La hipertensión en el gato

Pese a que hace unos años prácticamente no se le prestaba atención, la hipertensión en los gatos puede provocar grandes problemas que pueden afectar a órganos diana del animal. Afortunadamente, poco a poco, se va incorporando más la monitorización rutinaria de la presión arterial.

24/03/2021

Tal y como señalan en la guía ISFM Consensus Guidelines on the Diagnosis and Management of Hypertension in Cats, la hipertensión felina es una enfermedad común en gatos mayores. Se diagnostica principalmente en asociación con otras enfermedades como la enfermedad renal crónica y el hipertiroidismo, por eso se la conoce ...

Tal y como señalan en la guía ISFM Consensus Guidelines on the Diagnosis and Management of Hypertension in Cats, la hipertensión felina es una enfermedad común en gatos mayores. Se diagnostica principalmente en asociación con otras enfermedades como la enfermedad renal crónica y el hipertiroidismo, por eso se la conoce como hipertensión secundaria). Otros motivos por los que podría aparecer la hipertensión secundaria son la acromegalia y la enfermedad de Cushing. Sin embargo, también se encuentran casos como la hipertensión primaria aparente, en los que puede aparecer la enfermedad sin ninguna otra enfermedad base.

Es una enfermedad a la que hace unos años en medicina felina casi no se le prestaba atención, pese a que, por ejemplo, es un problema muy común entre los seres humanos. De hecho, las consecuencias clínicas de la hipertensión pueden ser graves. Se puede relacionar con el daño de órgano diana como los ojos, el corazón, el cerebro o los riñones. Es por ello que es importante conseguir un diagnóstico precoz, seguido de un tratamiento terapéutico adecuado, el cual permita ayudar a reducir morbilidad asociada con la enfermedad.

Efectos

Como se ha mencionado anteriormente, la hipertensión puede afectar a una serie de órganos del animal. En el caso de los ojos, se han informado cambios oculares hipertensivos en aproximadamente el 50% de los gatos hipertensos y los estudios sugieren que pueden desarrollarse cambios en la retina a una PAS de aproximadamente 160 mmHg y más. Las lesiones pueden reflejar el diagnóstico relativamente tardío de hipertensión en muchos estudios. La hipertensión puede provocar hemorragias intraoculares, así como inflamación o desprendimiento de la retina que resultan en disminución o pérdida de la visión, con frecuencia irrecuperable.

En el cerebro y el sistema nervioso, puede desembocar en la encefalopatía hipertensiva, que ocurre cuando la PA es lo suficientemente alta y sostenida durante el tiempo suficiente para superar la capacidad autorreguladora de la vasculatura cerebral. Se han descrito edema cerebral y arteriosclerosis en gatos con encefalopatía hipertensiva. Los estudios han informado signos neurológicos en el 15-46% de los casos de gatos hipertensos, incluyendo desorientación, convulsiones, ataxia, depresión y signos vestibulares. La confirmación de que los signos clínicos se deben a la hipertensión rara vez se logra sin imágenes avanzadas, pero se puede hacer un diagnóstico presuntivo si los signos mejoran después de la normalización de la PA.

Del corazón, indican en la guía ISFM Consensus Guidelines on the Diagnosis and Management of Hypertension in Cats, puede aumentar el estrés de la pared del ventrículo izquierdo y producir hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo (HVI). Esto puede producir comúnmente anomalías auscultatorias como ruidos de galope, y quizás con menos frecuencia soplos y arritmias, en gatos hipertensos. La ecocardiografía revela con frecuencia HVI, aunque el grado de hipertrofia no se correlaciona con la magnitud de la hipertensión. Ocasionalmente se han reportado complicaciones graves como insuficiencia cardíaca o disección aórtica en gatos afectados.

Monitorización

La hipertensión es mucho más común en gatos mayores de diez años y se calcula que la mediana de edad en el diagnóstico se sitúa entre los 13 y los 15 años, aunque algunos gatos jóvenes (entre 5 y 7 años) también han sido diagnosticados con hipertensión.

Pese a que es una enfermedad bastante común, lo cierto es que la monitorización rutinaria de la presión arterial (PA) se suele realizar con poca frecuencia. Esto, sin duda, supone un infradiagnóstico de la misma en la práctica clínica. Por ello, en el estudio aseguran que es necesario asegurar que la PA se mide con la mayor precisión posible con una técnica reproducible; identificar y monitorear a los pacientes en riesgo de desarrollar hipertensión; establecer criterios adecuados para la intervención terapéutica; y establecer dianas terapéuticas adecuadas.

Para medir la presión arterial existen diferentes técnicas y equipos. Afortunadamente, hoy en día la mayoría de clínicas cuentan con medios para poder realizar esa monitorización. El equipo que se usa, como explica en GEMFE, es parecido al que se usa en la medicina humana, con un manguito inflable que se coloca alrededor de una pata delantera o en la cola. La toma de la tensión arterial suele requerir pocos minutos, es absolutamente indolora y la mayoría de los gatos la tolera perfectamente. Importante también es hacer un examen detallado del ojo, pues los gatos hipertensos suelen tener afectada la visión.

Actuación

En el momento del estudio (2017) el besilato de amlodipino es el tratamiento de elección para controlar la hipertensión felina y es eficaz en la mayoría de los gatos, pero la dosis necesaria para controlar con éxito la hipertensión varía de un individuo a otro. Algunos gatos requieren terapia adyuvante a largo plazo y, ocasionalmente, es necesaria una terapia adicional para el manejo de emergencia de las crisis hipertensivas.

Ante un gato hipertenso hay que realizarle las pruebas diagnósticas necesarias para saber si hay alguna enfermedad causante de la hipertensión. En algunos casos, como en el hipertiroidismo, el tratamiento de la enfermedad subyacente hace desaparecer la hipertensión. Asimismo, hay que valorar las complicaciones de la hipertensión en cada caso concreto, para, de esta manera, llevar un correcto seguimiento de las mismas una vez comenzado el tratamiento para la hipertensión.

La respuesta al tratamiento cambiará según cada paciente, y en algunos casos estabilizar la tensión puede llegar a necesitar un tiempo relativamente largo. En algunas ocasiones también se deberá de probar con diferentes fármacos. Para llevar un correcto control es necesario realizar mediciones frecuentes de la presión arterial y vigilar la evolución de las otras posibles lesiones que pueda tener el gato. Por otra parte, explican los expertos que las dietas con bajo contenido en sal puede ser beneficios, pero no como única medida para controlar la enfermedad. Asimismo, no es recomendable que los gatos afectados se alimenten con golosinas o premios ya que suelen incorporar altas cantidades de sal. Si bien por norma general se puede alimentar a los gatos con alimentos convencionales, en algunas ocasiones se puede recomendar la alimentación con dietas específicas de prescripción, como en los gatos con insuficiencia renal crónica, en los que las dietas bajas en proteínas y fósforo a menudo resultan beneficiosas.

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