Desde que en 1992 comenzara a dedicarse a la clínica de pequeños animales, muchas son las experiencias acumuladas de Pedro Ruf. "En 1997 decidí abrir Clínica Veterinaria Arganzuela. Se trata de un centro mediano con dos veterinarios y dos asistentes a media jornada. Mi principal interés profesional ha estado relacionado con la medicina interna y la medicina preventiva, pe­diatría y geriatría veterinaria".

Largo recorrido vivido por este avezado veterinario que no por empezar pronto ha dejado de aprender. "Mi trabajo diario se centra en pasar consulta general y gestión integral de mi centro veterinario. Simultáneamente soy vocal de la junta de gobierno del colegio de veterinarios de Madrid y vicepresidente de AMVAC".

Experiencia en la actividad colegial que le ha servido para conocer aún más, si cabe, la profesión. "Me gusta pensar que contribuimos decisivamente al bienestar no solo de los animales, sino además de los propietarios que quieren disfrutar de un animal de compañía en su hogar sin riesgos". Para ello, es preciso "infor­mar con coherencia, conocimiento y veracidad a los propietarios y acompañar con nuestro asesoramiento profesional durante toda la vida a los pacientes. Ésta es sin duda alguna una de nuestras gran­des responsabilidades que debemos liderar como profesionales".

Y es que a pesar de la labor esencial que realiza la veterinaria en el ámbito de la salud humana y animal aún falta un mayor reco­nocimiento social. "Ser valorados como profesionales sanitarios es una de nuestras demandas como colectivo. Pero también hay otros aspectos como la competencia desleal basada en políticas de precios agresivos que están haciendo mucho daño a nuestro sector". En este sentido "hay que reflexionar desde el conocimiento en gestión empresarial sobre la necesidad de optimizar nuestra rentabilidad en favor de la calidad, y no de la cantidad".

Claro está, todo ello con una empatía hacia y con el cliente. "Consolidar el vínculo emocional del propietario con su mascota hace que la relación con nuestros clientes se base en afianzar unas relaciones afectivas basadas en el trato más personalizado que los centros pequeños sabemos explotar". ¿Cómo se consigue esto? "Esforzándonos en ser los referentes informativos de cualquier aspecto relacionado con nuestros pacientes".

Otro aspecto primordial es apostar por la calidad de los servi­cios. "Esto es, dotar de valor añadido nuestro trabajo e invertir en la prevención. Son dos herramientas sólidas que pueden hacer que sobrevivamos con éxito en entornos comerciales cada vez más competitivos".

Por tanto, calidad en la cartera de servicios y trato personali­zado son cuestiones claves. "Debemos apostar firmemente por la gestión activa de nuestros negocios y deberemos invertir en profundizar en ese conocimiento o delegar en profesionales la toma de decisiones. Cuidar de nuestros pacientes es compatible con el desarrollo de nuestras empresas". Y es que uno de los mayores retos de la profesión está precisamente en "perder el control de nuestros negocios por la competencia de grandes grupos inversores".

En definitiva, profesionalización y valentía para un sector que tiene mucho futuro. "Somos los profesionales más cualificados para educar en la tenencia responsable. No debemos tener miedo a ser nosotros mismos y no debemos permitir que otros asuman el liderazgo en el cuidado de las mascotas".