sonreír y ser amable con los perros. En las sesiones hay risas, hay alegría. “ Hacemos estimulación cognitiva. Motricidad. Actividades domés- ticas de la vida. Peinar al perro, adiestramiento. Tienen que seguir pasos, dar órdenes ”, comentan. Yaracan les ofreció la oportuni- dad de tener un perro de terapia y Carmona se hizo responsa- ble de Athor , un Golden retriever que vive con ella. El aporte de tener un perro de terapia en una residencia es exponencial, de acuerdo con esta experiencia. En el circuito, los usuarios tienen que indicar al perro por dónde ha de ir. Tienen que darle ins- trucciones y hacer el recorrido. Tienen que recordar cómo es el recorrido y las órdenes, y trabajar conjuntamente con el perro. Es beneficioso para la deambulación. Esto le ayuda también a que se muevan, a que caminen. Fluyen las emociones en los an- cianos a la vez que ejercitan su memoria. Larga relación ¿Hasta cuándo trabajan los perros? Morenza contesta que hasta que ellos quieran. La perra más mayor, a la que ya han jubilado, tiene diez años. Cuando se jubilan, siguen viviendo en la misma casa, pero no van a trabajar. Carmona matiza que pueden seguir ayudando a otros perros de terapia. En ese sentido, declara, ayudan mucho a los cachorros, haciendo de guías. Morenza afirma que parte de lo bueno que han hecho en Yaracan es seleccionar a los primeros cachorros y éstos, con esa forma de ser y con su estabilidad, han ayudado mucho a los perros que han llegado detrás. Sonia Fernández Benavente , directora de la citada residen- cia de ancianos Ballesol de Tres Cantos, alaba la forma de tra- bajar de Yaracan. Destaca que anteriormente probaron con otras empresas de terapias asistidas con animales, aunque no quedaron satisfechos. “ Es importante la forma de trabajar. Es el amor con el que lo hacen, son los perros. No cualquier perro vale. Se han visto los beneficios en un primero momento, en Tres Can- tos, y ahora vamos a intentar que se haga a nivel general de gru- po, en otros centros. Esta terapia se ve como una mejora al servi- cio que se da ”, confirma. Considera que sólo el hecho de entrar los perros en la residencia ya es beneficioso, incluso para los residentes que no son del grupo de terapia. Otro proyecto en el que participan los perros de Yaracan se lo- caliza en el Hospital de Torrejón (Madrid). Allí, la Unidad de Sa- lud Mental ha constatado que la terapia asistida con animales ha conseguido reducir a la mitad el uso de fármacos en el caso de los niños y aumentar en alrededor de un 80% la asistencia a la consulta de los pacientes esquizofrénicos, cuando habitual- mente son reticentes a hacerlo. En el caso de los pacientes con depresión, un 60% ha reducido su medicación. Golden retriever Casi todos los perros de Yaracan son Golden retriever, porque así se aseguran el 90% de lo que piden a un perro de terapias. “ El temperamento se hereda. Tienen un amor especial por cualquier ser humano que acaban de conocer. El Golden retriever tiene ese amor por el ser humano en general ”, sostiene Begoña Morenza. Cono- cen de sus perros ocho generaciones atrás, para ase- gurarse de que no tengan taras oculares, ni displasias ni nada que le pueda generar dolor, “ porque tenemos que prever su reacción en cualquier momento ”. Si el pe- rro sufre una displasia, si alguien le presiona más de la cuenta, puede tener una reacción imprevista. En el circuito, los usuarios tienen que indicar al perro por dónde ha de ir

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