La enfermedad discal intervertebral, una causa frecuente de problemas neurológicos en perros

Esta dolencia, comúnmente llamada hernia discal, puede originar desde dolor espinal hasta parálisis de las extremidades. En este artículo revisamos los aspectos básicos de la etiología y patogenia, diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad discal intervertebral.

12/05/2016

La enfermedad discal intervertebral (EDI) es una de las causas más habituales de enfermedad neurológica en perros. A lo largo de la columna, los discos intervertebrales se sitúan entre los cuerpos de las vértebras (excepto entre la primera y segunda cervicales y las vértebras sacras) justo por debajo de la ...

La enfermedad discal intervertebral (EDI) es una de las causas más habituales de enfermedad neurológica en perros. A lo largo de la columna, los discos intervertebrales se sitúan entre los cuerpos de las vértebras (excepto entre la primera y segunda cervicales y las vértebras sacras) justo por debajo de la médula espinal. Los discos intervertebrales proporcionan resistencia y estabilidad a la columna vertebral frente a las diferentes fuerzas a las que ésta es sometida, amortiguando los impactos que recibe durante la actividad del animal. El disco intervertebral consta de dos partes: el anillo fibroso y el núcleo pulposo. El anillo fibroso es la parte más externa y está formado de fibras de colágeno dispuestas formando capas alrededor de una matriz fibrocartilaginosa. El núcleo pulposo es la parte interna del disco intervertebral, compuesto por una matriz de agua y proteoglicanos.

La degeneración de los discos intervertebrales se produce con la edad y existen dos tipos: degeneración condroide y degeneración fibroide. La degeneración condroide se caracteriza por una pérdida del contenido en agua y proteoglicanos del núcleo pulposo, junto con un incremento de colágeno. Estas alteraciones hacen que el disco pierda sus propiedades biomecánicas habituales, lo cual predispone a su herniación. Es la que afecta habitualmente a las razas condrodistróficas como el Teckel (también Bulldog Francés, Pekinés, y Shih Tzu, entre otras), iniciándose el proceso durante el primer año de vida del animal. Este tipo de  degeneración hace que, en muchas ocasiones, los discos se calcifiquen, siendo visibles radiográficamente.

Aunque todos los discos intervertebrales pueden sufrir calcificación, son los situados entre la décima y decimotercera vértebras torácicas (T10-T13) los más frecuentemente afectados. La importancia clínica de los discos calcificados reside en que éstos tienen un riesgo más alto de herniarse y, si son varios, también aumentaría, por tanto, el riesgo de que el animal tenga varias hernias discales en su vida. El segundo tipo de degeneración discal es la degeneración  fibroide. Se produce generalmente en perros de edad avanzada (mayores de 7 años) y razas no condrodistróficas como, por ejemplo, el Pastor Alemán. Se caracteriza por un aumento del colágeno del núcleo pulposo y degeneración del anillo fibroso. No suele ir asociada a la calcificación del disco.

Existen dos tipos de hernias discales. En primer lugar, la extrusión discal (hernia discal Hansen tipo I), generalmente está asociada a la degeneración condroide. En este caso, se produce una rotura de la parte superior del anillo fibroso con salida del material del núcleo pulposo al canal vertebral, originando compresión de la médula espinal y/o las raíces nerviosas. Este es el tipo de hernia discal más frecuente en la raza Teckel y, en general, en las razas de tipo condrodistrófico. El otro tipo de hernia discal es la protrusión discal (hernia discal Hansen tipo II), asociada a la degeneración de tipo fibroide y razas no condrodistróficas. Se origina una disminución del grosor y fuerza en la porción superior del anillo fibroso, lo que obliga al material del núcleo pulposo a desplazarse hacia arriba. La compresión medular es secundaria a la presión que ejercen el tejido deformado del anillo y el núcleo sobre la médula, pero sin que haya salida de material al canal medular. Ocasionalmente, se pueden ver protrusiones discales en razas condrodistróficas.

Aunque la degeneración discal comienza cuando los perros condrodistróficos tienen pocos meses de edad, los signos clínicos no suelen aparecer hasta los 2 años de vida, y la mayoría de los perros afectados muestran síntomas entre los 3 y 7 años. La sintomatología asociada a la hernia discal dependerá de la localización de la lesión en la columna vertebral (cervical, toracolumbar o lumbosacra). Las hernias discales cervicales suelen originar dolor marcado, con vocalización espontánea del animal al moverse, espasmos musculares y postura de cuello bajo. Además, estos animales son reacios a andar. En ocasiones, también causan déficits neurológicos obvios con dificultad del animal para caminar, incoordinación y debilidad de las cuatro extremidades. (…)

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