IM VETERINARIA #29

R ecuerda la veterinaria canaria Yaiza Gómez Mejías , especializada en medicina felina y presentadora del po- dcast La Gatera , que “la clínica de pequeños animales no empezó a ser considerada hasta la segunda mitad del siglo XIX, aunque los gatos todavía eran rechazados como pacientes por los veterinarios, todos hombres, ya que se trataba sobre todo a los caballos y a los animales de producción”. Gómez Mejías tampoco pasa por alto que hasta los años 50 del siglo pasado “empezó a ser socialmente aceptado el hecho de que las mujeres se dedicaran a la veterinaria” y, además como es su caso, a la medicina de pequeños animales. La situación de la medicina felina, hoy, es radicalmente dife- rente y Gómez Mejías menciona varios factores que considera claves. Por un lado, “ hay muchos profesionales con mucha for- mación e interés en ahondar en las particularidades de las pato- logías felinas y en las medidas de manejo y prevención” . Además, “el número de centros veterinarios exclusivamente dedicados a los gatos y de clínicas cat friendly ha aumentado muchísimo durante los últimos 20 años” e incluso “hay centros que ofrecen técnicas de diagnóstico que antes ni siquiera soñábamos tener a nuestro alcance”. También considera que, en general, los veterinarios “estudian mucho e invierten tiempo en mejorar como profesionales aun cuando, a diferencia de Reino Unido o Alemania, no se obliga a cumplir con un número de horas determinado de formación conti- nuada para continuar estando colegiada”. Desde el punto forma- tivo, no obstante, considera que “resulta confuso” que medicina felina no exista como especialidad. “No hay un colegio que la respalde; se incluye dentro de la me- dicina de pequeños animales o animales de compañía. Durante la carrera universitaria se obvian muchas materias que deberían impartirse si se espera que el veterinario generalista sea capaz de diagnosticar y tratar adecuadamente a un gato. El estigma de ‘perro pequeño’ perdura aún a día de hoy, a pesar de esa especie de mantra (’cats are not small dogs’) que se repite con frecuencia en los medios”, indica, explicando que las patologías más fre- cuentes en gatos suelen ser digestivas y urinarias. Comportamiento “También los problemas de comportamiento, que son una impor- tante causa de abandono y un problema de bienestar animal que a veces pasa desapercibido. Lamayoría de los problemas de com- portamiento no son enfermedades como tal, sino que derivan de una falta de comprensión de la naturaleza comportamental del gato y resultan en una falta de aceptación de comportamientos naturales por parte del propietario” , señala. En este campo, aña- de, “nos queda mucho por hacer y no logro entender cómo, a día de hoy, el estudio del comportamiento es completamente elimi- nado de los programas de estudio de las universidades”. Aporta, al respecto de esos problemas de comportamiento, una explicación: “Nuestro estilo de vida les obliga en ocasiones a vivir exclusivamente en el interior de una casa y a mantener in- teracciones intensas, les resta vías de escape y a veces no tienen acceso libre a sus recursos fundamentales”. A ello se añade, ade- más, el hecho de que los gatos tienen un periodo de sociali- Antes y después en la medicina felina El acceso al asesoramiento por parte de profesionales especializados y a las herramientas diagnósticas vin- culadas a los avances tecnológicos ha supuesto, en opinión de la veterinaria Yaiza Gómez Mejías, un antes y un después en la medicina felina. Al igual, añade, que la cantidad de investigación que, comparada con la que se llevaba a cabo en el siglo XX, “parece haber aumentado de forma considerable si nos basamos en el número de publicaciones de medicina felina comparado con el número de publicaciones de otras especies”. También menciona que las técnicas de imagen permi- ten diagnosticar patologías que antes no se diagnos- ticaban, “o que no se diagnosticaban suficientemente temprano en el curso de la enfermedad”. Y, en este sen- tido, destaca que la calidad de la radiografía digital permite, por ejemplo, visualizar ureterolitos con más facilidad. “Y el hecho de que haya profesionales capaces de implantar SUBs ha servido para salvar muchas vidas gatunas”, añade, explicando que todas estas técnicas están relacionadas entre sí. “ Una cosa no sirve de nada sin la otra. Si diagnosticamos algo que nadie puede tra- tar, no sirve demucho. Por otro lado, unmétodo diagnós- tico ordenado donde cada uno sepa llevar a cabo su tra- bajo, es primordial para sacar provecho de los avances y del asesoramiento por parte del personal especializado”, considera. Asimismo, menciona que otro de los temas recurren- tes en la especialidad es el sobrediagnóstico. “Cuando estudiaba esta semana la pancreatitis felina veía dos ar- tículos escritos por los mismos autores en años distintos. En 2014 una de las preguntas que encabezaban el artícu- lo se preguntaba por qué pasa desapercibida la pancrea- titis. Ahora, en 2020, el título es ¿Sobre-diagnosticamos pancreatitis?” Gómez Mejías, con este ejemplo, reflexiona sobre cómo el fácil acceso a determinadas pruebas diagnós- ticas conlleva la responsabilidad de interpretar correc- tamente los resultados. “Y, para ello, es necesario tener en cuenta las limitaciones de esas pruebas, la posibilidad de falsos positivos o negativos y conocer las relaciones entre unos sistemas orgánicos y otros. Basarse única- mente en un resultado positivo o negativo puede dar lu- gar a errores que actúen en detrimento de la calidad de vida del animal o de su esperanza de vida”, indica. 41 im veterinaria

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