La pandemia deja al descubierto la falta de políticas públicas de protección de las mascotas

La ausencia de respuesta institucional y políticas activas para la custodia de animales, cuyos tutores han sido hospitalizados o han fallecido a causa del coronavirus, ha dejado a muchos animales y entidades protectoras en situación de vulnerabilidad.

25/06/2020

El Instituto de Políticas Públicas de Protección Animal (IPPPA) alerta de las graves consecuencias que ha tenido y continúa teniendo la situación de pandemia entre nuestros animales. "La crisis dejó en evidencia la deuda histórica que tiene el sector público con las políticas de protección animal, a las que está obligado ...

El Instituto de Políticas Públicas de Protección Animal (IPPPA) alerta de las graves consecuencias que ha tenido y continúa teniendo la situación de pandemia entre nuestros animales.

"La crisis dejó en evidencia la deuda histórica que tiene el sector público con las políticas de protección animal, a las que está obligado por diversas normativas", advierte Anna Mulà, abogada especialista en derecho animal y portavoz de este instituto.

Solo a modo de ejemplo el organismo señala algunas de las casuísticas que se han producido por la ausencia de una estructura institucional preparada:

- Falta de alternativas de custodia para los animales de las personas hospitalizadas o puestas en observación por haberse contagiado del coronavirus. Los animales han quedado solos en viviendas o bajo la tutela temporal de entidades protectoras o de las y los vecinos que, con buena voluntad, los cuidan y alimentan.

- Paralización de miles de acogidas y adopciones, al estar cerradas protectoras y refugios. Las administraciones municipales han hecho oídos sordos a las peticiones civiles e instrucciones del gobierno central de facilitar las adopciones como medida necesaria para garantizar un hogar a muchos animales que, tanto física como psicológicamente, han sufrido situaciones límite. Cabe señalar que tampoco se han facilitado equipos de protección (EPis) al personal de refugios y personas voluntarias; ni siquiera en actuaciones de rescate o ingreso en estos centros.

- Previsión de incremento de abandonos. A pesar de que todavía no hay cifras oficiales, el hecho de que refugios y protectoras estuvieran cerrados durante el confinamiento, junto a la situación de enfermedad y hospitalización de millones de personas, hace prever un importante repunte de animales abandonados.

- La compra y venta de animales por internet, sin freno ni control alguno. Mientras las entidades civiles tienen que soportar el peso de miles de animales abandonados cada mes en todo el Estado, con políticas públicas muy tímidas en sus objetivos a la vez ineficientes en su gestión, el comercio de animales online mantiene su actividad sin límite alguno, insuflando aún más el número de animales disponibles totales y por tanto perjudicando las arcas públicas con aquellos que no consiguen un hogar o que son abandonados.

- Desatención de colonias de gatos ferales. La normativa aprobada ad hoc sólo facultaba legalmente la alimentación y gestión de aquellas que estaban autorizadas por los consistorios. Un hecho que solo cubre a una minoría de felinos en estas colonias.

- En cuanto a la proliferación de fauna silvestre en zonas urbanas y periféricas debido a la menor movilidad humana durante el tiempo de encierro, "la única respuesta institucional para su control ha sido proponer cacerías, cuando hay experiencias alternativas, ya en funcionamiento, que abogan por el uso de jaulas de trampeo para reubicar a los animales capturados y reflectores para la prevención de accidentes, entre otros" subraya Mulà, quien recuerda que "si algo debe aprenderse de la pandemia es que la biodiversidad es nuestro seguro de subsistencia en este Planeta, nuestra barrera natural entre el ser humano y los virus: menguarla es un suicidio"

En consecuencia, el IPPPA propone un cambio profundo de las políticas públicas de protección de los animales.

"Es necesario concienciar, transformar mentalidades y acciones públicas; los países que triunfan en estas políticas son aquellos que cambiaron la perspectiva hacia la convivencia responsable" afirma esta experta en protección animal y portavoz del IPPPA, que se erige como una comunidad educativa destinada a proporcionar a las administraciones públicas y gobiernos asesoramiento y formación técnica en materia de protección animal.

Ante esta situación, el IPPPA, proyecto impulsado por la Fundación Franz Weber, quiere aportar su grano de arena para mejorar la situación de extrema vulnerabilidad de miles de animales en toda España tanto durante como tras el Estado de Alarma. Para ello ha puesto a disposición de las administraciones públicas un curso online gratuito "Convivencia responsable en tiempos de coronavirus"; una formación disponible a través de su plataforma de e-learning que tiene por objetivo final "fomentar políticas públicas de protección animal basadas en lograr una convivencia responsable y armoniosa entre la ciudadanía y los animales de familia, durante y tras el Estado de Alarma". Para la consecución de este objetivo último, se enseña al alumnado a reconocer el marco legislativo general y el alcance competencial existente referente a los animales de familia, así como la normativa específica aprobada durante el Estado de Alarma, que tendrá una gran relevancia en la gestión del post confinamiento. También se enseña a identificar los cuidados veterinarios y etológicos básicos que necesitan los animales de familia, y a detectar las dudas más frecuentes de la ciudadanía y resolverlas de forma adecuada. Del mismo modo se proponen programas concretos de educación en colegios y escuelas, como mecanismo para llegar a la mayor parte de los hogares españoles.

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