IM VETERINARIA #27

75 im veterinaria sistemaclimático terrestrehaprovocadoel aumentode ladensidad y del periodode actividaddel vector que transmite la enfermedad” , puntualiza la portavoz del Anicura Asturpet Hospital Veterinario. Por eso, y aunque la elevada incidencia siempre haya sido espe- cialmente significativa en la “zona de la cuenca mediterránea”, esta situación tan particular no se ha dado de forma aislada en una sola región. En otras autonomías como Madrid o Cataluña también es una patología significativamente prevalente. Así las cosas, con el cambio de paradigma es reconocible el hecho de que en todo el país se han encontrado de alguna forma ejemplares del flebotomo, dípteros nematóceros, que actúan como vectores. “Esto ocurre incluso en el norte de España, una zona que tradicionalmente se ha considerado como terreno no endémico, puesto que se han documentado algunos casos au- tóctonos” . En este contexto, Lázaro Peláez apunta la necesidad de hacer una diferenciación entre prevalencia de la infección, seroprevalencia y prevalencia de la enfermedad. Así, distingue que la prevalencia de la enfermedad es “mucho más baja que la prevalencia de la infección”. Nuevas formas de contagio en zonas no endémicas En cuanto a las vías de contagio de la Leishmaniosis, como ya ha contado anteriormente la experta, en zonas endémicas se trans- mite fundamentalmente por la picadura del insecto transmisor. No obstante, a día de hoy “se están estudiando nuevas vías de transmisión tales como la vertical, la sexual, o el contacto directo, que pueden tener especial importancia en zonas no endémicas, es decir, enáreas geográficas demenor riesgo” , sostiene. Sea cual sea su forma de contagio, aparece con un cuadro de síntomas muy característicos. “Los síntomas cutáneos y la linfadenomegalia, la inflamación de los ganglios linfáticos o glándulas, son los que se suelenpresentar conmás frecuencia” , apostilla Lázaro Peláez. Eso sí, como especifica la doctora,“también pueden verse afectados otros órganos”. Al mismo tiempo, también hay un terreno por explorar en el ámbito de los tratamientos. Por ahora, no se han encontrado principios activos totalmente eficaces frente a la Leishmaniosis canina. Por regla general suelen curar el cuadro clínico del ani- mal, pero la sanación parasitológica como tal no se produce, por lo que enmuchos casos pueden asomar las temidas recaídas. En la actualidad, el tratamiento contra esta enfermedad infecciosa consiste en la combinación de varios medicamentos. Concreta- mente, “se basa en fármacos leishmanicidas como el antimoniato de meglumina o la miltefosina y un fármaco leishmaniostático llamado alopurinol” , detalla la experta. A la vez, puede ser de ayuda administrar una dieta equilibrada al paciente, así como “Actualmente se ha visto que otras especies como el gato, el caballo, la liebre, el conejo o incluso el lobo, pueden actuar como reservorios” vacunarlo para otras enfermedades y mantenerlo bien des- parasitado. Así, si el estado del animal es óptimo, su sistema inmune tiene mayores papeletas para ayudarlo a vencer la enfermedad. Por otro lado, tampoco existen milagros preventivos, o lo que es lo mismo, no hay ninguna medida 100% eficaz para asegu- rarles a los dueños que sus mascotas se mantendrán libres de la enfermedad. Para Rosa Lázaro Peláez, “lomás importante en materia preventiva es reducir el contacto con el vector, mediante insecticidas y repelentes tópicos”. Además, “las vacunas y los fár- macos inmunomoduladores pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la Leishmaniosis” , señala. ¿Qué pasa con otros animales? Igual que los propietarios de otro tipo de animales no pueden descartar que sus mascotas no vayan a sufrir la infección. Porque, si bien la Leishmaniosis se asocia comúnmente a los perros, “actualmente se ha visto que otras especies como el gato, el caballo, la liebre, el conejo o incluso el lobo, pueden actuar como reservorios”, relata la veterinaria del centro asturiano. Esto significa que pueden alojar en sus cuerpos el microorganis- mo, pudiendo causar el contagio y propagando la infección. Incluso en el caso de los felinos, es cada vez más frecuente que lleguen a desarrollar la enfermedad. Un incremento que tiene su explicación en el aumento de gatos como animales de com- pañía, tal y como indica Anicura. No obstante, de momento, la Leishmaniosis en estos animales tiene una incidencia baja, de entre el 3 y el 26%. De lamisma forma, los seres humanos noestánexentos de riesgo a la hora de contraerla, aunque ni en España ni en Europa sea una enfermedad destacable. De hecho, más del 90%de las personas afectadas se localizan en cinco países: India, Bangladesh, Nepal, Brasil y Sudán. “Lamayoríade los infectados nodesarrollanningún síntoma”, especifica Lázaro. El cuadro clínico sí es más difícil de concretar, puesto que “se han descrito presentaciones clínicas que vandesdeuna leishmaniosis cutánea, hasta formas graves comoes la leishmaniosis visceral, que afecta a distintos órganos” . Asimismo, el animal puede contraer simultáneamente otra enfermedad infecciosa de elevada prevalencia en España, y también trasmitida por un vector: la ehrlichiosis. “En el caso de la leishmaniosis, el vector responsable de la transmisión es un in- secto del género Phlebotomus. La enfermedad está causada por un protozoo del género Leishmania. En el caso de la erlichiosis, se transmite normalmente por la picadura de una garrapata. La enfermedad está causada por una bacteria intracelular, Erlichia canis”, apunta la doctora. En cuanto a los signos clínicos más frecuentes de esta patología en el caso de los perros, aparecen “apatía, depresión, fiebre, anorexia, pérdida de peso, espleno- megalia, epistaxis, petequias, y, en ocasiones, signos oculares y neurológicos”. Dada su gravedad, Rosa Lázaro hace hincapié en la importancia de cuidar al máximo algunos aspectos del cuidado de los animales para mantenerlos a salvo dentro de lo posible. “No se puede olvidar que en cualquier enfermedad infecciosa, las medidas de prevención e higiene del ambiente son fundamentales”, finaliza.

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