IM VETERINARIA #41

54 im veterinaria Estas tres enfermedades tan concretas son las más frecuentes, aunque sostiene que hay otras muchas, y que en otras zonas del mundo sonmuchomás frecuentes, por ejemplo, las parálisis por garrapata. “Pero son garrapatas que no existen en España y se danmás en Estados Unidos”. Respecto a cómo han evolucionado estas patologías, el escenario que dibuja el especialista es que cada vez se diagnostican más, “debido a que cada vez hay más formación en general en todos los veterinarios, y somos capaces de darnos cuenta de que existen estas enfermedades”. Esto, unido a que disponen de más medios diagnósticos, está posibilitando que en las últimas décadas se estén detectando más afecciones de este tipo. En el caso de lamiastenia, ejemplifica, “sepuedenmedir anticuerpos frente a los receptores de acetilcolina (ACRA), que se llaman. Eso antiguamenteno estabaal alcancede todos los veterinarios”. Asimismo, apunta que existen otras enfermedades periféricas como las axonopatías del rottweiler. “Sonmás concretas yasociadas a razas, pues son de carácter hereditario, y cada vez se pueden diagnosticarmás también, porquevansurgiendoestudiosy testgenéticos”. En la misma línea, el neurólogo de pequeños animales comenta que no hay una distribución concreta por razas de este grupo de dolencias, solo anecdóticamente. “Quizá lamiastenia engatos va a ser más frecuentes en abisinios. En el caso del perro, no hay mucha distribución por razas, al ser enfermedades adquiridas. Puede que el podenco sí que estémás predispuesto a tener este tipo de enfermedades, pero va a variar en función de la zona en la que hagas el estudio. Por ejemplo, en Estados Unidos hay infinidad de razas grandes y en China predominan las pequeñas. Así que al final no hay una distribución clara de estas enfermedades”. La cosa camba en patologías hereditarias como la mencionada axonopatías del rottweiler. “Ahí sí que existenpatologíasmuy concretas, y normalmente, tienen un pronósticomalo, pues no hay tratamientos para ellas”, indica. Además, señala, “cada vez hay más animales seleccionados para que tengan tal o cuál característica anatómica. Aparecen así enfermedades poco comunes”. En cuanto a si la mayor esperanza de vida de las mascotas impacta de alguna manera en ellas, explica que no directamente. “Sí influye en que la miastenia o la polioneuritis, a veces, cursan la presencia de tumores, y los animales mayores en algunas ocasiones estánmás predispuestos a sufrir estos síndromes paraneoplásicos, que es como se llaman los tumores”. Las mascotas, uno más en la familia Por otro lado, una de las mejores noticias es que los dueños están más concienciados con el cuidado de sus mascotas, como argumenta Seisdedos. “Durante la pandemia, no hemos notado la disminución de la cantidad de consultas, al contrario, cada vez hay más consultas. Y cada vez más, los animales forman parte de las familias y se preocupan por su calidad de vida como unomás”. Observar que visitan muy a menudo a pacientes mucho más mayores es también un síntoma de ello, opina. “Antes, ver un perro de 18 años era poco probable; ahora, prácticamente todas las semanas atiendes a un paciente con esas edades. Esto es consecuencia de que los dueños están mucho más pendientes de ellos y los llevan al veterinario conmás frecuencia”. A su juicio, el disponer de más medios, tanto los propios veterinarios como las familias, que se gastan más dinero en la salud de sus mascotas, es uno de los grandes cambios que ha detectado en los últimos años en su profesión. “El tener acceso a pruebas diagnósticas como un TAC o una resonancia, y que además los dueños tengan la opción de pagarlas, hace que tú puedas quitarle un tumor de la cabeza al animal y que luego pueda seguir viviendo X años. Todo ello, junto a más formación, da la oportunidad de tratar cosas que antes no hubieran sido posible. Por ejemplo, aquí en el hospital tenemos un TAC que podría estar perfectamente en cualquier hospital de personas”. Sin embargo, reconoce que no ha habido demasiadas actualizaciones diagnósticas y farmacológicas. A su modo de ver, “al ser patologías no muy frecuentes y que muy raramente conllevan lamuerte del animal, lo que necesita es mucha rehabilitación para que consiga caminar”. Lo que sí que ha cambiado es el tratamiento de rehabilitación, que ha avanzado mucho. Al respecto, cuenta que “muchos estudios han evidenciado que las técnicas de acupuntura ayudan a la recuperaciónmás rápida de estos pacientes. En patología del sistema nervioso periférico, la rehabilitación sí que ha avanzadomucho, y funciona”. Dicho de otro modo, “se ha mejorado y ha avanzado el abordaje para acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida, tanto del paciente como del propietario”. Y es que, apunta, “a veces pueden desesperarse porque suelen tardar mucho en responder al tratamiento, incluso meses, aunque la rehabilitación la favorece bastante”. Por último, profundiza en la que, bajo su punto de vista, es la principal asignatura pendiente de la especialidad. Este tipo de patologías no son difíciles de detectar, puesto que “cuando haces una exploración neurológica, si ves que el animal no tiene reflejos espinales o están muy disminuidos, la localización del problema es clara”. No obstante, para ello es preciso tener una base fuerte de conocimientos en cuanto a la neurología. “El problema es que es una rama de la medicina veterinaria que le gusta a poca gente y no es fácil de entender enmuchas ocasiones”. Así pues, revela el experto, “muchas de estas enfermedades son confundidas con problema cervicales, es decir, bastantes veterinarios, al ver que el animal no se mueve, piensan directamente que puede ser un problema en el cuello. Pero si consigues hacer una buena exploración neurológica y detectas que los reflejos están disminuidos, ya sabes quenopuede ser justificableesediagnósticoyqueel problema estará en el nervio periférico o en la placa neuromuscular”. El hándicap, concluye, es que “no es fácil llegar a esos diagnósticos en cuanto que no hay una buena formación de la comunidad veterinaria en neurología; no es una rama que en ninguna facultad se profundice mucho durante la carrera”. “Antes, ver un perro de 18 años era poco probable; ahora, prácticamente todas las semanas atiendes a un paciente con esas edades”

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