"La ciudadanía, y parte de la profesión, debe comprender que la etología es una disciplina científica"

Cuando hablamos de etología nos referimos a la ciencia que estudia el comportamiento. La parte que se aplica a la veterinaria es una rama de la etología aplicada: la etología clínica veterinaria.

16/07/2020

Explica Silvia de la Vega, veterinaria etóloga, colabora­dora del equipo del servicio de referencia Etología Veteri­naria, que la etología clínica "se ocupa de los problemas de conducta de los animales a cargo del hombre, y de la interrelación de estos con la salud, el bienestar y el funciona­miento del animal ...

Explica Silvia de la Vega, veterinaria etóloga, colabora­dora del equipo del servicio de referencia Etología Veteri­naria, que la etología clínica "se ocupa de los problemas de conducta de los animales a cargo del hombre, y de la interrelación de estos con la salud, el bienestar y el funciona­miento del animal en su entorno, incluyendo el vínculo con sus cuidadores".

Este término resulta familiar para los propietarios de mascota y, sin duda, es conocido para los veterinarios. Si bien, Silvia de la Vega destaca que, en muchos casos, los propietarios no sa­ben que se trata de una disciplina científica. En todo caso, esta disciplina "es fundamental para poder proporcionar el bienestar que requieren los animales a nuestro cargo para encarar los pro­blemas que surgen en la convivencia y que pueden, incluso, llevar a la ruptura del vínculo entre el cuidador y su mascota, y también ayuda en la detección precoz de muchos procesos patológicos orgánicos", remarca la veterinaria.

¿Qué beneficios aporta?

La etología clínica veterinaria, según la profesional, facilita la con­vivencia entre las personas y sus animales de compañía, haciendo que ésta sea más satisfactoria para todos. Además, también mejo­ra la comprensión de las necesidades conductuales relacionadas con el bienestar animal, como la ausencia de miedo o estrés, y la necesidad de expresar conductas típicas de la especie.

Cómo se aplica la etología clínica veterinaria

Silvia de la Vega enumera los diversos pasos de aplicación de esta especialidad dentro del sector veterinario. "Se recoge infor­mación (mediante una entrevista a los propietarios, grabaciones de vídeo, observación directa, test de conducta...) sobre la conducta observable del animal, su estado de salud y el funcionamiento del animal en su entorno y unidad familiar, para llegar a un diagnóstico de por qué hace lo que hace".

Así, se puede instaurar el tratamiento médico o conductual más apropiado para cada caso y para las circunstancias particulares del mismo. "El tratamiento puede incluir cambios en el entorno, en la manera de comunicarse o relacionarse con el animal, terapias de modificación de conducta para reducir o eliminar reacciones nega­tivas ante el estímulo y/o proveer de estrategias de afrontamiento, administración de sustancias que reduzcan la ansiedad, entre otros".

En el servicio de referencia Etología Veterinaria, en el que colabo­ra la veterinaria Silvia de la Vega, se busca realizar un diagnóstico correcto del problema de conducta, "de manera que podamos ele­gir el tratamiento más adecuado para ese caso particular. Después, nuestro trabajo consiste en acompañar al propietario a lo largo del proceso, ya sea asistiendo a sus dudas, supervisando y ajustando el tratamiento en función de la evolución o bien realizando directa­mente con él los programas de modificación de conducta".

Según la veterinaria, el tratamiento consiste en una serie de estrategias para mejorar la convivencia con el animal. Puede incluir una o varias de tales estrategias:

- Establecer nuevas formas de comportarse y relacionarse con el animal para promover en él conductas adecuadas.

- Realizar ejercicios de modificación de conducta: son ejercicios específicos y programados para cambiar conductas concretas.

- Introducir cambios en el entorno y el manejo: a veces es importante hacer cambios en la forma en que tenemos organizados las rutinas, los espacios y los objetos de nuestra casa.

- Utilizar psicofármacos, nutracéuticos y/o feromonas: aunque en pocas ocasiones esta estrategia constituye por sí sola una solución del problema, puede ser necesaria para facilitar el tratamiento y mejorar el bienestar del animal.

- Esterilizar al animal: en determinados casos puede estar in­dicado para mejorar su conducta, para lo cual se remitiría al veterinario.

- Enseñar educación canina: como apoyo al tratamiento de modificación de conducta, facilitar el manejo del perro y como herramienta para mejorar la convivencia.

¿Cómo se educa a una mascota?

Silvia de la Vega da a conocer que lo principal es que la persona que se proponga adoptar un animal de compañía tenga una idea general adecuada sobre lo que es la especie, sus necesidades y la manera en que aprende y se relaciona con ellos. "Todavía hay mu­cha información equivocada y sin base científica que se da por cierta e, incluso, se promociona a través de programas de televisión, como es el caso de la teoría de la dominancia en perros, que confunde a los propietarios y les lleva a implementar estrategias y formas de manejo obsoletas que impactan negativamente en el bienestar de su mascota y en la relación que esta tendrá con ellos. En muchos casos suponen un riesgo para la seguridad de personas o animales".

Igualmente, en el ámbito clínico, el principal reto para la profesional es que el propietario comprenda la naturaleza real del problema y los objetivos del tratamiento, por qué le pedimos que haga lo que haga. "Esto se complica si hay varios miembros en la familia que pueden tener concepciones diferentes sobre las cosas". Explica que, adicionalmente, el entorno, muchas veces, resulta una gran barrera en el tratamiento, como sucede con muchos animales que se crían en entornos rurales y luego son insertados en entornos urbanos, cuando no están preparados para ello, viviendo aterrorizados por la cantidad de ruidos y otros estímulos de las ciudades.

Por otro lado, Silvia señala también que los retos de la etología veterinaria pasan porque la ciudadanía (y todavía una parte de la profesión veterinaria, aunque cada vez menor) "comprenda que es una disciplina científica y, como otras, algo en constante evolución, pero siempre basada en lo que la ciencia conoce en ese momento".

La profesional reconoce que todavía queda mucho trabajo por hacer a la hora de integrar la etología clínica veterinaria con las otras especialidades veterinarias. "El diagnóstico diferencial de los proble­mas médicos relacionados con un problema de conducta requiere del trabajo coordinado entre distintas especialidades y de la confianza (y formación) del facultativo en que existen otros signos conductuales de la enfermedad, además de los que está acostumbrado a ver".

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