"Estudiar el comportamiento animal nos acerca a un entendimiento más profundo sobre ellos y su mente"

Conocer el comportamiento normal de una especie ayudará a entenderla mejor. Por eso la importancia de la etología, la rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales y que busca su bienestar y salud.

13/05/2021

Desde el punto de vista de la salud, se debe tener en cuenta que la línea entre problemas orgánicos y problemas de comportamiento en los animales es prácticamente inexistente. De ahí que los etólogos, como veterinarios, deban asegurarse "de que no existen otras patologías asociadas que sean las causantes o ...

Desde el punto de vista de la salud, se debe tener en cuenta que la línea entre problemas orgánicos y problemas de comportamiento en los animales es prácticamente inexistente. De ahí que los etólogos, como veterinarios, deban asegurarse "de que no existen otras patologías asociadas que sean las causantes o que empeoren dichos problemas. Porque las alteraciones conductuales pueden producir graves alteraciones en el animal", apunta Noemí Graña Torralba, veterinaria etóloga en Educavet. Por eso, velando, ante todo, por el bienestar del paciente, la etología es la rama de la medicina veterinaria que trata cualquier problema derivado de conductas de un animal doméstico que pueda causar lesión o enfermedad en el individuo que la manifiesta o en otros. O que resulta peligrosa o simplemente molesta para el tutor. "Esto incluye problemas relacionados con la agresividad, el miedo, las eliminaciones inadecuadas, los destrozos, etc. Las consecuencias de los problemas de comportamiento muchas veces son dramáticas, dado que complican bastante la relación entre el tutor y su perro o gato, lo que provoca un deterioro del vínculo, a veces irresoluble, y que finaliza en abandono, en muchas ocasiones", concluye la etóloga de Educavet.

Por este motivo, es importante que si el dueño de la mascota aprecia cualquier cambio en el comportamiento o conducta del animal, se ponga en contacto con un especialista. Porque los etólogos, "no solo conocemos cuál es el comportamiento normal de nuestros animales de compañía, sino que prevenimos, diagnosticamos y tratamos sus problemas de conducta", afirma Noemí Graña. Porque, en este sentido, entender cuáles son las necesidades de comportamiento que requiere, cómo se comportará de forma normal en el día a día, y cómo manejar las situaciones conflictivas será clave para tener un animal equilibrado. "La mayoría de los dueños de mascotas tienden a ponerse en contacto con el etólogo clínico cuando ya existe algún problema de comportamiento instaurado. Efectivamente, nosotros somos los encargados de diagnosticar cuál es la causa de esa complicación y de tratarla, pero la realidad es que muchos de esos problemas podrían prevenirse si el tutor acudiese a un etólogo antes de adquirir un animal o en el momento de su llegada a casa", destaca.

Obviamente, cuanto antes se entre en contacto con un profesional, menor será la probabilidad de que se presenten conductas no deseadas. Por ello la especialista de Educavet considera que los etólogos deberían estar presentes antes de la llegada del animal al hogar. Y subraya que "deberíamos, incluso, formar parte de la toma de decisiones antes de adquirir a un nuevo miembro de la familia, ya que daremos al futuro propietario una visión realista de sus necesidades y si podrá cubrirlas. Además, le orientaremos para ayudar al animal a poder realizar sus comportamientos normales, a entenderlos y a tener las herramientas necesarias para la gestión de las situaciones conflictivas", explica la etóloga.

En todas las etapas del animal

La etología abarca todas las etapas de su vida, desde la etapa prenatal a la geriátrica. Porque si bien los animales recién nacidos necesitan unos cuidados específicos a nivel conductual, los más ancianos también, ya que, por ejemplo, durante la avanzada edad se van a manifestar alteraciones y déficits a nivel cognitivo o manifestaciones de dolor. Y lo que la etología busca, como cualquier otra especialidad veterinaria, es el bienestar y la salud de los animales. "Hay que tener en cuenta que conocer el comportamiento normal de una especie nos ayudará a entenderla mejor, detectar antes problemas de salud, evitar situaciones estresantes durante la exploración, la hospitalización y la estancia en la clínica veterinaria en general. Además de evitar situaciones de riesgo y accidentes para nosotros mismos", concluye la especialista. Un comportamiento animal que puede tener bases genéticas o, bien, ser aprendido. ¿Y qué diferencias pueden existir entre ambos conceptos? Para Noemí Graña existen unas diferencias bastante claras. "Los comportamientos con predisposición genética son aquellos como el comportamiento trófico o alimentario y el maternal, por ejemplo. Así como aquellos otros característicos de una raza, por los que se les ha seleccionado genéticamente, como es el caso de las razas cooperativas, es decir, las seleccionadas para trabajar en estrecha colaboración con nosotros, como perros de pastoreo. Estos perros tienen una tendencia innata a comunicarse con los humanos, a mirarnos más y también una sensibilidad especial a nuestros gestos y voces", destaca. Esta sería la parte genética, según la especialista, si bien apunta a que es posible enseñar a cualquier perro a que, por ejemplo, nos mire a la cara. "Aquí deberíamos reforzar esa conducta premiando cada vez que nos mire, por lo que, en este caso, se trataría de un comportamiento aprendido".

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