IM VETERINARIA #36

67 im veterinaria E n un mundo en constante cambio y transformación, las clínicas veterinarias no pueden quedar al margen. Durante muchos años he visto un inmovilismo genera- lizado en la forma de hacer las cosas en nuestro sector. Sin embargo, la transformación digital, el cambio en los hábi- tos de consumo y de vida y, finalmente, la pandemia del Co- vid-19 están haciendo que los propietarios de clínicas veteri- narias estén revisando y actualizando sus modelos de negocio. Uno de los principales aspectos que está cambiando es la atención al propietario. Originariamente, éste ha sido tratado de la misma forma independientemente del tipo de animal. Sin embargo, las necesidades y expectativas del propietario difieren, entre otros motivos, dependiendo de qué especie animal posee. En un estudio elaborado por ANFAAC y publicado este mismo año, se constató que en España hay censados 3.795.139 ga- tos y 6.733.097 perros. Es decir, los gatos representan el 35,7% de la suma perros+gatos. Sin embargo, es muy frecuente que, en una clínica generalista, los pacientes felinos raramente su- peran el 20%. Son muchos los motivos que pueden resultar en ese bajo porcentaje, pero encuestas realizadas en varios países occidentales coinciden en un aspecto: cuando al propiétario felino se le pregunta “ por qué no acude más a menudo al ve- terinario” cerca del 80% responden “porque supone un estrés importante para el gato y para mí”. Por lo tanto, las clínicas veterinarias tienen un importante po- tencial de crecimiento si trabajan la atención al propietario fe- lino para ofrecerle aquello que necesita y demanda. Para ello debemos tener en cuenta una serie de aspectos importantes en nuestra clínica que harán que el propietario felino sea me- nos reticente a visitarnos: 1. Solicitud de cita. Uno de los aspectos más estresantes para propietario y gato es encontrarse con perros en la sala de es- pera de la clínica. Para evitar esta situación, es recomendable habilitar un área exclusiva para gatos, alejada lo más posible de la zona para perros. Si esto no fuera posible por las dimen- siones o arquitectura de la clínica, sería aconsejable que diéra- mos cita a los propietarios de gato en días y horas no coinci- dentes con los de perro. 2. Recepción. En mis muchas visitas a clínicas veterinarias, he visto cómo propietarios de gatos dejaban el trasportín en el suelo mientras hacían alguna gestión y como los perros que había cerca atosigaban al gato. Esto debe ser evitado y para ello debemos facilitar al propietario un “cubre-trasportines” en el caso de que no tenga y habilitar una zona para que deje el trasportín en alto. 3. Sala de espera. Como ya hemos comentado anteriormen- te, es aconsejable disponer de una sala de espera exclusiva para gatos. Alejada lo más posible de la zona de perros, limpia, neutra en olores y lo más silenciosa posible. Disponer de una zona donde poner los trasportines en alto y utilizar algún sis- tema de emisión de feromonas que ayuden a que el gato esté más relajado durante la espera.

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