"El manejo terapéutico es uno de los principales problemas con los pacientes felinos cardiópatas"

La prevalencia de las enfermedades cardíacas congénitas apenas supone el 1,5% en gatos, pero en las adquiridas pueden alcanzan hasta el 40%.

09/06/2020

La edad media de vida de los gatos se sitúa en torno a los 12 años y hay estudios que indican que, en los últimos años, su esperanza de vida se ha incrementado en un 10% debido a los avances en la medicina veterinaria y a la especialización. "Cada vez ...

La edad media de vida de los gatos se sitúa en torno a los 12 años y hay estudios que indican que, en los últimos años, su esperanza de vida se ha incrementado en un 10% debido a los avances en la medicina veterinaria y a la especialización. "Cada vez más se tiende a la especialización veterinaria y eso está ligado a la demanda del sector, ya que hoy en día ha aumentado la tenencia de mascotas y, por tanto, hay una mayor conciencia y mayor exigencia en la salud de nuestras mascotas", explican Javier Engel y Alicia Fernández, responsable y veterinaria internista, respectivamente, del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad CEU Cardenal Herrera (HCV CEU).

Ambos señalan que la cardiología veterinaria entra también en esa tendencia. "En España cada vez contamos con más compañeros dedicados a la cardiología veterinaria distribuidos por toda la geografía, creando inclusos grupos de trabajo especializado".

En el caso de la cardiología, recuerdan, se cuenta con el Grupo de Especialidad en Cardiología (Gecar) de la Asociación de Vete­rinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa).

Según estudios recientes, la prevalencia de las enfermedades cardíacas adquiridas en los pacientes felinos está en torno a un 14-40%, mientras que en el caso de las enfermedades cardíacas congénitas apenas suponen un 1,5%. "Dentro de las enfermeda­des cardíacas adquiridas, la que se observa con mayor frecuencia en la clínica es la cardiomiopatía hipertrófica, con una prevalencia media del 15% según algunos estudios. En ciertas razas, como el Maine Coon, la prevalencia aumenta al 39% y en los Ragdolls al 27%", explican.

Otras cardiopatías adquiridas, con una prevalencia menor, son la cardiomiopatía restrictiva, la cardiomiopatía dilatada, la cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho o la cardiomiopatía no clasificada. "En el caso de las cardiopatías congénitas, son poco frecuentes en la especie felina, y se pueden observar defectos del septo interatrial o interventricular, displasia de las válvulas atrioventriculares (tricúspide o mitral), conducto arterioso persistente, tetralogía de fallot, estenosis pulmonar…", in­dican los veterinarios, que apuntan que la edad de presentación de dolencias cardíacas en gatos es muy variable.

En todo caso, añaden, "las cardiopatías congénitas por lo general suelen asociarse a pacientes felinos jóvenes, y en el caso de las cardio­patías adquiridas, en concreto en la cardiomiopatía hipertrófica, se ha observado que la prevalencia aumenta con la edad del paciente".

Soplo cardíaco

Engel y Fernández también apuntan que los gatos cardiópa­tas, en la gran mayoría de casos, no evidencian síntomas hasta que están descompensados: "De forma precoz se puede auscul­tar un soplo cardíaco o detectar arritmias en la exploración física, pero se ha observado en algunos estudios, como en el de V. Luis Fuentes con 780 gatos, que la prevalencia de soplo cardíaco en gatos sanos fue del 40,8%, y de éstos el 70,4% de los soplos eran funcionales, es decir que no presentaban patología cardíaca".

Por ello, muchos gatos pueden presentar soplo y no tener pa­tología estructural cardíaca, "sino que sean soplos fisiológicos o asociados a enfermedades no cardíacas como un hipertiroidismo o una hipertensión sistémica". El motivo de consulta principal en el caso de gatos con patología cardíaca que acuden al hos­pital en el que trabajan ambos veterinarios suele ser el distrés respiratorio debido a un derrame pleural o edema pulmonar. "Otro porcentaje menor de gatos pueden acudir por síncopes o parálisis/paresia de alguna extremidad debido a un tromboem­bolismo y, en menor frecuencia, acuden por anorexia, letargia o distensión abdominal (acúmulo de líquido en abdomen)", seña­lan Engel y Fernández.

Respecto al tratamiento de estas patologías, explican que algu­nas congénitas se pueden tratar con cirugía correctiva, como es el caso del conducto arterioso persistente, y las adquiridas o con­génitas no operables con tratamiento médico. "Las terapias médi­cas van dirigidas a mejorar la perfusión, la contractibilidad cardíaca, controlar la frecuencia cardíaca, aumentar el gasto cardíaco, reducir la congestión (derrames o edema de pulmón) y evitar la formación de trombos", añaden, indicando que "uno de los principales proble­mas con los pacientes felinos cardiópatas es el manejo terapéutico, ya que en muchas ocasiones no toleran los tratamientos o incluso algunos llegan a tener aversión a la comida y dejan de comer".

Guías internacionales

Ante estas situaciones, en pacientes que necesitan tratamien­to multimodal, "nos vemos obligados a seleccionar el tratamien­to más necesario o más imprescindible". Asimismo, recuerdan que hasta el momento no existen protocolos establecidos en cardiología felina en cuanto al tratamiento estandarizado, sino que los tratamientos se basan en los estudios que se han ido realizando en el último tiempo. En este sentido, señalan que en 2020 está previsto que se publiquen las líneas guías inter­nacionales del diagnóstico, tratamiento y monitorización de la cardiomiopatía hipertrófica felina por el Colegio Americano de Medicina Interna (ACVIM), al igual que se hizo con la en­fermedad mixomatosa de la válvula mitral crónica en el perro.

El diagnóstico de las enfermedades cardíacas se realiza, en la mayoría de patologías, mediante ecocardiografía, "aunque en algunas patologías arritmogénicas es necesario la realización de un Holter, que consiste en un dispositivo que registra la acti­vidad eléctrica del corazón durante 24 horas". Los veterinarios del HCV CEU mencionan además que, en los últimos años, se han estudiado los biomarcadores cardíacos para la detección de enfermedad cardíaca, que consiste en la medición sanguínea de NP-proBNP o la Troponina I: "En gatos se han hecho muchos estudios de estos biomarcadores y, en la actualidad, se utiliza el NP-proBNP en los casos de pacientes felinas con distrés respiratorio para valorar si presentan enfermedad cardíaca o respiratoria".

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