Analiza Marco Villén, veterinario y miembro del Grupo de Especialidad de Etología clínica de AVEPA (GrETCA), y especialista de la clínica Katu Horia, que "desgraciadamente el acercamiento a la disciplina del comportamiento de los perros por parte de la población se ha dado a través de los medios de comunicación a partir de pseudo-etólogos televisivos". Comenta que tales pseudo-etólogos difunden métodos y teorías anticuadas y basados en ideas erróneas sobre la jerarquía. "Esto supone un riesgo para la salud humana y un pronóstico desfavorable en la evolución de la problemática del animal, sobre todo cuando el miedo y el estrés están presentes".

En este sentido, resalta la excelente labor de compañeros veterinarios que trabajan en y por la etología clínica, y que ha hecho que, en los últimos años, sea una disciplina que tienen en cuenta muchos centros veterinarios a diferentes niveles, "y poco a poco hace que los veterinarios seamos conscientes de las necesidades etológicas de nuestros pacientes y nos convirtamos en portavoces de su bienestar.

Por tanto, la etología es clave a la hora de tratar y manejar a las mascotas. "Todos los veterinarios que hacemos clínica diaria tenemos esa capacidad de comunicar con el propietario, a la vez que exploramos al paciente y a la par que miramos las señales que nos manda este último para evitar una cirugía reconstructiva de nuestros dedos (ahora se llama Riesgos Laborales)". Explica que los etólogos clínicos obtienen más placer intelectual en la observación de las señales que les mandan los pacientes y poder tener más recursos para minimizar estados de estrés o miedo.

Beneficios de la etología

Los diferentes problemas y alteraciones de conducta de las mascotas se consideran una de las principales causas de abandono y eutanasia (excepto en geriátricos). "Por lo tanto el poder ofrecer un servicio que genere la posibilidad de evitar estas situaciones supone el principal beneficio de esta disciplina".

El experto afirma que la íntima unión afectiva que hoy en día constatan entre pacientes y clientes les permite a los etólogos clínicos mejorar la calidad de vida de ambos, al proponer soluciones ante problemas que afectan seriamente a aspectos emocionales, sociales y sanitarios.

¿Cómo se aplica esta especialidad?

En el ejercicio de la clínica diaria, la aplicación de la etología clínica es algo continuo y multifactorial. "Desde la distribución de espacios (fundamental en gatos), como intentar un contacto positivo con los perros desde el principio. En mi caso, la primera pregunta que hago a los propietarios es si su digestivo está bien (igual la consulta es por una cojera) para acto seguido iniciar la toma de contacto con el perro mediado por extras alimentarios", establece Marco Villén.

En el caso de las consultas de etología clínica, tras la anamnesis, el elenco de opciones terapéuticas es amplio y siempre consiste en el uso de diferentes medidas complementarias entre sí. "Contamos con la realización de pruebas diagnósticas para descartar otras enfermedades subyacentes, la utilización de psicofármacos y/o nutracéuticos, medidas quirúrgicas y sobre todo de protocolos para el tratamiento de los problemas o alteraciones comportamentales que se presentan en las mascotas".

Destaca que cada modelo terapéutico hay que adaptarlo a cada modelo convivencial (humano-animal) y es aquí donde más imaginación, capacidad argumentadora y negociadora se necesita para darle forma al tratamiento final.

Los retos de educar a una mascota

Como en toda disciplina médica, la prevención supone la principal arma contra la aparición posterior de patologías. El profesional apunta que, en el caso de la etología clínica, todavía es más importante al poder evitar o mitigar futuros problemas incidiendo en la prevención a varios niveles. "Nos servimos de los periodos de vacunación en cachorros para informar de todas las medidas educativas de las que disponemos con especial énfasis en aprovechar el periodo de socialización de la especie para adaptarla al entorno humano-urbano".

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