IM VETERINARIA #33

79 im veterinaria T al y como señala la World Gastroenterology Organisa- tion (WGO por sus siglas en inglés), los probióticos son microorganismos vivos que confieren un bene- ficio a la salud cuando se administran en cantidades adecuadas. Poco a poco se van estudiando más sus beneficios tanto en humanos como en animales. En los perros, por ejemplo, se ha demostrado que favorecen la digestión y les permiten mante- ner un sistema inmunológico sano. Así, la ingesta de probióti- cos, pero también de prebióticos, puede ayudar a una mejoría en enfermedades tales como diarreas, estreñimiento, sobre- crecimiento de Helicobacter spp., infecciones genitourinarias y respiratorias, dermatitis atópica, problemas bucodentales y obesidad, entre otros. Especialmente, los probióticos ayudan a mantener una correc- ta flora intestinal y evitar desequilibrios que puedan repercutir negativamente en la salud del animal. Se entiende por micro- biota al conjunto de microorganismos vivos (es decir, bacte- rias, hongos, virus, entre otros). Las alteraciones de la flora intestinal pueden deberse a varios motivos, como la alimentación o el tratamiento con antibióti- cos, pero también al estrés, al medio ambiente o al propio en- vejecimiento de la mascota. Así, como señalan desde el blog de Dingonatura, el uso diario de probióticos es clave en casos de diarreas y heces pastosas, tratamientos con antibióticos y vacunales, o en situaciones de estrés. En el mercado hay una gran variedad de suplementos probióticos indicados para perros y gatos Los probióticos, a diferencia de los prebióticos, incluyen direc- tamente las cepas de bacterias beneficiosas para el organismo. Entre las más comunes, se encuentra la Lactobacillus , la cual ayuda a una mejor absorción de los nutrientes y favorece el buen funcionamiento del sistema digestivo, o las Bifidobac- terium, que favorecen la reducción de la diarrea, además de tener propiedades inmunitarias, entre otros. ¿Cómo elegir un probiótico? Actualmente, en el mercado hay una gran variedad de suple- mentos probióticos indicados para perros y gatos. Sin embar- go, para conocer cuál es el más indicado para cada caso, es necesario consultar a un veterinario, el cual tomará la decisión en función de la salud del animal, pero también de su estilo de vida y de su dieta. Asimismo, en el blog de Dingonatura detallan una serie de cri- terios a tener en cuenta a la hora de elegir el mejor probiótico para cada caso. Así, el primer consejo es escoger productos que contengan cepas específicas para la patología o para la especie animal. Es decir, no hay que ofrecer a los animales pro- bióticos dirigidos a humanos, pues, por ejemplo, en el caso de los gatos las cepas de enterococos son más importantes, y las de lactobacilos en los perros. Los probióticos, que se administran por vía oral, normalmente administrados en la comida o en alguna golosina que se vaya a dar al animal, tienen que ser resistentes a los jugos gástri- cos y biliares, es decir, tienen que estar biodisponibles una vez lleguen al intestino del animal. Asimismo, estos probióticos tienen que ser capaces de estimular al sistema inmune, sin ge- nerar inflamación. Es interesante que los probióticos contengan varias cepas, pues diversos estudios han demostrado que son más eficaces aquellos que son multicepa. Además, para que ofrezcan un mejor resultado, deberían incluir un número elevado de mi- croorganismos. Por otra parte, hay que escoger productos con una seguridad biológica probada, es decir, que asegura que sus cepas no son portadoras de resistencias antibióticas ni son patógenas. A la hora de comprar probióticos, además, es interesante tener en cuenta estas características: algunos necesitan estar refri- gerados; los liofilizados pueden llegar a durar más tiempo que aquellos refrigerados o los que son en polvo; y siempre deben venir con una fecha de caducidad. Alteración de la microbiota Varios son los factores que pueden provocar que un animal tenga una microbiota alterada y que, por tanto, puedan favorecer el crecimiento de microorganismos indeseables. Algunos de los factores más comunes son: • Antibióticos y quimioterápicos • La propia genética del animal • Un exceso de higiene • Cambio de alimentación • El estrés y algunos hábitos • Los contaminantes que hay en el ambiente, como pueden ser pesticidas y metales pesados El primer consejo es escoger productos que contengan cepas específicas para la patología o para la especie animal

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