Edad recomendable para introducir cachorros en el hogar

Desde el Colegio de Veterinarios de Badajoz explican las primeras semanas de vida del cachorro y cuando es más recomendable introducirlo en el nucleo familiar.

16/02/2022

A la hora de adoptar un cachorro, uno de los factores más importantes a tener en cuenta es la edad a la que introducimos a estos enanos en nuestro núcleo familiar. Si bien es cierto que el comportamiento del que dispondrá el animal estará influido por diversos factores como la ...

A la hora de adoptar un cachorro, uno de los factores más importantes a tener en cuenta es la edad a la que introducimos a estos enanos en nuestro núcleo familiar. Si bien es cierto que el comportamiento del que dispondrá el animal estará influido por diversos factores como la educación recibida, el componente genético o el temperamento, entre otros, el periodo de cachorro juega un papel protagonista a la hora de definir el comportamiento de nuestro perro.

Es conocido que los perros al igual que otras especies animales nacen con un desarrollo motor, sensorial y nervioso inmaduros, es decir, en un incompleto desarrollo. En las primeras semanas de vida son animales que dependen al completo de sus madres, y es gracias a las interacciones maternales que consiguen avanzar hacia un desarrollo más completo. Los lamidos, el contacto y otras acciones son las responsables de aportar una estabilidad emocional y un adecuado desarrollo sensorial.

En los cachorros que no reciben estas acciones maternales, se ha podido observar que en un futuro presentarán una tolerancia más baja ante el estrés y que serán animales más propensos a desarrollar miedos y fobias que pueden derivar en problemas de ansiedad y agresividad.

Durante el periodo de socialización, comprendido entre la tercera hasta aproximadamente la decimoquinta semana de vida del animal, el cachorro empieza a estar dotado de una suficiente capacidad sensorial como para establecer interacciones con sus hermanos de camada y el entorno que los rodea.

El perfeccionamiento de las habilidades sociales es esencial para que pueda comunicar sus emociones, como para interpretar la de los seres que los rodean en un futuro. En esta ventana de la edad del animal se aprenden además a controlar aspectos tan importantes como la fuerza de la mordida, para no hacer daño y poder jugar, a tolerar la frustración y a saber enfrentarse a problemas para poder convertirse poco a poco en un animal más independiente.

Durante este periodo de socialización, como está implícito en su nombre, el animal empieza a perder el miedo a experimentar nuevas experiencias, por lo que como dueños debemos de entender que a partir de este momento es conveniente que nuestro cachorro se acerque por vez primera hacia personas y perros desconocidos.

Expertos en etología coinciden en que alrededor de las doce semanas de edad maduran las estructuras nerviosas responsables de generar el miedo, por lo que a partir de esta edad los cachorros sentirán miedo hacia lo desconocido, algo que puede complicar notablemente su adaptación hacia situaciones desconocidas.

Entonces… ¿Cuál es el mejor momento para introducir al cachorro en nuestros hogares?

Pues atendiendo a las necesidades biológicas de los cachorros, lo ideal sería que permaneciesen junto a su madre y sus hermanos de camada hasta pasadas las ocho semanas de edad, para experimentar así los beneficios de la convivencia y que además les quede un mes para poder adaptarse así a nuevas situaciones y entornos, que en este caso serían los que se van a encontrar una vez entren en sus nuevas residencias.

Los perros adoptados de forma prematura, es decir, con anterioridad a las ocho semanas mencionadas, están predispuestos a padecer problemas etológicos como pueden ser los trastornos por separación, la agresividad o diversos problemas a la hora de establecer nuevas relaciones sociales.

La otra cara de la moneda, la de la adopción tardía, no suele presentar tantos problemas, aunque suele depender del ambiente en el que se haya criado hasta ese momento el animal, ya que puede ser que los animales hayan experimentado poco o nulo contacto con algunos de los estímulos que tras su adopción puedan estar presentes en sus rutinas, pudiendo generar estrés o miedo a nuestras mascotas.

Los problemas más frecuentes derivados de una socialización deficiente podemos decir entonces que son: miedo, agresividad, ansiedad, hiperactividad y estereotipias o conductas repetitivas entre otros. Todos estos, sin excepción alguna, tienen como consecuencia la disminución del bienestar de nuestros perros, dificultando así su adaptación a su entorno y creando un factor de riesgo para el abandono animal. Si realmente queremos prevenir la aparición de estos problemas, hemos de proporcionar a nuestro cachorro un amplio abanico de vivencias, e intentar que estas sean positivas para garantizar así una correcta socialización.

Para fortalecer la capacidad de socialización de nuestros perros, podemos seguir algunas de las recomendaciones que nos ofrecen los expertos en etología canina, entre los que más destacan encontramos los siguientes:

Si el cachorro todavía no tiene todas las vacunas, puedes favorecer su socialización con perros conocidos (de familiares y amigos) que sepas que están vacunados y desparasitados y que sean sociables. Si ya tiene las vacunas, puedes fomentar esta socialización con perros desconocidos en la calle o en el parque.
Si al principio se muestra tímido, puedes animarle a interactuar, por ejemplo, interactuando tú mismo con el otro perro.

Favorece los encuentros e interacción del cachorro con personas desconocidas tanto en casa como en la calle.
Asegúrate que se relacione tanto con adultos como con niños, hombre y mujeres, con diferentes aspectos e indumentarias.
Procura que el cachorro se familiarice desde el principio con el entorno en el que tendrá que vivir en el futuro, sacándolo a la calle. Si todavía no tiene las vacunas, evita llevarlo a zonas de gran afluencia de perros, como los parques caninos, ya que puede haber mayor carga ambiental de patógenos.

Asegúrate de generar nuevas experiencias como los viajes en coche, la visita al veterinario y peluquería, tener invitados en casa o relacionarse con otras especies animales, como pueden ser los gatos.

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