Los riesgos nutricionales incluyen riesgo de deficiencias nutricionales (carencias), excesos nutricionales (toxicidades) y en energía (sobrepeso/obesidad por sobrealimentación) y desequilibrios. Las principales causas de los riesgos nutricionales son la administración de alimentos no completos, es decir, alimentos que no aportan todos los nutrientes en las cantidades adecuadas o estos no son digestibles o biodisponibles (dietas de baja calidad, de productores sin controles, raciones caseras no formuladas o controladas, etc.) Las toxicidades por exceso de un nutriente también pueden asociarse a fórmulas de dietas comerciales o caseras mal realizadas y frecuentemente se asocian a administración sin control veterinario de suplementos nutricionales.

Controlar el riesgo de carencias y toxicidades es especialmente importantes en animales en crecimiento, ya que las consecuencias sobre el desarrollo y la salud se manifiestan de forma más rápida y severa que en adultos, y en ocasiones causan alteraciones irreversibles. Se han descrito casos de hiperparatiroidismo nutricional secundario, causados por deficiencia de calcio y ratios inversos calcio: fósforo, además de otras deficiencias con dietas caseras crudas y cocinadas.

El exceso de energía es la principal causa de sobrepeso y obesidad en perros y gatos. La obesidad es factor de riesgo de un gran número de alteraciones de la salud además de una menor longevidad. El sobrepeso también puede afectar a animales en crecimiento y su prevención es imprescindible. Tanto en perros como en gatos, el crecimiento rápido se asocia a obesidad una vez adultos.

En cachorros de razas grandes, además, el crecimiento rápido se asocia a la manifestación clínica de las enfermedades ortopédicas del desarrollo. En estos pacientes se debe alimentar de forma racionada y controlar la velocidad de crecimiento usando curvas de crecimiento (específicas a especie y tamaño) y ajustar la ración diaria cada dos semanas en función de la evolución del peso.

Estos cachorros además son especialmente sensibles al exceso de calcio y el desequilibrio de macrominerales de la dieta (por su crecimiento rápido), por lo que el uso de suplementos nutricionales y especialmente minerales tiene un alto riesgo y pone en riesgo su desarrollo esquelético.

La suplementación está en general desaconsejada si se administra un alimento o ración completa y adecuada a la edad. Si la ración no es completa o el alimento adecuado, una suplementación indiscriminada no va a corregir las potenciales carencias o toxicidades.

Los riesgos lesionales están comúnmente ligados a la ingestión de huesos (obstrucción, perforación, constipación, rotura de dientes).

Las principales causas de riesgos sanitarios son la contaminación por patógenos (Salmonella, toxoplasma, E. Coli, etc.) vehiculados por productos secos (masticables, cueros secos o ahumados, jerkys) y carnes o vísceras crudas (alimentación cruda, BARF) tanto comerciales como caseras. Aunque la principal preocupación de esta contaminación es el riesgo zoonótico, en pacientes en crecimiento con un sistema gastrointestinal e inmunitario inmaduro el riesgo de infección se considera mayor que en animales adultos. Si los cuidadores eligen usar este tipo de alimentos, es importante informarles sobre estos riesgos, para que tomen una decisión informada.

La administración en exceso de alimentos complementarios (productos caseros, snacks, chucherías) también tiene riesgo nutricional, además de riesgos de toxicidad de productos (xilitol, ajo, uva, etc.) o riesgo de alteraciones gastrointestinales (insulto pancreático por ingestión de productos grasos, diarrea por insulto intestinal, etc.)