IM VETERINARIA #32

78 im veterinaria Inmunodeficiencia felina en el laboratorio Para diagnosticar el virus de la inmunodeficiencia felina (VIF), el veterinario puede realizar un test en la misma clíni- ca veterinaria que sirve para detectar los anticuerpos frente al virus. Sin embargo, estos test no son 100% exactos, por lo que puede ser interesante enviar muestras a laboratorios especializados para que las analicen. Estos últimos test son más sensibles que los primeros. En el laboratorio , el VIF puede detectarse a través de alteraciones en el hemograma, bioquímica sanguínea, coagulograma y citología de médula ósea. Así, a través del hemograma se puede encontrar anemia, linfopenia, neutropenia, trombocitopenia, mono- citopenia, trombocitosis y leucocitosis ( Barr y Bowman, 2006; Rebar y Mac Williams, 2002; Sykes, 2014; Willard y Tvedten, 2004 ). Analizando la bioquímica sanguínea , la alteración más común y significativa que se detecta es la hiperprotei- nemia (siendo el rango normal de proteínas totales en un felino sano entre 5,7 a 8,9 g/dl). Las proteínas totales se encuentran conformadas por la albúmina y globulina. La relación entre albúmina (2,4- 3,8 mg/dl) y globulina (2,5- 4,2 g/dl) se obtiene por división A/G y debería resultar en un valor comprendido entre 0,5 – 1,3 para un animal sano. Sin embargo, en un felino positivo a VIF ocurre una hipergammaglobulinemia policlonal , la cual perjudica la síntesis de albúmina, pasando a denominarse “proteína de fase aguda reducida”. Asimismo, se produce el aumento de las gamma globulinas, el cual podría deberse a una activación policlonal del sistema inmune. Debe recordarse que los animales infectados con VIF pueden, en determinada etapa de la enfermedad, incrementar la producción de anticuerpos contra antígenos con los que el individuo ha contactado previamente, pero el animal es incapaz de producirlos en respuesta a la entrada de antígenos nuevos. De modo que es característico de estos pacientes el ha- llazgo de una marcada y sostenida hiperglobulinemia. También puede detectarse aumento de urea y creatinina . En cuanto a otras manifestaciones, son muy variables y se relacionan con las manifestaciones clínicas, neoplasia, infecciones oportunistas ( Sturgess, 2006; Sykes, 2014; Willard y Tvedten, 2004 ). Analizando el coagulograma de un gato conVIF, suele hallarse trombocitopenia , leves prolongaciones en el tiem- po parcial de tromboplastina activado y del tiempo de trombina, junto a un aumento en las concentraciones de fibrinógeno ( Rebar y Mac Williams, 2002; Sykes, 2014 ). Finalmente, en el caso de la citología de médula ósea , las citope- nias y anemias arregenerativas se originan por una displasia leve, hipoplasia eritroide y/o hiperplasia mieloide. Más tarde surge una hematopoyesis ineficaz o detención de la maduración ( Sykes, 2014; Willard y Tvedten, 2004). Asimismo, una correcta nutrición y manejo es clave para que estos animales mantengan una buena salud. Por eso, su dieta debe ser más completa y nutricionalmentemás balanceada que nunca. En este sentido, deberían evitarse ingredientes como la carne cruda, los huevos y la leche no pasteurizada, ya que el riesgo de infección por bacterias alimentarias y parásitos es ma- yor en animales inmunosuprimidos. Como en todos los animales, pero en estos más, se debe llevar un buen programa de control de parásitos y una correcta vacu- nación. Con la infección por VIF y en otros casos que cursan con inmunosupresión, se recomienda el uso de vacunas atenuadas. Las visitas al veterinario deberían ser semestrales, para controlar la salud del animal y poder detectar con rapidez cambios en su estado general. En estas visitas, el veterinario realizará una ex- ploración completa, enfocándose particularmente en boca, piel, nódulos linfáticos, ojos y peso. Además, es recomendable realizar un análisis de sangre anual del gato para poder comprobar su hemograma y contaje celular. En caso de que el gato no esté castrado, se recomienda su esterilización.

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