Hay que tener en cuenta que los pacientes son algo más que "animales de compañía". Así lo subraya Elena Carretón, veterinaria e investigadora en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Abor­damos con ella el nuevo concepto de práctica veterinaria más respetuosa. "Hoy en día, forman parte de la familia, y los vínculos afectivos que tenemos con ellos pueden llegar a ser tan intensos como con cualquier ser humano", afirma. Añade que "no es necesario hacer grandes cambios en la clínica para llevar a cabo una práctica más respetuosa".

Explica que en su equipo tratan a sus pacientes con el máxi­mo cuidado con el objetivo de minimizar el estrés durante la consulta y durante las pruebas diagnósticas que llevan a cabo (radiografías, ecocardiografía, analítica, etcétera). También dedican un buen rato a hablar con el propietario, a escuchar todo lo que tenga que decir y asegurarse de que les ha enten­dido correctamente.

"Por supuesto, todo el equipo de cardiología estamos continua­mente formándonos para cumplir con nuestra responsabilidad como profesionales. Somos un hospital universitario y es impor­tante que los estudiantes comprendan y se familiaricen con este tipo de práctica, para que después completen ellos su propia formación hacia una clínica más respetuosa", indica.

Confirma que, precisamente, los responsables de los animales cada vez son más exigentes con el cuidado veterinario de sus mascotas. "Afortunadamente, este nuevo paradigma social, en el que la mascota pasa a ser un miembro más de la familia, ha creado una mayor conciencia sobre la salud de los animales de compañía", certifica. Apunta que los propietarios se preocupan más por su salud y bienestar, se informan mejor y exigen la me­jor atención. Comenta, asimismo, que, por suerte, el concepto de "qué caro es el veterinario" está desapareciendo, gracias a un propietario mucho más informado y consciente. Según sus palabras, "los precios más baratos ya no es lo primero que un cliente demanda, sino la mejor calidad en la práctica clínica y mejores conocimientos médicos".

Carretón es experta en dirofilariosis. De hecho, es presidenta de la European Society of Dirofilariosis and Angiostrongylosis (ESDA). Le preguntamos en qué consiste esta enfermedad producida por un nematodo (gusano) y cuáles son los últimos avances más destacables que se ha descubierto reciente­mente. "La dirofilariosis, también conocida como el ´gusano del corazón´, está producida por el parásito nematodo llamado Dirofilaria immitis. Éste es transmitido por la picadura de mos­quitos tanto a perros, como gatos y hurones. Existen, además, otros hospedadores accidentales, como el ser humano. Tras ser infectados por el mosquito, estos parásitos van a pasar de tener inicialmente un tamaño microscópico a medir hasta 30 centímetros una vez que han llegado a su destino final, que son las arterias pulmonares y el corazón derecho", precisa. Su presencia va a producir desde muy temprano alteraciones en el endotelio vascular y en el parénquima pulmonar, que va a provocar desarrollo de hipertensión pulmonar e insuficiencia cardiorrespiratoria, principalmente.

Puntualiza que, en los últimos años, se han llevado a cabo numerosos avances gracias a los grupos de investigación dedicados a este parásito. "Estos avances están enfocados principalmente en la epidemiología, diagnóstico, prevención, tratamiento, e interacción parásito-hospedador. Son muchos para mencionarlos uno por uno, pero sí me gustaría destacar los estudios que demuestran la gran expansión de la dirofilariosis a zonas cada vez más al norte de Europa; también aquellos enfoca­dos en el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico enfocadas en la especie felina", declara. Debido al creciente problema de la presencia de cepas resistentes que tienen en el continente americano, existen numerosos estudios enfocados en buscar nuevos métodos de prevención.

Del mismo modo, se han publicado nuevos protocolos de tratamiento adulticida cuyo objetivo es ser más eficaces y menos peligrosos para el paciente. Finalmente, destaca los trabajos dirigidos al ser humano como hospedador accidental, con estudios serológicos que demuestran elevados riesgos de contagio en zonas endémicas y el proyecto que están desa­rrollando actualmente, dirigido a estudiar la posible influencia de la dirofilariosis en el desarrollo de alergias en personas.

"Ha sido un honor hacerme cargo de la ESDA", expresa. Esta so­ciedad reúne especialistas de todos los campos (veterinarios, parasitólogos, médicos, etcétera); lo que permite una puesta en común de nuevos estudios y hallazgos científicos, fomenta la colaboración interdisciplinar entre investigadores y sirve como herramienta de apoyo a profesionales, como es el caso de los veterinarios clínicos, aportando información sobre los últimos avances en diagnóstico, tratamiento y prevención.

Recuerda que, cuando se presentan, los perros muestran principalmente síntomas cardiorrespiratorios: tos seca, disnea, intolerancia al ejercicio, pérdida de peso, etcétera. Los gatos, en cambio, presentan un abanico de síntomas más variado, desde disnea hasta vómitos o signos neurológicos, que des­pistan más a la hora de establecer el diagnóstico diferencial.

¿Cómo se puede tratar? ¿Y prevenir? Responde que existe tra­tamiento farmacológico adulticida para eliminar los parásitos. Carretón comunica que "cada vez se desarrollan protocolos de tratamiento más eficaces y más seguros para los pacientes, pero el tratamiento de esta enfermedad nunca está exento de riesgo, principalmente por el desarrollo de tromboembolismos pulmonares". "Existe la opción de la eliminación quirúrgica de los gusanos en perros con elevadas cargas parasitarias, si bien tam­bién supone un riesgo", informa. Por ello, lo mejor es prevenir la enfermedad. Para ello, hay fármacos específicos, denominados lactonas macrocíclicas, que se comercializan en diferentes presentaciones (spot on, comprimidos o inyectables) y que presentan una eficacia virtual del 100%.

Situación de la especialidad cardiológica

El aumento en la esperanza de vida de perros y gatos tiene como consecuencia un incremento de las enfermedades car­diacas, ya que éstas son más habituales en pacientes geriatras. "Sin duda, el número uno de la cardiología es la enfermedad degenerativa de la válvula mitral. Es la cardiopatía más común en perros de pequeñas razas. En razas grandes, la miocardiopatía dilatada también la vemos con bastante frecuencia. En el gato, la miocardiopatía hipertrófica es la patología cardíaca que más observamos", dice. Aunque menos frecuentes, "podemos encontrar patologías congénitas en cachorros y perros jóvenes, especialmente en algunas razas".

Tratamos con Carretón sobre el momento en el que se en­cuentra la especialidad cardiológica en la veterinaria. Asevera que los propietarios demandan y agradecen que sus mascotas puedan ser tratadas por especialistas cuando es necesario. "Queda ya muy lejos la figura del veterinario que administraba ´la pastilla del corazón´ a un paciente porque había escuchado un soplo. Ahora, se realizan pruebas complementarias que per­miten realizar estudios minuciosos del paciente, como es el caso del diagnóstico por imagen o las analíticas serológicas", cuenta. Los tratamientos varían en función de la enfermedad cardiaca y del estadio, y las opciones diagnósticas y terapéuticas cada vez son más amplias y eficaces. En este sentido, la especialidad de cardiología ha dado un salto exponencial, "las publicaciones científicas aparecen a un ritmo vertiginoso y el especialista dedica gran parte de su tiempo a estar al día en su formación".

Opina que no se requiere una inversión económica importan­te para lograr un buen diagnóstico cardiológico y que "una buena formación es muchísimo más importante". Un buen fo­nendo, un electrocardiógrafo y un aparato de radiología están disponibles en casi todas las clínicas, y son las herramientas básicas para llevar a cabo un buen diagnóstico cardiológico. Recomienda disponer de un ecógrafo que permita realizar ecocardiografías con un mínimo de calidad o, como alternati­va, colaborar con alguno de los numerosos profesionales que ofrecen sus servicios de ecocardiografía.

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