IM VETERINARIA #15

31 im veterinaria Licenciado por la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, Miguel Fraj es ya un experimentado de la profesión. Desde que en 1990 decidiera fundar la Clínica Veteri- naria Caspeguau no ha cesado en invertir en mejoras, mayor formación y especialización del equipo técnico. “Mis pacientes son lamayoría cánidos y félidos, a los cuales les planifico un protocolo de profilaxis sanitario a nivel pa- rasitario y vacunal, así como unas pautas nutricionales en cada etapa de su vida, todo de unamanera personalizada”, afirma, y continúa: “ También realizo los actos clínicos necesarios para resolver las patologías y problemas típicos que surgen en la clínica veterinaria rural ayudado por herramientas de diagnóstico, como radiología digital, ecografía y analítica bioquímica y hematológica”. La clínica, situada en la localidad de Caspe, dispone de una tecnología cualificada que permite dar respuesta a las necesidades de los pacientes. “La tecnología hoy en día es esencial porque nos ayuda a realizar nuestros diagnósti- cos con unos aparatos más eficientes, rápidos y económicamente más accesibles. Del mismo modo, nos facilita un contacto más directo y personal a través de programas informáticos y aplica- ciones de móviles específicos en el ámbito de clínica de mascotas con los clientes”. Miguel reivindica la labor fundamental que realizan los vete- rinarios, en especial en el ámbito rural. “Contribuyo con una labor sanitaria que no siempre es visualizada ni valorada. En mi caso, en el ámbito comarcal que abarco de unos 30 km a la re- donda, actúo como inspector sanitario para la administración manteniendo a nuestras mascotas sanas, y con ello nuestra so- ciedad más saludable”. Labor encomiable que, sin embargo, requiere de ciertas actua- lizaciones sobre todo en el caso impositivo, y en los aspectos relacionados con la ética profesional. “La actividad veterinaria necesita una reestructuración que fomente un mayor corporati- vismo de la profesión y una bajada de IVA; sólo así será posible que se reconozca nuestra aportación sanitaria a la sociedad”, advierte este veterano profesional, y continúa: “También es necesario que se aplique el Códi- go Deontológico para evitar la competencia desleal y el intru- sismo, muy común en el entorno rural. Todo ello unido a un ma- yor reconocimiento y dignifica- ción profesional”. Por tanto, se requiere un cam- bio de modelo orientado a un mayor control de la actividad profesional en aspectos clave como el intrusismo y una mayor inversión en formación y es- pecialización para hacer frente a los retos del futuro. “La admi- nistración debería apostar por la veterinaria para cubrir la super- visión e inspección de otros campos de trabajo de nueva creación relacionados con la sanidad alimentaria. Además debería reducir el número de universidades para adecuar la demanda a la situa- ción real del mercado”. Como reto de la profesión, Miguel apunta la adaptación al fu- turo y a los nuevos modelos de interacción entre el cliente, el paciente y el veterinario. “El paciente cada vez se integra más dentro del núcleo familiar. El cliente demanda un servicio más exigente, rápido y de calidad. Y en cuanto a las clínicas, deberán orientarse hacia la especialización como centros oftalmológicos, traumatológicos, dermatológicos, clínica de exóticos, etc.”. Junto a ello, apuesta por crear grandes hospitales con la última tec- nología “que actuarán de centros de referencia para otros peque- ños núcleos independientes y franquiciados”. Miguel Fraj (Clínica Veterinaria Caspeguau, Zaragoza) “La tecnología hoy en día es esencial porque nos ayuda a realizar nuestros diagnósticos más eficientes, rápidos y económicamente más accesibles”

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