"La socialización debe acometerse de forma gradual, continuada y agradable para el animal"

La etología clínica se encarga de solucionar los problemas de conducta canina y felina. Extensamente consolidada como especialidad en países del ámbito internacional, en España aún carece de un amplio reconocimiento. No obstante, son múltiples los resultados que está produciendo en nuestro país el tratamiento de animales a través de la etología

14/03/2017

Una de las mayores preocupaciones de los propietarios es cómo tratar los problemas relacionados con la conducta de sus mascotas. Precisamente la etología se encarga de facilitar las estrategias adecuadas para que ese cambio conductual sea efectivo. “Nos encargamos de mejorar la convivencia con el animal, esa es nuestra principal ...

Una de las mayores preocupaciones de los propietarios es cómo tratar los problemas relacionados con la conducta de sus mascotas. Precisamente la etología se encarga de facilitar las estrategias adecuadas para que ese cambio conductual sea efectivo. “Nos encargamos de mejorar la convivencia con el animal, esa es nuestra principal función. Para ello es necesario un tratamiento individualizado, caso por caso”, asegura Pablo Hernández, etólogo clínico y director de www.etologiaveterinaria.com.

Licenciado en 1991, Pablo ejerció durante unos años como veterinario en varias clínicas generalistas de pequeños animales, para más tarde especializarse en la etología clínica. “En el 2003, comencé a dedicarme exclusivamente a tratar problemas de comportamiento en perros y gatos. La etología comporta también programas de prevención previos a la adquisición del animal”.

Comportamientos diferentes

Según el etólogo de www.etologiaveterinaria.com, el comportamiento de los perros se asemeja al humano porque se relaciona en grupo, mientras que los gatos suelen ser más solitarios. “El estilo de vida de los gatos es solitario, tengamos en cuenta que se trata de un depredador que caza en solitario y que su supervivencia depende en gran medida de la cantidad de comida que encuentre en su entorno. Esto explica la tendencia de los gatos a tener una vida en solitario”.

También varían los problemas que suelen atribuirse al comportamiento canino y al felino. De manera que los más frecuentes en los perros responden a conductas agresivas, habitualmente hacia otros perros y hacia los dueños, y a cuestiones de destructividad o de eliminación en casa. Por último, y en menor medida, pueden estar relacionadas con el miedo a personas o ruidos, como tormentas, petardos, etc. “En el caso de los gatos, las consultas suelen referirse a problemas relacionados con el hecho de hacer sus necesidades fuera de la bandeja, y a temas de agresividad entre gatos que conviven en la misma casa”, añade Pablo Hernández.

La agresividad

Por tanto, uno de los problemas que afecta al comportamiento felino y canino es la agresividad, aunque motivada por diferentes causas. En el caso de los perros, existe una mayor socialización, lo cual contribuye a una mejor adaptación al entorno habitual.  “A veces, los animales vienen con una socialización deficiente, y es necesario que aprendan a relacionarse con otros individuos, ya que si un animal está mal socializado las probabilidades de que aparezcan problemas de agresividad o de miedo, se multiplican. Es importante que esta socialización se acometa de forma gradual, continuada y que sea agradable para el animal”, afirma el etólogo clínico.

Según Pablo Hernández, una mala práctica es utilizar el castigo como método para educar al animal. “Hay propietarios que consideran que el castigo es la mejor estrategia para educar a su mascota. En este sentido, es importante no incurrir en el error de utilizar el castigo y no cumplir las necesidades básicas del animal en cuanto al ejercicio suficiente y al contacto necesario para su socialización”.

Tratamiento personalizado

En cuanto al tratamiento, el mejor método para reducar al animal, según el etólogo clínico, debe adoptarse en función del tipo de problema y de la situación concreta que presenta cada caso. “Es importante adaptar las estrategias orientadas al cambio de conducta del animal a su contexto, su hábitat de convivencia, sus peculiaridades, etc.”. Así, el éxito del tratamiento depende en gran medida del grado de especificación y personalización del mismo con respecto a las singularidades del caso clínico.

Por regla general, el tratamiento suele combinar varios sistemas. “Por un lado facilitamos pautas a los propietarios en cuanto a cómo relacionarse con su mascota o cambios en su rutina. Y por otro –especialmente en los perros– realizamos ejercicios específicos basados en relacionar determinados individuos con cosas agradables como el juego o la comida”, declara  el etólogo clínico.

Por último, nos ofrece un buen consejo. “Lo mejor que pueden hacer los propietarios es dejarse asesorar por un profesional que posea una formación acreditada, sólo así se asegurará de que su mascota está en buenas manos”.

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